Gee♥ // Bren♥ // Max♥ // Add♥

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mis 4 amores = hermosos preciosos perfectos heavys talentosos y sexys ♥

jueves, 20 de mayo de 2010

cap parte 2: calor a fricción ¿o solo es mi compañia?

Girls!!!!! hola chikisss!!!!! cmo están??? mmm... no me comentaron nada en el cap anterior :( ... bueno, espero que haya sido porque esperaban la segunda parte del capitulo... ACA ESTÁ!!!!!! ajjajajaja ehhhmmmm.... datos importantes de este cap!!! 1- presten atención a las palabras de Max, son muy importantes, si bien puede que no las entiendan ahora o no les encuentren un sentido, ya lo van a encontrar más adelante. 2- presten atención a las variaciones de humor de los dos personajes a lo largo del cap. 3- presten atención tambien a lo que Kmi relata sobre la relación física entre los 2. ^^estas son pistitas para que saquen con más rapides de que va la historia^^ --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------




Giré con cuidado, la mirada de un verdadero monstruo en potencia me observaron con crudeza. Todo eso…? Todo! Todo para ser comida por un vampiro?! Evalué por un milisegundo el último rostro que vería, no… no creía por ninguna circunstancia que Máximo pudiera liquidarme…NO, definitivamente no… podría decirse que hasta lo veía en sus ojos, podría decirse que hasta su mirada me gritaba que lo tentara al tope, que le tapara la boca con una objeción que ni el mismo podría negar… Jamás hubiera creído que mi deseo antes de morir fuera dejar mal parado a un vampiro sexy, pero así eran las cosas… una mierda! Lo pensé un milisegundo mientras su respiración bronca de pura ira chocaba contra mi rostro… su aroma, el aroma que expedía su cuerpo era exquisito.

- Histérico – le dije con una calma claramente fingida – poco hombre, mira que discutir de esa forma con una menor… - megué con la cabeza, algo me decía que cada cosa que decía le molestaba, lo que en cierta forma me dejaba más… ¿tranquila? Observé como sus músculos se tensaron de ira… enojado o no, era lo más hermoso que yo hubiera visto.

Estiré mi mano y sentí un escalofrío cuando mi mano hizo contacto con su pecho helado y musculoso, debajo de la piel se sentía su lento y casi imperceptible palpitar.

Uh… , pensé con satisfacción cuando sus músculos se remarcaron debajo de mis dedos. Concentración… concentración

Lo miré a los ojos para distraerme… me impresionó un poco, pues sus ojos eran de un color níveo transparente… le sonreí con maldad, aún podía enojarlo un poco más…

- A ver si maduras algún día… - le sonreí con odiosa determinación y palmee su pecho 2 veces, luego, terminando como las reinas, salí de la habitación por la puerta más cercana, de todas formas, muriera o no, esa era una posibilidad de escape…

Cuanto habré caminado antes de que Max me interceptó…? Ehmm… 2 pasos a lo sumo? Sea como sea, su figura masculina apareció frente a mis ojos en un santiamén.

- Creías que sería tan facil?? – preguntó sonriendo burlonamente – una pista: NO.
- Que insoportable… - no sabía como o por qué lo hacía, pero por ese tiempo siempre tenía una carta bajo la manga, siempre sabía como evadir la situación con el uso de mis palabras… engañosas palabras. – no vive ni deja vivir. – me crucé de brazos para acentuar el tono.

Con satisfacción percibí la forma en que retrocedía 1 paso, me dejaba ver que en esa pulseada que luego comprobaría que no tendría fin, él me dejaba ganar. Sus facciones se suavizaron un tanto, evidentemente, mis instintos no fallaban.

- Por qué tienes que hacerlo? Por qué ayudar a 5 ascesinos…?

Sus preguntas me dejaron helada, jamás me había puesto a pensar en ellos de esa forma… por lo menos nunca así. Ascecinos… lo eran. Solo bastaba con mirarlos unos minutos… de cuerpos tentadores, agiles y fuertes, mirada perturbadora y gestos atrayentes… el perfecto predador. Miré a Max de refilón, su cuerpo relajado se remarcó debajo de su remera fina color blanco. En verdad, el silencio me estaba matando… pero era en verdad a mi que me mataba? O solo era un sentimiento ajeno?

- Porque… - callé un segundo. Cómo decirlo…? Cómo explicárselo a él…? – porque lo necesito… - exacto, ni más ni menos. Eso era lo justo, no sabía por qué lo hacia, pero si sabia que quería hacerlo…

Lo miré de soslayo, su quietud era demasiado extrema para mi gusto. Ya me la conocía, se notaba que era de familia lo de quedarse muy quieto… en fin, sea como sea, caminé a su alrededor unas 2 veces persibiendo que su quietud tenía para rato. Fue impulso. Acaricié el dorso de su mano con un dedo, su tacto era eléctrico. Calculé que hasta la puerta habría 2 pasos largos… era hora de terminar la “conversación”, adelanté mi pie para dar un paso, pero este ni siquiera tocó el suelo, pues 2 brazos helados se amarraron a mi cintura por atrás.

- Ey, ey, ey, ey, ey… a donde vas? – me dijo Max – todavía no terminamos de hablar…

Sus brazos me soltaron, pero por alguna extraña razón, no quería separarme de su piel, de seguro era el efecto vampiro… ese que los hacía perfectos para que les fuera más facil cazar gente como… como yo. No pude evitar mirarlo desconfiada.

- Encerio, quiero que hablemos, puede ser¿? – la amabilidad de su voz me sorprendió, rompiendo mis esquemas.
- Si… - susurré como idiota. – de q tenemos que hablar?
- Ven, siéntate… - quedé impresionada cuando toco una pequeña mesita y lo transformo en un puf. ´espero que no te moleste compartir el puf… - me sonrió cálidamente, tanto que me derretí por dentro.

Me adelanté y me senté a su lado, nuestros brazos se rozaban ligeramente, aunque no era intencional.
- Solo te haré una pregunta… por qué necesitas ayudarnos???

Lo razoné unos minutos
- Si tu estuvieras en mi situación ¿qué es lo que harías? – en verdad quería oir su opinión.
- Pues, lo mismo, supongo…
- Por qué?
- No lo sé – esa fue su simple respuesta
- Lo mismo siento yo… no puedo no hacer nada para ayudar cuando sé que soy capaz… - le dije gesticulándolo todo, como siempre hacía.
- Comprendo… pero nadie está diciendo que no eres capas de… - comenzó con voz comprensiva pero lo frené.
- No, no pasa por ahí… es otra cosa…

Su mano izquierda me palmeó el hombro con suavidad.

- No siempre lograras comprender todo… - rió como recordando algo – mirame a mi por ejemplo! Las cosas más importantes de mi vida aún no las comprendo! – la tristeza inundó su rostro por un momento, pero se recompuso en pocos segundos.
- Aún no creo que tengas 2536 años… - musité observando su rostro y plegando las rodillas para poder apollar mi mentón en ellas.
- 2525… - corrigió mirando el piso – pero así como me ves, tengo más de 2 milenios…
- Como lo hacen? – le pregunté mirándolo con curiosidad, quería saberlo todo, además, su voz me dejaba en las nubes, como que me daba un sueño raro. – cómo viven tanto tiempo sin aburrirse???

Me miró sonriendo.

- Muy pocas personas cuando se enteran de mi naturaleza preguntan eso… - pareció satisfecho de que le hubieran preguntado eso – y en realidad es una de las preguntas más importantes… digamos que… yo no he tenido tiempo de aburrirme aún…

Lo miré extrañada. ¿no había tenido tiempo? Eso no lo entendía… sus dedos distraídamente rozaron el dorso de mi mano, me estremecieron al primer contacto, no por el frío, sino por la electricidad que subió por mi brazo. Se alejó con rapidés.

- Lo siento… a mi no me gusta ser tan frío tampoco… - sus labios hicieron algo así como un puchero, me dio demasiada pena como para no hacer nada.

Froté su antebrazo descubierto con mis manos, lo hice con fuerza, sabía que a él no le dolía. Luego para comprobar la temperatura apollé su antebrazo en mi rostro.

- Mira! – le sonreí lo más cálido que pude – está calentito…

Me miró y se llevó su antebrazo hasta su mejilla. Sonrió cuando sintió lo calentita que estaba su piel.

- Gracias enana… - musitó en el silencio mirándome con sus ojitos fuccias, era demasiado hermoso… lo quedé mirando como idiota, apreciando cada mueca de su rostro… todo en él me resultaba atractivo. – vamos, te llevo al cuarto de Julieta…
- Si… no tengo muy claro como llegar… - mentira, mi buena memoria me dicataba que volviera a la cocina y que subiera por la escalera que allí había, pero me callé la boca.

Tomó mi mano para ayudarme a levantarme, otra vez, su tacto era electrizante. Me levanté con facilidad.
- Ehm... te llevo a mi estilo ok? – comunicó el mientras miraba por la ventana más próxima.
- Tu es..? – mi grito desgarrador resonó por el pasillo Max frenó con vista desquiciada.
- Qué haces…? Me rompes el tímpano con tus grititos!!! – se quejó mientras caminaba conmigo en brazos.
- Bajame! – me removí un poco pero solo logré que me apretara más contra su cuerpo
- NO! La casa es grande, necesitamos andar rápido para no perder tiempo… - me miró – lo siento! Tengo que correr, así que no grites!

Comenzó a correr otra vez, ver todo borroso por la velocidad me desorientaba, me aferré a su camiseta con fuerza y cerré los ojos…

- Ehmm… Camila, me puedes soltar…? – me preguntó él con voz suave.
- Claro… - que vergüenza! Abrí los ojos y salté al suelo… siempre yo tan desubicada por la vida!!!! – gracias… - musité pero él ya no estaba…



--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- este posteo se ve desprolijo porque quería poestear rapidito... estoy muerta de sueño!!!! jajaja por favor comenten!!!!!! aunque parezca que no aprecio sus comentarios, no es verdad!!! los aprecio muchisimo!!!! son re importantes!!!!

lunes, 10 de mayo de 2010

ESTRATEGAS (Parte a)


Una gran casa de piedra de tres pisos… un pequeño patio con un caminito de piedras que conducía a un portal de hierro… un limonero de increíble tamaño rebosante de limones amarillos y enormes, demasiado enormes… esa era la casa de los Vílumet.

Cruzamos la verja y luego el portal de hierro blanco…

2 caras sonrientes nos esperaban. Una nívea, enmarcada por un cabello rubio y largo hasta la cintura, con ojos color lavanda, nariz pequeña y labios un tanto gruesos. La otra cara por el contrario no era pálida, más bien como la mía, tenía cabellos cortos, enrulados y negros y unos ojos del color de los zafiros de un tono azul eléctrico antinatural, sus labios eran carnosos y alrededor de ellos un poco de barba corta y cuidada color azabache.

- Hola! – me saludó abrazándome la rubia mujer – bienvenido a nuestra casa – dijo como en un canto de una soprano – yo soy brenda, la mamá de estos dos ángeles - me comunicó con una perfecta sonrisa señalando a Will y a Julieta
- Que exagerada… - susurró el hombre de rulos poniendo los ojos en blanco – Camila, soy cesar, el padre de estos 2 “angelitos” – pronunció la ultima palabra de forma sarcástica.
- Entramos? – nos apuró Máximo a mi espalda, parecía incomodo.

Cesar clavó los ojos en algún punto detrás de mi con seriedad y me miró por un segundo, o me pareció que lo había hecho. Solo supe que algo pasaba, no sabía que era, pero me sentía insegura, llena de miedo, aunque también estaba ¿aliviada?... todo era un mix de sensaciones sin sentido… pero por qué…?

- Entramos – afirmó brenda tomando la mano del padre de sus hijos y entrelazando los dedos con el mismo. Se veían muy lindos juntos, el contraste que generaban los hacían únicos: ella era delicada y femenina, como salida de un cuento de hadas. Él, por su parte, era de apariencia guerrera, cruda, dura, aunque en sus ojos azules había mucha bondad. Juntos brenda y cesar se complementaban como nadie, como si hubieran nascido para cuidarse el uno al otro, Cesar cuidando de la fragilidad de su mujer y esta última sacando lo tierno del hombre al que amaba.

Me dejé de ideas tontas sobre almas gemelas y me concentré en el camino. Pasamos por un pasillo de unos 4 metros de largo y salimos a un patio con una fuente circular en el centro. Alrededor del gran patio, rodeándolo, había una gran casa, que seguramente desde arriba pareciera una C de la dos rectos, como una E pero sin el palito del medio. La edificación era de piedra, de esas como las que había en los castillos, estaba llena de grandes ventanas de marcos de madera. Entramos a la edificación por una puerta de vidrio a una sala de paredes blancas, iluminada por un gran ventanal del cual llegaba la luz del sol del mediodía. Debajo del ventanal había un sillón de tres cuerpos de cuero negro. En el otro extremo de la sala había una gran biblioteca con libros muy antiguos y algunos pergaminos, como también algunos papiros muy antiguos. En el medio de la sala había una gran alfombra de un estilo muy árabe sobre la madera lustrosa del piso. En conclusión, era una sala de lectura.

- Julieta, ve a mostrarle la casa a Camila, por favor – le pidió Cesar a mi amiga.
- Ustedes 2, diablitos – exclamó brenda señalando a Máximo y a Will, esto me asombro, no por Will, si no por Máximo, porque de todos, él me parecía el más dominante, incluso más que Cesar. – vayan a ordenar sus cuartos ahora y Cesar no te rías que también te necesito…

Cesar, que hasta ese momento sonreía, se puso serio y entrecerró los ojos.

- Qué necesitas mi amor? – dijo el hombre con los dientes blancos apretados.
- Prepárale el cuarto a nuestra invitada para esta noche, por favor… - se acercó a su marido y se paró de puntillas para besar su mejilla, Cesar sonrió al instante, se le notaba la felicidad a kilómetros a la redonda.
- Epa! Y tu que vas a hacer??? Las cuentas no me cierran… - se quejó max en una posición relajada, me gustaba la mueca quejosa que ponía, como si fuera un
pequeño niño.
- Nada – respondió Brenda
- Eso no es justo!- le reprochó Max agachándose de hombros… ¿cómo podía ser tan hermoso?
- Ahh… está bien, lo voy a supervisar – declaró la mujer con una perfecta sonrisa complacida – siempre con esas buenas ideas Max…

Will y Cesar miraron a Max enojados…

- Viste lo que lograste? – le preguntó will saliendo de la habitación por una pequeña puerta.
- Ya me estoy cansando de las carreras esas que se te ocurren hacer Max… - declaró el otro hombre tomando a brenda por la cintura y sacándola de la habitación por otra puerta.




Por dentro la casa era hermosa. Grandes habitaciones y largos pasillos, había ventanales en casi todas las habitaciones y era lo suficientemente grande como para perderse. Tardamos como media hora en recorrer la casa en toda su extensión, pasando por todos los cuartos que tenían puertas sin trabas y eso. Luego nos dirigimos al cuarto de Julieta, cuando entré quedé helada de la envidia: una gran habitación con 2 paredes blancas y 2 lilas, las blancas llenas de posters y las lilas con fotos, me sorprendió darme cuenta que las paredes estaban escritas en algunas partes, identifiqué la letra de will en una parte, pero las otras no las conocía. Sobre la cabecera de la cama de hierro blanco con un acolchado de unas flores simples de color lila y azul cielo había una bandera de Italia. Un gran ventanal iluminaba todo el cuarto con luz solar, el ventanal estaba ubicado frente a la cama y a un costado del mismo había un escritorio de vidrio y madera blanca con una netbook encima y varios papeles desperdigados por ahí.

Julieta suspiró.

- Tengo hambre… - dijo sin darle mucha importancia.
- Yo también… - musité, aunque era sabido que no nos referíamos a la misma comida.
- Vamos a comer? – preguntó mirándome – creo que hay algo en la heladera…
- Si, vamos… - le acepté notando que en realidad ella quería comer comida de
gente, o sea, lo que viniera que no fuera sangre.

Salimos del cuarto y caminamos por el pasillo hasta la escalera de caracol que daba a la cocina, la recordaba de cuando me mostró la casa. Julieta frenó y me frenó con la mano.

- Papá? – exclamó con un tono de voz alto.

Una figura borrosa doblo por la esquina del pasillo en el que estábamos y se dirigió a nosotras a velocidad increíble.

- Yo también quiero comer… - dijo una voz a mi espalda.

Me sobresalté con brusquedad por instinto y Cesar y Julieta rieron frente a mi reacción.

Claro, era cesar la sombra borrosa… son demasiado rapidos para mi gusto.

- Papá, estabas escuchando? – lo regaño Julieta – eso no se hace! Mamá lo dejó bastante claro…
- Me tenté – se excusó el vampiro con los ojos brillantes.

Comimos hamburguesas y luego de postre helado de dulce de leche… mi favorito. Después de este almuerzo bastante improvisado a decir verdad, nos reunimos en lo que parecía ser la sala de estar: un plasma enorme colgado en una pared y varios sillones y pufs alrededor, no tenía nada de formal, pero era cómodo y versátil, me daba la impresión de que la familia se reunía ahí a hacer lo que tenía ganas de hacer, sea lo que fuere: leer, mirar tele, escuchar música… la sala tenía varios usos. Nos reunimos a hablar del problema, que era la verdadera razón de que yo estuviera allí. Máximo se quedó parado en actitud dominante y William lo imitó, Julieta y yo compartimos un puf enorme de color blanco y cesar y brenda se sentaron en un pequeño sillón de un color… parecía bordo, pero era más oscuro. Cesar besó la mejilla de su esposa y la situó en su falda con una sonrisa, era increíble la incapacidad que tenían de estar uno lejos del otro.
- Qué hacemos? – preguntó Máximo dando por empezada la discusión.
- La pregunta es que tenemos – lo corrigió Cesar apuntándolo con el dedo
- Tenemos un problema grande – respondió Max y no pude evitar notar que sus ojos por un segundo se desviaban hacia mi – y qué vamos a hacer con él?
- Cuáles son los pros y los contras? – preguntó mi amiga a mi lado, parecía que no era la primera vez que hacían esto, que eran perseguidos por cazadores.
- Aún no saben de que sub-especie somos – dijo will con los brazos cruzados.
- Por lo que tengo entendido… - comencé y por desgracia todos me miraron expectantes, dudando de mi sano juicio. Tragué saliva de los nervios – solo los vampiros de la sub-especie de Julieta y Cesar pueden comer… - expliqué con lentitud – y a Juli ya la han visto comer comida humana, por lo que eso no señalaría que 2 de ustedes son unos…
- Mithuma – me completó cesar, sabedor de los problemas que tenía para pronunciar esos nombres raros.
- Si, eso. – hice un pausa – además, si la subespecie se hereda de padres a hijos ¿eso no justificaría que otros 2 vampiros tuvieran las mismas características entre si? Lo que los llevaría fácilmente a la conclusión de que son 3 subespecies, simplemente con verlos se nota la diferencia en la tonalidad de piel, uno más pálido que el otro… si fueran todos de la misma sub-especie, ¿no tendrían que tener todos la misma tonalidad de piel?

Ante mi razonamiento quedaron son palabras. Máximo asintió lentamente, confirmando todas mis suposiciones.

- Siempre podemos escapar… - exclamó brenda suavizando las cosas, mi razonamiento si que los había dejado pasmados.
- Esa no es una opción en esta familia – le objetó su esposo
- Eso es nuevo – dijo will sin entender – a qué te refieres con que no es una opción?

Máximo miró a Will negando la cabeza y se dejó caer e un puf a mi lado, tenerlo más cerca solo acrecentaba las ganas que tenía de tocarlo

- No… si yo digo que el bebote nació aristócrata… - se quejó Máximo en voz baja y miró el techo. – Ces, le explicas a tu hijo la primera regla de todo guerrero?
- No es digno huir – le explicó el aludido a William – es un código de guerra, morir en batalla es mejor que morir hecho un vejestorio a miles de kilómetros del campo…
- Campo? – cuestionó will sin entender, no podía ser tan idiota en ese tema! Era claro que era preferible luchar y morir que huir y vivir con la culpa de saber que no fuiste valiente ni tuviste el coraje.
- Y saltó el aristócrata… - continuó burlándose Max – Ces, me decepcionaste, el único varón y te Salió burguesito…
- Déjalo ya Max! – lo reprendió Julieta tirándole un almohadón por sobre mi cabeza. – no tenemos la culpa de que sea marica de nacimiento…

Máximo y Julieta cocaron las palmas por detrás de mí y rieron un poco. Will los miró con una mueca de desprecio y salió por una puerta cercana. Los aludidos callaron y lo observaron irse, luego se tentaron de risa y comenzaron a reír otra vez. Brenda suspiró y Cesar puso los ojos en blanco mientras se acomodaba mejor en el pequeño sillón

- Ya enserio, chicos, escapar… no vamos a escapar, pero tampoco podemos arriesgar la vida de Cami… - Máximo pronunció mi diminutivo con tanta naturalidad que todos lo quedamos mirando, había algo en la pronunciación de esa pequeña palabra que me hacía creer que él hubiera susurrado mi nombre en silencio miles de veces… pero sería algo en verdad muy estúpido – la – completó mi nombre – Camila.
- Por eso no hay problema – me apresuré a decir
- No eres la única que sufrirá si algo te pasa – exclamó Max con los labios apretados ¿por qué me llevaba la contra?
- Sigue siendo mi problema… - le dije cortante y mirándolo directo a los ojos, que lucían de un color morado oscuro.
- Terca… - farfulló entre dientes.
- Disculpa? – le pregunté con el ceño fruncido – yo escuché mal o me dijis…
- Terca! – exclamó con los puños apretados. – cabeza dura…

Sentí un movimiento en mi puf y en el sillón.

- Ehmm… ehh… ya vengo… - masculló brenda y salió de la habitación.
- Voy contigo… amor, espérame! – gritó Ces saliendo de la habitación también. No sabía porque, pero me daba la impresión de que me abandonaban con una fiera.
- No quiero ver la masacre… - masculló Julieta y se fue por una puerta.

Respiré hondo y me paré, me daba la impresión que así estaría más segura. Me daba la impresión de que sabía lo que iba a pasar… Si, cuando sentí la respiración de Máximo en mi espalda lo entendí, la batalla iba a comenzar…
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hola chiquisssss!!!!! como están eh? aca publiqué el cap. es corto, pero las quiero dejar en suspenso para que vean lo que sigue... muajajajajjajaa
ni se lo esperan...
ok, sé que las he tenido bastante descuidadas, pero estoy retomando mis deberes, ya empecé a actualizarme en sus blogs...
ahhh antes q me olvide! a todas y todos los que leen mi otra nove: Paschaline, el cap que sigue en Pascha va dedicado a mi amiga que cumple el 17 de Mayo, por lo que publicaré ese día... nada más besos!!! xoxo se las quiere Wolfie!!!!

sábado, 1 de mayo de 2010

por fin publico el cap: LA TENTACIÓN

Doblé la hoja y levanté la vista. Paula seguía embelesada y will con cara de susto y con los músculos con intención de escape-…


- No va a comerte… - le dije – tal vez te muerda un poco, pero nada grave… - me reí con maldad y el me miro con miedo.

Lo pensé un poco, si me quería acercar a esteban, no podía estar tan cerca de will… y los rumores corrían… esteban los oía… y ellos, indefectiblemente, morirían. Tragué saliva dirigiendo todo ese problema que me ahogaba, pero yo me había metido en esto, yo tendría que solucionarlo.

Una última aparición juntos no le hace mal a nadie…, pensé parándome. Con pasos dudosos caminé hasta will, quien me recibió con los brazos abiertos. Me recosté contra su pecho frío y me rodeo con los brazos, me sentí como algo parecido a una heladera, pero no era taaaannnn frío. Por encima del brazo de él logré ver a Paula mirándonos sonriendo, luego se dio media vuelta y se fue. Genial, ahora tendría que borrar esto de la mejor forma posible… se me venía ocurriendo una idea bastante lograda, pero tendría que… me resistía, pero era la única posible.

Me separé de will llena de determinación y él me miró extrañado.

Ay… como me va a costar esto…, pensé mientras mi mano iba en una trayectoria perfecta a su rostro.

La cachetada resonó en la habitación, sorprendentemente expectante. Me había pasado y le había pegado muy fuerte… pobre will, no se lo merecía. Su reacción, demasiado verdadera y atónita como para ser fingida: se tocó la mejilla con la mano mientras me miraba con sus ojitos celestes, estaban e verdad redondos, como los de un perrito mojado y con frío. Abrió la boca, aunque de ella no salió ningún sonido. Me dio mucha pena, pero enfrascada en mi papel como estaba, no tenía espacio para errores.

- No se te ocurra! – le grité con voz furiosa y apuntándolo con el dedo – No. Digas. Nada!

- Qué hice? – preguntó atónito y con su mano cubriendo su mejilla.

- Qué qué hiciste?! – gruñí aparentando un gran enojo demasiado bien fingido – ESTUPIDO! – le grité y salí corriendo de la clase, me interné en la mía y me senté al lado de Julieta unos segundos.

- Te escuché – masculló – debo interpretar que mi hermano es un idiota que no notó algo muy importante???

- No no, solo dile que no es nada personal… - musité viendo enfrente, como si lo que le dijera no fuera en verdad importante.

- Nada personal? – garabateo algo fingiendo no prestarme atención, Gabriel desde la otra esquina de la clase nos observaba con cautela. – eso no sonó exactamente así…

- No puedo explicarlo ahora, que will te cuente luego, es complicado… - frené porque la profesora de la siguiente clase entró con un gran estruendo. – después hablamos…



Entré a casa cantando una canción que había escuchado en la radio. Cerré la puerta con llave tras de mi y abrí las ventanas, no importaba que estuviera la casa helada, pero no podía estar sin las ventanas abiertas, me ponía histérica. Llamé a mi madre para avisarle que había llegado a casa y me metí en el baño para darme una ducha bien caliente. Demasiado buena, me aflojó todas las tensiones. Cuando salí de la ducha envuelta en un toallón me vi al espejo, tenía el pelo alborotado y empapado y la piel despedía un vapor tremendo, como si ardiera. Me acerqué a la puerta para dirigirme al cuarto y tomé el pestillo con una mano, estaba helado. Empujé con fuerza, pero estaba como trabada. Algo demasiado raro. Hice el mismo procedimiento de antes, pero esta vez empujé con el costado del cuerpo y tomando impulso, solía derribar a mucha gente de esa forma cuando estaba en un equipo de Hándbol. Sentí una exhalación del otro lado de la puerta…

Tomé un paso de carrera y empujé la puerta una vez más mientras me daba otro temblor de miedo.

- Tranquila! – gritó una voz al otro lado – no empujes! De donde sacas toda esa fuerza?

Escuché mejor para reconocer la voz.

- Soy will… - dijo la voz.

Me quedé en blanco por un momento mientras buscaba la forma de zafar de ese escrache: yo saliendo del baño en toalla y él mirando adelante…

- Ve a la cocina! – atiné a exclamar – ahora.

Esperé unos segundos y entreabrí la puerta, no estaba. Corrí hasta mi cuarto, entré y cerré la puerta. Muerta de frío, abrí el ropero y busqué algo lindo que ponerme. No encontraba nada! Me decidí por unos pantalones entubados de un tono azul muy oscuro, mis botitas grises con flaquitos que iban por afuera del pantalón una polera roja y un buzo deportivo gris por arriba. Me peiné o intenté hacerlo, por lo menos lo dejé bastante decente.

Salí de la habitación y caminé hasta la cocina, donde will me esperaba mirando por la ventana abierta.

- Como entraste? – pregunté sacando la jarra de leche de la heladera.

- La ventana – la señalo – estaban todas abiertas.

- Leíste la carta? – saqué el fracaso del café en polvo y el azúcar de los gabinetes y los apollé-e en la mesada.

- Mjm – asintió sin ganas – después de leerla lo entendí todo. Felicitaciones, hasta yo me creí el teatrito…

- Gracias – musité sacando una taza y una cuchara del escurridor – me dolió pegarte. Perdón.

- No hay drama… igual no me dolió…

Eso si que me llamó la atención, todo el problema de agarrarse la cara y todo… pero no le había dolido??? NO NO.

- Entonces, por qué te tocaste la cara con la mano?? – lo miré con una ceja alzada y luego vertí 2 cucharadas de café en polvo en la taza seguida de 2 de azúcar.

- Porque creí que no me querías… - se sobresaltó y se removió incomodo – ehmm… eehh hace de cuanta que no escuchaste eso… creí que estabas enojada conmigo.

Me quedé sin nada que decir, pero por lo menos por él debía hacer el esfuerzo de ignorar sus palabras, claro que la pregunta que elegí para hacerle no era la más correcta…

- Por qué tan decaído?? Hoy de mañana no estabas así…

- No se… a la mañana nadie me había golpeado, gritado y hecho creer que me odiaba…

Comprendí la indirecta de una, era mi culpa… pero entonces, que ya sabía todo, no era injustificable que siguiera con ese humor? Tomé la taza con café y me senté a la mesa frente a will.

- …y también cuando leí la parte de Paula… tanto se nota que me gustas? – porsiguió hablando como si nada… por mi parte, me atraganté con el café humeante. Eso me había tomado desprevenida. – tampoco quiero fingir que no me pasa nada… - me sonrió.

- Qué? – pregunté fingiendo un poco de ánimos cuando en realidad estaba un poco preocupada por los sentimientos de will, o sea, no podía negar que will me parecía terriblemente atractivo, pero no era lo que YO necesitaba… bueno, ni siquiera yo tenía idea de lo que necesitaba, lo que nos dejaba en NADA.

- No sé, es facil hablar contigo – se encogió de hombros y se inclinó un poco hacia delante.

- Y por qué iba a ser difícil?? – le pregunté luego de probar la temperatura del café con los labios.

- Porque… deja, no importa, te vas a reír…


- Dale, contame

- No

- Ahora, dale

- No

- Will… - no me podía dejar así con esa duda!

- No

- Te vas de mi casa! – exclamé señalando la puerta en posición amenazante.

- Bueno! – dijo en voz alta – tu ganas, soy cursi! Ok?

Me decepcionó bastante.

- Ese era el problema? – mascullé luego de tomar otro trago de café.

- Si! Después piensan que soy gay! – otra vez se pone histérico… - y no! NO ES ASÍ!

- Yo sé que no sos gay… - traté de calmarlo, pero me tenté demasiado y no pude evitar jugarle la bromita… - porque… no sos no?

- NO! – gritó histérico – NO, NO, NO!!!

Me tenté de la risa y comencé a reírme sin tener un control muy claro. Esto se sucedió por varios minutos, yo muriendo de la risa y William mirándome con cara resentida. Me calmé poco a poco, hasta que solo nos mantuvimos en silencio.

- Me parece bien lo de guardar distancias… - dijo sin ninguna expresión.

- A mi también. No es lo que quiero pero… es lo que hay.

Él asintió con desgano y se envolvió en un inmóvil mutismo, ni siquiera podía distinguir su respiración. Yo por mi parte, vacié la taza de café en cortos tragos. Pasaron los minutos, habrán sido 20, y el joven vampiro seguía metido en su extraño trance, no quince molestarlo… pero no e aguanté mucho en verdad.

- Te quiero mucho will, pero me molesta que no compartas conmigo lo que…

Seguía sin moverse o sin respirar: una estatua viviente.

- … sientes. – susurré lo último de forma imperceptible.

Me enojé y no lo aguanté más. O sea, se metía en mi casa, era mi mejor amigo, lo apoyaba en todo, trataba de hacerlo feliz de la manera en que podía aunque a veces ignoraba lo que yo sentía y encima no me hablaba?! Solo se quedaba sentado ahí mirándome y nada más?! NO. Me levanté llena de determinación y fui a mi cuarto a ponerme una campera abrigada, de seguro afuera hacía frío. Me aproximé a la puerta de salida, pasando por la puerta de la cocina, will seguía quieto ahí. Mierda. Salí del apartamento y me subí al ascensor. Nada de nada, will no aparecía por ningún lado. Eso me molestaba más que nada, ni siquiera se interesaba por mi en ese momento.

Salí a la calle y comencé a caminar, promediaban las 3 y media de la tarde. El sol caía levemente oblicuo y sus rayos lo iluminaban todo de forma especial.

Tal vez me pasé un poco… , pensaba sin cesar mientras me encaminaba casi de forma inconciente a una pequeña plaza que quedaba a unas 4 cuadras, para el lado contrario al del liceo. Las personas con las que me cruzaba iban ocupadas en sus cosas, me resultaba extraño pensar que cada una de ellas tenía una vida, problemas, situaciones y sentimientos, que no solo eran una cascara vacía que servía para rellenar espacio. Me impacté frente a esta afirmación.

Cuando llegué a la plaza, me senté en uno de los bancos de hierro que por allí había y me dediqué a mirar a la gente pasar.

Me pasé con lo de will, pensé.
Pero es que se queda tan callado a veces… eso es tan molesto, y en especial, que no me cuente lo que siente.

Una pareja de jóvenes pasaron delante de mí. Él la miraba a ella como hipnotizado mientras la aludida, jugueteaba con el cierre de la campera de él. Así quería ser yo, tener alguien que me viera de esa forma sin importarle lo demás, que para él solo estuviéramos nosotros: el chico en cuestión y yo.

- Lo pensé muy bien…

- Muy bien? - le pregunté sin mirarlo y con la vista fija en la calle.

- Si! Y no voy a dejar de… - lo miré de refilón estaba sentado a mi lado y un poco eufórico. Era muy lindo de esa forma… tan… como emocionado. - de estar contigo aunque tengas que estar con Esteban y me trates como si me odiaras y…

- Quien te dijo que no te odio? – le solté sin pensar, de la forma más odiosa posible.

- Pues yo te quiero! – gritó a los 4 vientos – por eso me duele que no me digas lo que sientes!

Eso me sonaba conocido… demasiado conocido como mantenerme en calma. Lo miré a los ojos.

- A mi, - le corregí – a mi me duele que no me digas lo que sientes! Como si no quisieras compartir conmigo tus problemas.

No me respondió. Me aparté de sus ojos violáceos y miré sus labios que lucían suaves y deseables. Luego observé sus facciones.

- No sabía que sentías eso – musitó con voz monótona.

- Me molesta tu silencio, todo tipo de silencio! – hice un puchero inconciente – me hace sentirme sola…

Asintió y tomándome de la mano se paró.

- Vamos a caminar? – preguntó will tironeándome – por lo general solo me quedo quieto cuando pienso, y eso no te gusta.

- Gracias… - susurré dejándome llevar por su sonrisa compradora.

Así eran las cosas con will, nos peleábamos por todo, pero con una mirada y pocas palabras todo se arreglaba y nos uníamos más y más. Caminamos tomados de la mano por un rato.

- Respóndeme algo: qué es lo que más te molesta de mi? – cuestionó él con tono interesado en verdad.

- Uyy… déjame pensar… - hice una pausa buscando las palabras correctas.

Que me molestaba de él??? Uffffff! Facil:


1- que se quedara quieto

2- que era bastante egoísta

3- que pusiera esa carita de santo que… no no, eso no me molestaba

4- no era muy expresivo en sus sentimientos sobre si mismo

5- no decía todo lo que pensaba

6- era de quedarse muy quieto, algo que me parecía insoportable. (Este punto cuenta doble)

7- era de sonrisa facil, pero no me hacía reír con frecuencia.

Pensé un poco más, no podía enumerarle todo eso o me mandaría a volar de una patada.

- Qué te quedes quieto como una estatua – le hice una mímica de una momia o algo parecido – ahora, que te molesta de mi???

Y se viene la larga lista…, pensé al ver su cara de: apróntate para esto!

- Eh, todo. No, mentira! Jaja – sonrió – que te molestas muuuyyyy rápido! Me recuerdas a Máximo… igual de desequilibrados mentales los 2…

Lo miré seria, de verdad me incomodó un poco lo de: desequilibrados mentales…

- Me estás diciendo histérica?!

- No voy a responderte eso… - negó riéndose con ganas. Nuestras diferencias de carácter solían molestarme de vez en cuando, pero intentaba no darle mucha importancia.

Para mi sorpresa, me rodeó la cintura con los brazos y me besó sonoramente en la mejilla. No quise bloquear el contacto, pues quedaría mal en verdad, pero no le seguí la corriente.

- Te quiero… - susurró en mi oido.

Tenía que cambiar de tema, rápido.

- Tienes colmillos?? – solté porque fue lo primero que se me ocurrió.

- Qué? – pareció desconcertado con mi pregunta.

- Colmillos… - repetí haciéndole la mímica con los dedos.

- Ahhh – frunció el ceño – lo dices enserio?

- S-si – mascullé sin poder evitar sonrojarme, por lo que agache la cabeza ¿acaso era tan estúpida mi pregunta?

- Es… interesante. – su tono de voz había cambiado un poco, más acechante.

- Qué es interesante?

- El rubor – explicó – el efluvio a sangre es mucho más fuerte y delicioso. – me miró de una forma levemente conocida, como si me fuera a tragar entera. – Además, los cachetitos colorados no te quedan mal.

Lo miré de forma acecina, como solo yo bien sabía que podía hacer.

- No me respondiste la pregunta, William. Tienes o no tienes colmillos? – percibí el tono seco en mi voz y me solto con rapidez.

- Lo siento… gracias por notar la diferencia – se refería a la voz que ponía, como acechante y seductora, con la clara intención de comer. – quieres que te los muestre?

- Claro! – asentí intentando distraerlo.

- Vamos a tu casa y te los muestro… - parecía más animado.



- Los ves? – me preguntó will enseñándome su blanca dentadura de cerca.

- Como no verlos! – exclamé asombrada en verdad.

La blanca y pareja hilera de dientes, no era la de siempre. De hecho, la diferencia estaba en el largo de los caninos superiores, que lucían puntiagudos y cortantes, además de que eran el doble o el triple de largos.

- Increíble – musité – siempre estuvieron ahí???? – simplemente, no podía creerlo. Había visto los dientes de will miles de veces: cuando reía, hablaba y sonreía, sin embargo, nunca había visto nada como eso.

- Siempre – asintió.

- Y entonces…. Como no lo vi??? – pregunté con el ceño fruncido y acercando mi dedo a los colmillos, quería tocarlos.

- Ey! – exclamó alejándose un poco – NO LOS TOQUES! Son sumamente peligrosos, si te cortas no sanas, la herida queda abierta y la sangre seguirá fluyendo hasta que te desangres, no hay manera de curar una herida así.

Me alejé yo esta vez… morir desangrada?! No gracias.

- Los hago crecer cuando quiero – explico retomando la conversación previa al aviso – por eso no los viste… es que, a decir verdad, son bastante incómodos si no estas mordiendo algo, te obligan a mantener la boca entreabierta.

Entonces, los colmillos se achicaron hasta su tamaño normal… normal? No lo sabía con exactitud, tal vez su tamaño normal era ese alargado y filoso en vez del normal de cualquier humano.

- Abrázame – pidió con una voz suave como la seda.

- Esto forma parte del… - lo miré con precaución – de tu… autocontrol?

- No – negó con facilidad – solo quiero que me abraces.

- Ok – mascullé enredando mis brazos en su cintura. Él era hermoso y bueno, todo un príncipe azul, pero por alguna razón me sentía incomoda entre sus brazos, como sabiendo que ese no era mi lugar. En realidad no conocía el lugar en concreto en ese momento, pero solo sería cuestión de tiempo… muy poco tiempo.

- Te quiero – me susurró al oido.

Sus labios comenzaron a rozar mi cuello. No entendía nada, si él en si no me gustaba, por qué sus labios si?? Ese delicioso roce comenzó a desplazarse hacia arriba hasta la comisura de mis labios. Se separó un poco y miró mis ojos, no supe explicar lo que veía en ellos. Tomó mi rostro entre sus dos manos frías y se inclinó con toda la intención de besar mis labios. Por primera vez quería que lo hiciera, no podía privarme de eso… pero no.

- Tu madre… - dijo con sequedad – nos vemos mañana linda… - un pajarito azul cielo me acarició el rostro con sus delicadas alitas y salió por a ventana.



- William - grité con desesperación.


Corría por la vereda de enfrente al liceo ¿por qué corría? No lo sabía, solo debía, necesitaba hacerlo. Era por él.

- qué sucede? te lastimaron? - me preguntó él, salido de la nada.

- vienen - susurré varada e inmóvil en la vereda.

- quiénes? - preguntó tomándome de las manos

- hay algo que no sabes.

Me miró expectante.

- No puedo… no, no creas todo lo que ves

Entonces todo se desvaneció… otra vez.

Me senté en mi cama con estrepito. Ese maldito sueño otra vez. Respiré muy hondo… había un olor flotando en el aire… indescriptiblemente atrayente, que me llevaba a fronteras insospechadas… ese aroma era conocido…

¿De donde lo ubicaba? Era… era… era…

- Máximo??? – pregunté en voz alta.

Silencio sepulcral…

Un crujido en el pasillo…

Y la música sonó en el pasillo de afuera de mi cuarto…

- Daddy Yankee? – me pregunté en voz baja.

En efecto, la canción era Llamado de Emergencia, de ese famoso cantante Puerto Riqueño.

“ven y sana mi dolor

Eres la cura de este amor

Hago este llamado

Para que tú vuelvas

Que no ves que estoy sufriendo

Que es muy dura eta prueba

Y abraza…”

De repente la canción dejo de escucharse y todo volvió al silencio más absoluto.


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volviiiiiiiiiii!!!!!! SISISISISISISI uffff por suerte ya estoy re mejor asi q aca les dejo el capitulo. besoosss bbbbeeeessssooooosssss y grax por la paciencia wolfie!!!!