Gee♥ // Bren♥ // Max♥ // Add♥

Gee♥  //  Bren♥  //  Max♥  //  Add♥
mis 4 amores = hermosos preciosos perfectos heavys talentosos y sexys ♥

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Cap: El paraiso para vampiros = el castillo Bloody Rose

Ninguno de los tres seres aterradores se movió un milímetro, ni siquiera en cuanto estuvimos frente a ellos.

- Los estábamos esperando… - susurró una de las voces, la cual identifique como masculina, pero no podía afirmarlo puesto que hablaba muy bajo y el aguacero no me permitía oír con claridad. – El Rey no desea esperar…

Estiraron sus manos y tomaron las mías y las de Máximo… A Sam ni siquiera lo miraron y este rodó los ojos mientras susurraba:

- Tanta ceremonia para saltar… yo me largo.

Dicho esto Sam se desmaterializó en el aguacero. Estaba tan concentrada en la manera en la que Sam había desaparecido, que no noté que yo también me desmaterializaba hasta que lo único seguro eran las manos frías y distantes de los encapuchados… súbitamente sentí como mis pies chocaban con el suelo al aterrizar en un suelo de mármol negro, me tambaleé de la impresión y por suerte los brazos de Max, siempre atentos a los movimientos de mi cuerpo, se cruzaron por debajo de mis brazos y me sostuvieron en pie. Lo miré agradecida y sonreí levemente. Él me respondió con otra sonrisa y me dejó en pie, esta vez no me tambaleé solo me mantuve parada a su lado, evitando tocarlo para que no pareciera muy obvio todo lo que sentía por él. Los encapuchados se quitaron las capuchas y resultaron ser mucho más normales de lo que jamás hubiera imaginado; claramente se notaba que Máximo no les caía bien y más con mi olor impregnado en su cuerpo (si, sabía demasiado bien como solía aferrarse mi aroma a su piel y su efluvio a la mía), podía ver el odio de esos 3 en sus ojos. Contuve un gruñido ofensivo dentro de mi garganta mientras observaba con mi característica mirada de odio a esos 3 seres que desde ese momento les declaraba la guerra, con max nadie se metía. Pero mi niño bonito tenía mejores planes y con un leve empujoncito sobre mi espalda baja me incitó a caminar hacia delante.

Di unos pasos y miré a mi alrededor… era el enorme salón de un palacio…

Las paredes blancas como pintadas por angeles relucían con esplendor mientras unos hermosos y complicados diseños de flores labradas en oro se ajustaban a la perfección en las esquinas superiores de la sala. Me detuve un segundo admirando ese trabajo que poco le faltaba para llegar a la perfección y luego descendí la vista para deleitarme con las pulidas, limpias y sublimes baldosas de mármol negro… sin indicio alguno de impurezas en toda su extención… como tanta belleza se había concentrado en un solo lugar…? Y luego note que solamente había mirado el suelo y las esquinas… mientras que a lo largo de las paredes y el techo se podían presenciar muchas maravillas. Me abrumó por un momento el exquicito diseño de las arañas de techo, complicadas uniones mantenían la perfección del brillo del diamante que reflectaba la luz de las pequeñas lamparitas generando un efecto de pequeño arcoíris, lo que provocaba que al mirar hacia arriba el techo blanco, surcado por pequeños hilillos de oro que simbolizaban una hermosa enredadera de pequeñas florecitas trepadoras, tuviera fugaces sombras de colores, que le daban vitalidad a la pureza de la blanca construcción. Había distintas pinturas en las paredes, todas de pinceladas pulcras y perfectas, tanto que parecían verdaderas imágenes sacadas con una cámara digital. Una de ellas me llamó especial atención, por el parecido, esa familiaridad que tenía ese hermoso rostro… en el cuadro, un joven de cota de maya negra y armadura sonreía ampliamente. Había algo que me llamaba en su familiar sonrisa… tal vez fuera la mueca o la forma seductora e inocente en la que expresaba su alegría. Mis ojos la observaron inquisitivamente y con más precisión, labios finos y pálidos… expresión juguetona y perversa a la vez… esos ojos, esos ojos penetrantes y negros como el carbón, llenos de picardía y una pequeña cuota de maldad… la forma de pararse como si fuera una persona confiada y con mucho poder… sus manos parecían acariciar con malicia la empuñadura recubierta de unas tiras de cuero negro y con una piedra redonda negra en la punta, la cual sus dedos tocaban con algo de devoción… una de sus manos blancas tenían un anillo de plata simple y en la otra, en la muñeca una cadena plateada con un pequeño dije de aspecto maderozo relucía de forma especial, como si eso fuera algo de verdad importante.

Su mano fría me saco de mi especulóso análisis cuando tomo mi mano y mi piel como siempre, reaccionó quemándome con electricidad, devorando mis esquemas de inocencia a su paso. Lo miré sin evitar la perversión típica de mis pensamientos impregnados en mi mirada. Él me miró algo sorprendido y luego me invitó a seguir caminando… no le agradaba que lo mirara así, no por que no le gustara en verdad, sino porque sabía que se sentía un abusador de menores en esas situaciones.

Dejé de observarlo para no ponerme en evidencia ni ponerlo más incomodo. Fugazmente recorrí el salón deleitándome una vez más con su delicada elegancia y me centré en algo que había obviado: el sobrio pero potente trono que se alzaba hacia final de la habitación sobre una baja y pequeña escalinata. El asiento real era del mismo material negro y profundo del suelo, mármol perfecto. En el asiento un hombre con aspecto de “no soy rey, el afortunado salió y yo me senté en su lugar” nos miraba de forma inquisitiva pero con el rostro iluminado por una gran sonrisa. Era de pelo rubio oscuro, algo casi como un castaño y demasiado desordenado como para ser el Rey Vladimir, tenía algo de barbita, pero parecía de muy pocos días. Su ropa era desaliñada, un sencillo jean azul negro y una camisa rayada por afuera del pantalón y bastante arrugada los primeros botones (los cercanos al cuello) estaban desabrochados y en los pies usaba unos simples converse blancos.

- No puedo creer que hayas puesto eso ahí… - comentó Máximo con voz natural y tarde 5 segundos en comprender que le hablaba al hombre desalineado sentado en el trono y le preguntaba como se le había ocurrido poner ese cuadro del guerrero con la espada que tanto me había llamado la atención.

Mientras tanto, seguíamos caminando y ya faltaban algo así como 10 metros para llegar al trono… era una sala en verdad larga, demasiado para mi propio gusto. El aludido se levantó del trono donde hacía un segundo antes estaba “sentado” (si es que a eso se puede llamar sentarse… porque él estaba más bien tirado sobre el armatoste de mármol) y comenzó a caminar hacia nosotros mientras negaba con la cabeza.

- Me saliste fotogénico hijito… - bromeo el hombre y en cuanto estuvo lo suficientemente cerca dio tres zancadas y abrazó a Max como si no se hubieran visto en años. – Máximo! Tantos años pendejo…
- Jaja – rió max algo divertido y le correspondió el abrazo – casi son 6 no?
- Yo que sé! Se sabe que ni vos ni yo contamos el tiempo! – objetó el medio rubio y soltó a mi nene – olor a que tienes? – murmuró él en cuanto lo soltó.

Yo miré a Max, Máximo lo miró al hombre y el aludido me miró a mi… ya se había enterado otro más… no mentíamos nada bien tratándose de ese tema… tratándose de amor ninguno de los 2 sabía engañar.

- Entiendo… - comentó el hombre mirándome – chiquita la nueva… - murmuró como para que no lo escuchara, pero calculé que le había fallado el cálculo.

Miré a max con la ceja alzada fingiendo una actitud celosa y el sonrió divertido en respuesta.

- Y Vlad…? Que contás de tu vida? – preguntó mi nene y yo lo quedé mirando con los labios entreabiertos de asombro…

Este loco desaliñado Vladimir Drácula?! NOOOO… IM-PO-SI-BLE!

- Normal… con los del consejo que me tienen las… - me miró y luego dijo – no se dicen malas palabras delante de las señoritas – me sonrió complaciente y casi me parto de la risa, yo también era de hablar mal, pero solo procedí a sonreír algo divertida – Desireè está con los Luna como embajadora por este mes, uff… esos también me las tienen por el piso, deja que encima a Benjamín se le ocurrió mandarse la grande e ir a estudiar a un internado en las afueras de Edimburgo… no entiendo porque me tiene que complicar tanto la vida! – se quejó – o sea, tiene todo el castillo para él y prefiere irse a un internado lleno de humanos?! En que cabeza cabe?! Todo bien con lo del destino y todo… pero para que?! Explícame vos que sos el consejero familiar y entendés a los adolescentes! – se quejó hablando rápido y todo directamente a Máximo.

Me había molestado algo eso de que “prefiere irse a un internado lleno de humanos” porque, que problema tenía el tal Vladimir con los humanos eh?! Cuál era su drama con nosotros?! No no, a mi especie se la respetaba como fuera!

Máximo notó mi molestia interna y me dio un pequeño codazo para calmarme. Lo miré con cara de reproche y él me reprendió con su mirada firme, esos ojos que tanto amaba… quería abrazarlo y tomar sus manos entre las mías, quería llenar su rostro de tiernas caricias… pero el entorno poco intimo y poco familiar me lo negaban cada segundo y eso me ponía un tanto de mal humor, pero también me daba unas pequeñas descargas de leve aflicción por la desesperación que sentía por él, por todo lo que él simbolizaba.

- Supongo que solo quiere conocer más gente… debe estar aburrido de este lugar y más si Desi no está aquí… además, Vladi el pobre niño necesita un entorno diferente! Olvidarse de toda la mierda que hay en este lugar y que siempre se encargan de tirar ciertas personas que tu y yo conocemos…

Vladimir rodó los ojos y aceptó lo que mi niño decía.

- Aún no sé para que los transformaste… para que?! – interrogó mi adonis personal.
- Todavía me pregunto lo mismo… - razonó mirando hacia un costado el rey de todos y cada uno de los vampiros.
- Si… yo también.
- Pero bueno… y tu como te llamas? Camila verdad? – me preguntó y por un momento me desconcertó pero reaccioné a tiempo como para no pasar como idiota.
- Si… como lo sabe? – estaba claro que le hablaría de usted, supuse que sería una persona con los humos bien arriba en el cerebro por el puesto que tenía.
- Bueno… aunque no lo creas, yo lo sé todo…

Lo miré escéptica. Acaso pensaba que me iba a creer ese cuento para pequeños? Que le iba a creer que era un sabelotodo o que incluso un pajarito de lo había contado? No… estaba muy equivocado conmigo entonces.

- Está ya no se cree el cuentito ese no? – le preguntó Vlad a mi nene y este último lo miró como “ de que me hablas estúpido! Claro que no se lo cree!” – ah… disculpa nena… creí que eras más al estilo Máximo: huequita poco cerebro… - miró a mi hermoso chico riéndose mientras indirectamente se burlaba de él.
- Que feo eso de burlarse del que tiene dificultad para la matemática! – se quejó max y comenzó a reír también…

Por lo que veía, era un verdadero milagro que la humanidad no supiera ya que los vampiros existían. En ese momento comprendí a que se refería Cesar cuando me contó que a ninguno de los dos, ni a Vladimir ni a Máximo se les daba muy bien eso de razonar las cosas con vista hacia el futuro… a simple vista eso era muy cierto, puesto que con solo verlos te dabas cuenta de que eran un par de inmaduros que no habían sobrepasado la bobera de la adolescencia.

- Solo nos falta Ces para completar el trio no Max? – preguntó Vladimir parando de reir
- See… cuando se pone serio y empieza – comenzó a imitarlo de una forma que causaba mucha gracia – Máximo, no te trepes a la mesa… Vladimir! Te dije que no metas la cabeza en la pecera, no te pases de vivo que ya sabemos que las pirañas rojas no te hacen nada. Chicos! Encerio… Ta, saben que?! Me enojaron! Ahora, ustedes 2 par de pelotudos van a dejarse de idioteces y van a ser gente grande!

Vladimir se dobló de risa y máximo comenzó a carcajearse divertido… no les encontraba sentido a sus risas, aunque debía reconocer que la imitación de Máximo me había causado mucha gracia… recién entonces noté que Sam había desaparecido y que no lo habíamos vuelto a ver… me pregunté donde estaba, pero me mantuve callada y no pronuncié palabra, supuse sin equivocarme que quedaría demasiado mal preguntar por él, en especial conociendo lo celoso que era mi niño.

- Kmi… te sentís bien? – preguntó max luego de recuperarse de las risas. Miró hacia los costados como registrando el lugar y luego me abrazó en silencio mientras sus labios acariciaban mi cabello.
- Si… solo tengo sueño… - musité notando como todo mi cuerpo se acoplaba de tal forma al suyo que estaba demasiado cómoda contra él como para dormirme allí parada.
- Es cierto… si te rapté de la cama a media noche! – sonrió contra la piel de mi frente y mis células reaccionaron al instante, mientras en los lugares donde su piel rozaba la mía subía la temperatura de a poco. Hubiera dado todo por elevar mi rostro y besar sus labios, mi cielo y mi infierno…

Se hizo un segundo de silencio y luego Vladimir me observó de forma objetiva durante unos segundos, buscando mi mirada por alguna razón que desconocía. Me separé de mi niño bonito y tomé su mano para sentirlo conmigo. Sus dedos sobre los míos actuaron como una prensa para que nuestras manos no se separaran. Las yemas de mis dedos acariciaron sus nudillos una y otra vez, trazando pequeños círculos.

- así que… Max cuando me llamaste dijiste que necesitábamos hablar de forma urgente no? – comentó el rey en ese momento bastante serio.
- Si… pero es privado sabes? Podemos ir a tu escritorio… me imagino. – dijo mi max cambiando el tono, haciéndolo más serio y preocupado.
- Por favor… ya conoces donde queda – anunció Vladimir señalando hacia su espalda y sonrió.

Máximo le sonrió también y sus dedos que me apretaban como prensas se soltaron y mis manos buscando su tacto se amarraron a su ropa… por suerte este acto desesperado paso desapercibido porque él me alzó en vilo, pasando un brazo debajo de mi espalda y el otro por debajo de mis piernas. Lo miré algo cohibida, preguntándome por qué me habría alzado así estando en aquel lugar? Mis respuestas llegaron 2 segundos después cuando susurró en mi oido que me aferrara bien que jugaría una pequeña carrerita con el rey…

Súbitamente comenzó a correr, mucho más rápido de lo que jamás lo había hecho conmigo a cuestas. Me aferré con fuerza a su ropa y apreté los ojos, ver borroso, sin poder tener ningún control sobre lo que me rodeaba me ponía muy de malas, me daba inseguridad y esa característica era algo que no me podía ni me quería permitir. De a poco fue descendiendo la velocidad y de pronto, cuando menos me lo imagine, frenó de golpe y me bajó al suelo, aterricé con los pies bien plantados y solo me costó 5 segundos recuperarme… la conexión de nuestros movimientos era perfecta o casi perfecta y eso era algo que podía notarse.

Estábamos en un largo pasillo frente a una puerta alta y doble, era de madera lustrosa y de un color chocolate brillante. Vladimir se adelanto y abrió la puerta para dejarme pasar primero, puesto que max por instinto casi se abalanzó sobre la puerta a la primera. La agradecí el detalle a Vlad y pasé… el de adentro era un ambiente muy acogedor… de verdad que si lo era, las paredes de madera forradas de papel tapiz color dorado opaco contrastaba de una forma perfecta con la madera de los muebles y de la enorme biblioteca que ocupaba casi toda la extensión de las paredes del escritorio. Había un gran ventanal frente por frente a la puerta de entrada de la habitación y un poco mas delante de la ventana se alzaba un escritorio antiguo pero espectacular, macizo y hermoso. Sobre este había una foto de un pequeño niño de rulos dorados que sonreía con su hermosa sonrisa mientras sostenía con sus manitas el collar del gran perro en el que estaba montado como si este fuera un caballo, también había muchas carpetas puestas desordenadamente, un portalápices de metal opaco con algunos útiles adentro y una pequeña netbook completaban los objetos del escritorio. Detrás del mismo, entre este y la ventana había una silla de esas de oficina que parecían un verdadero trono y que parecían perfectas para recostarse en ellas y ponerse a dar vueltas… a girar y girar sin parar hasta no poder caminar del mareo.

- Es muy lindo… - mascullé de forma inaudible… pero solo para cualquier humano.
- Gracias camila… - dijo el rey y pasó a sentarse en su trono detrás del escritorio y detrás de la ventana. se arrellano de forma envidiable en aquel armatoste de cuero negro que de seguro olía a nuevo... – siéntense chicos.

Miré hacia mi costado y descubrí que contra la pared detrás de la puerta había un par de sillas de terciopelo rojo oscuro, casi como sangre coagulada. Máximo se me adelantó y tomó con una mano una de las sillas y con la otra me atrapaba de la cintura y no me permitía ir por una silla para mi. Por un momento no entendí su actitud, pero en cuanto se acomodó en su silla y palmeó sus piernas mirándome con una picara sonrisa lo comprendí todo… para que usar 2 sillas cuando los 2 podíamos usar una sola? Rodé los ojos con una media sonrisa y me ubiqué con cuidado sobre sus rodillas, pero claro, eso a él nunca le alcanzaría por lo que me rodeó el torso situando sus manos sobre mi vientre y me tironeó hacia atrás, tanto que mi espalda y su pecho estaban completamente pegados. Max sonrió al sentir todo mi cuerpo en contacto con el suyo y satisfecho apoyó su mejilla en mi hombro derecho y comenzó a contarle como y cuando había descubierto mi enfermedad: mi suplicio: mi condición de media sangre.

Rescataba solo lo más importante y complementaba algún detalle que por casualidad mi nene había omitido, pero básicamente estaba bastante callada. Cada tanto Vladimir lo interrumpía para preguntar cosas puntuales aunque en general Max hablaba sin parar, como siempre.

- Y por eso… estamos acá. – culminó mi chico y tragó saliva.
- Muy bien… - murmuró vladi y luego dio una vuelta en su trono de oficina. – que es lo que pretenden hacer?
- A qué te refieres? – preguntó mi amado luego de besar mi mejilla.
- Bueno… del papeleo claro. – se explicó señalando las carpetas de su escritorio – hay que anotarla en el registro, darle una subespecie, una apellido… me imagino que ya decidieron lo de la adopción… o no?
- Adopción? – pregunté mirando a max sin entender nada – piensan adoptar… me?
- No lo hemos discutido – dijo max – pero supongo que ya todos lo dan por hecho. En estos momentos Julieta y will deben de estar enterándose de tu naturaleza.

Vladimir se estiró y tomó la netbook para apoyarla sobre sus piernas y teclear algo en ella.

- Entonces – dijo mirando la pantalla de la pequeña computadora – la adoptan o no? Tengo que hacerle la partida de nacimiento y no se que apellido ponerle…
- Y es obvio! Vílumet! Que otro apellido le pensas poner? El tuyo?! – notaba como mi nene propiciaba ese cambio de mi partida de nacimiento… acaso iban a alejarme de mi madre y reubicarme como otra hija más de Brenda y Cesar?!
- Esperen! esperen los 2! – exclamé – van a falsificar mi partida de nacimiento?!
- No… de donde sacaste eso? – dijo extrañado el rey mientras seguía tecleando en la netbook.
- Pero entonces que están haciendo? – pregunté con el ceño fruncido.
- Tramitamos tu partida de nacimiento “vampírica” – explicó max – todos nosotros somos registrados y contados uno por uno.
- Cuando los vampiros nacen o se transforman, hago una partida de nacimiento que comprueba que son de la especie…
- Ah… y como sabes cuando nacen, o se transforman? – pregunté con curiosidad.
- Solo yo doy el permiso para que ciertos vampiros puedan procrear, además no cualquiera que este calificado como vampiro puede convertir a un humano en uno de nosotros… eso lo tengo que hacer yo, que soy el del gen original, el papá de todos en otras palabras… - explicó con simplicidad mientras lo observaba con los ojos bien abiertos…

IM-PRE-SIO-NAN-TE…

- En la fecha de transformación o nacimiento que pongo? – preguntó Vladimir mirando a Max – me imagino que no sabes cual fue la fecha exacta en la que se transformo no?
- 8 de enero del 2003 – afirmó mi chico y luego sus músculos se tensaron algo – no… ehmm… hay, que estoy diciendo?! No tengo idea de cuando fue! Ponéle la fecha de hoy y listo…

8 de enero del 2003…,pensé sospechando. Esa fue la fecha exacta en la que tuve el accidente, por qué max dijo eso sabiendo todo lo que eso significó para mi? la sensación horrorosa de quemarte, el calor de las llamas lamiendo tu rostro y todo el miedo que por esa cause le heredé a las cenizas… al aroma a quemado.

- Entonces esta bien que ponga la fecha de hoy? – preguntó otra vez Vladimir.
- Si… - afirmó max y con cuidado besó el lóbulo de mi oreja.
- Bien… y en el espacio que dice “nombre del gemelo/a” qué pongo? – preguntó otra vez el rey.

Máximo me miró indeciso y con un tono oscuro en sus hermosos ojos… qué lo ponía tan mal? Sus ojos no se apartaban de los míos cuando susurró con tono angustioso:

- Nada… no pongas nada.

Por el rabillo del ojo observé como Vladimir miraba sarcástico a max y negando con la cabeza y rodando los ojos.

- Como sea… -masculló Vladimir y siguió tecleando.

Mi niño bonito no despegaba sus apenados ojos de mi rostro, mientras por mi parte sentía dolor y aflicción por ver esa mirada en sus ojos.

- Y… a quien le doy la custodia? Cesar y Brenda ya tienen demasiados hijos… sabes que nuestro sistema solo permite 2 hijos como máximo… tendría que ponerte a ti como tutor… - explicó Vlad hablándole al hombre que miraba mi rostro con tanta devoción.
- Pero eso no quedaría medio raro? – preguntó max mirando a Vladimir profundamente.
- Ehm… si. – aceptó Vladimir y me miró a mi y luego a mi nene. – pero entonces no podría llamarse Vílumet… tendríamos que pedirle a otro vampiro que la adoptara… uno soltero en lo posible… - miró a max de forma perversa y mi niño se puso tenso.
- NO. – negó él – camila será MI hija en ese papel!
- Esta bien… - aceptó el rey – así que de ahora en adelante tu estarás a cargo de cada cosa que tenga que ver con ella y serás responsable de sea lo que sea que haga hasta que cumpla los 10 años como vampiresa.
- Está perfecto – aceptó mi niño y ahí reaccioné.
- Eso quiere decir que voy a ser dependiente de Max hasta que cumpla los 24?! – pregunté en tono de voz alto – o sea que tomara todas las decisiones que tengan que ver con este submundo?! Y que encima de todo lo hará por mi?!
- Si… - aceptó Vladimir con la cabeza – en teoría es lo que acabas de decir.
- Pero… - protesté, y qué pasaría si max y yo nos dejábamos antes de esa fecha? Él seguiría a cargo de mi? aunque nos lleváramos muy mal y verlo fuera un verdadero suplicio? – no… - negué con la cabeza preocupada, como si estuviera en un cubo que poco a poco se iba achicando y achicando, presionándome y robándome el aire.
- Por qué no…? – preguntó max mirándome con el ceño fruncido, clara muestra de duda y algo de preocupación – no quieres que cuide de ti? – me hizo un puchero irresistible, pero por su bien y el mío debía negarme

Me temblaron los labios cuando su expresión dolida me azotó con crueldad. Quería largarme a llorar y contarle todo lo que se me pasaba por la cabeza, todas esas inseguridades que tenía metidas en la cabeza y que luego sus comprensiva voz me calmara mientras acariciara mi piel con toda su propia ternura. Aunque quería decirlo todo, no podía hablar con Vladimir adelante, para mi era un desconocido y no podía hablar con sinceridad y abrir mi interior con él ahí.

- Creo que… necesitan unos minutos. – declaró Vladimir y se levantó para irse. Abrió la puerta y cuando la estaba cerrando del otro lado dijo de forma sarcástica con un suspiro – primerizos…

Miré a Max y en seguida comenzaron a brotar mis lagrimas… de impotencia, de dolor, de inseguridad…

Su primera reacción fue poner ese rostro de sufrimiento y fruncir los labios de forma preocupada pero adorable. Su segunda reacción fue relajar los músculos cuando notó que esa expresión suya me complicaba más a mi. Todo eso pasó en cuestión de 15 segundos. Lo miré sin intentar ocultar mi puchero.

- Que nos pasa…? – preguntó acomodándome para que mis piernas quedaran una a cada lado de su cintura. Así quedábamos de frente; el único problema era que podía sentirlo por completo debajo de mi y eso me ponía nerviosa… - es que acaso nos lastimamos más de lo que nos amamos? No entiendo que te pone así! Tampoco sé lo que me pasa a mi…
- Es que yo… yo pienso que si tu me adoptas y luego nos dejamos ¿qué va a pasar con nosotros? Seguirás cuidándome y encargándote de mi cuando ya no me quieras? Cuando ya no me necesites? Y si nos peleamos de tal forma que sea un suplicio verte? Seré una carga para ti y yo no vo…

Sus labios silenciaron los míos y una electricidad calcinante recorrió la piel de mis labios. Ese beso era perfecto… tan sencillo y tierno, tan despreocupado por lo que pasara al segundo siguiente que por un momento olvidé el por qué de mis lagrimas y de esa charla.

- No… - susurré apartándolo – máximo no se puede posponer más esta conversación – negué con la cabeza cuando sus labios buscaron los míos otra vez – no lo evadamos más.

Me miró con algo de desconcierto, pero aceptó con la cabeza y sus manos acariciaron mis piernas en silencio.

- Yo… yo no creo que pueda odiarte. – declaró mirándome con un leve movimiento de cabeza que negaba. – no creo que pueda no querer cuidarte… no, no me entra en la cabeza la posibilidad de que verte sea algo que me lastime demasiado…
- Pero uno nunca sabe lo que va a pasar… - objeté con las lagrimas más calmas, pero aún brotando con lentitud.
- No puedo pensar así – negó – no cuando sé todo lo que siento por ti.
- Máximo… - protesté.
- Max – corrigió – odio cuando me llamas Máximo con ese tono enojado… no entiendo que te preocupa tanto! Estamos juntos… que más necesitas? Que quieres que no puedes vivir el momento?! Mi amor, dímelo y yo te daré todo… todo lo que quieras, lo que necesites, lo que desees.
- Necesito seguridad – susurré escondiendo mi rostro en su hombro – necesito saber que en el caso de que tenga que olvidarte pueda hacerlo… porque… porque a pesar de que solo llevamos algo así como un mes yo ya creo que no sé que haría si no te tuviera… quiero decir, lo que sentía antes de amarte no se compara con lo que siento ahora; y no me refiero a mis sentimientos por ti, me refiero a todo y a todos… entiendes?

Aceptó con la cabeza mirándome mientras una de sus manos tomó mi barbilla y me obligó a tenerlo cara a cara.

- Te puedo contar un secreto y confiar en que no se lo vas a contar a nadie? – preguntó mirándome y yo al instante asentí con la cabeza – yo siento exactamente lo mismo que vos… si ahora terminaras conmigo yo no sé que haría con mi vida… estaría tan vacio, que, que no soy nada si no te tengo. – rió de forma adorable, con los ojos levemente achinados cuando algo le daba gracia – y son 46 días contigo… ahora 47 ya que es de madrugada, pero tu me entiendes.

No podía creer que él supiera con exactitud cuanto tiempo llevábamos juntos cuando yo ni siquiera tenía una vaga idea.

- Como sabes cuantos días fueron? – pregunté con una leve sonrisa de felicidad y esperanza.
- Jamás olvidaría algo tan importante! – exclamó con una enorme sonrisa – como tampoco olvido que el 1 de setiembre es tu cumpleaños, o que el 8 de enero pasó lo que tu y yo sabemos, también recuerdo sin dificultad que en 3 días, o sea el 3 de Julio es mi cumpleaños feliz, como también me acuerdo de una canción que me recuerda a ti… en realidad son 2, pero me gusta más la primera porque el cantante no canta como gay, lo que si pasa en la segunda canción…
- Max tu cumples en 3 días?! – exclamé de la impresión, él nunca me había dicho que era su cumpleaños! – por qué no me dijiste que es tu cumpleaños?!
- Es que… nunca me preguntaste así que… - me miró haciendo un puchero tiernito.
- Porque creí que no lo recordabas! – exclamé con una sonrisa y me tiré sobre él buscando sus labios. – así… - lo besé – que… - otro beso – me – otro beso más – dedicaste – beso – una – beso – canción?
- Sii… - asintió con tono de hacerse el interesante – te la dedico a vos… que sos mi reina hermooosa.

Lo miré con una sonrisa y él limpió las lágrimas que habían quedado en mis mejillas de cuando había llorado. Sus manos frías acariciaron mi rostro y sus ojos me miraban con una ternura inexplicable.

- Te amo max – susurré tomando su rostro entre mis manos e inclinándome para besar su frente.
- No te escuché, me lo repetís? – pidió con su aliento sobre mi cuello.
- Te amo – susurré y mis labios mimaron su rostro – te amo mucho – besé con dulzura la punta de su nariz y subí por el tabique – mi payaso…
- Somehow i found a way to get lost in you – susurró como si cantara – let me inside, let me get close to you, change your mind, i’ll get lost if you want me too - amaba su voz y en ese momento comencé a adorarla más… ese tono con el que cantaba en mi oido era simplemente mágico. Y lo mejor era saber que me dedicaba esa faceta de su voz, que me cantaba a mi y que me cantaba una canción de amor – somehow found a way to get lost in you, a way to get lost in you…

Me separé lo suficiente para verlo y buscar sus labios con los míos. Nos tranzamos en una batalla de besos que ardían sobre mi piel. La punta de mi lengua recorrió con cuidado su labio superior y sus dientes intentaron atrapar mi labio inferior pero me alejé lo suficiente haciéndome la difícil. Gruño con molestia y su mano se aferró a mi cabello con fuerza, pegando mi boca contra la suya y lamiendo y mordiendo mis labios con un dejo de violencia…

- Max… - susurré con un tierno suspiro aferrando mis manos a su ropa con una disimulada intención de arrancarla a pedazos.
- Kmi… - gruño tirando de mi pelo y yo ahogué un grito mordiendo su hombro porque en verdad me había dolido ese tironeo.
- Max… tenemos que hablar con Vladimir – mascullé con la respiración entrecortada – recuerda que tenemos las horas contadas…
- Cierto – susurró con la voz entrecortada – tenemos que calmarnos no?

Me alejó con las manos sobre mis hombros y en los siguientes minutos nos dedicamos a respirar hondo hasta parecer personas normales. En cuanto estuvimos en condiciones sacó su celular y marcó un número, cruzó unas palabras con Vladimir y poco después apareció en el escritorio con un chico joven y rubio… tendría como mucho 16 y era como el príncipe azul con las que todas las niñas sueñan: rubio platinado con un corte abundante y rebelde, ojos color dorado inocente, alto y atlético pero sin perder eso delicado característico… con esa expresión de bebe, pero con esa frialdad y maldad… simplemente hermoso.

- Ah, bueno… - masculló el joven – ahora te gustan jóvenes eh?

El chico me miró a mi y la posición en la que yo y max estábamos: él debajo de mi y yo con una pierna a cada lado de él… miré a Max y él también percibió el hecho de que me trataban de ligera. Rápidamente me reubico sentada justo sobre sus rodillas, de forma normal, como si fuésemos 2 buenos amigos.

- Camila, él es mi hijo Benjamín. – lo identifiqué al instante, Julieta siempre hablaba de él, lo describía como un creído idiota, y a decir verdad, esa fue la primera impresión que me dio.
- Hola – me saludo con una sonrisa mirándome a la cara.
- Hola benjamín – susurré fingiendo una sonrisa complaciente.

Vladimir se sentó en su trono de oficina y me miró…

2 comentarios:

  1. aaaaaaaaaaaaaaaiiiiiiiiiiiiiiiiii !!!!!!!!!!
    APARECIO BENJAMIN POR FIN !!!!!! aaaii es divino es super es hermoso es tan peerfecto oseea como yo me lo imagino y sabes como quien me lo imagino??? COMO ALEX PETTYFER oseea que POR MI tenes que poner la fotito de el sii ?? porfa... no seas malaaa!


    jajajaj te amo !

    beesos !

    ResponderEliminar
  2. ayyy esta hermoso!!!!
    plis escribe pronto por fa:))
    y benjamin esta muy guapo jiji

    ResponderEliminar