Me paré en seco. Miré al gran perro sentado en el suelo a mi lado. Por alguna razón, busqué su mirada con la mía hasta que la encontré…sus ojos perrunos eran de un color fuccia muy fuerte.
Algo muy extraño, me dije a mi misma.
Por una fracción de segundo llegué a creer que esos ojos no eran de perro, pero tampoco eran humanos… no, eran demasiado hermosos para serlo… pero pasado ese milisegundo, mi razón actuó antes que mi instinto y mi mente me gritó desde lo más profundo:
- ¡Es solo un perro! No seas tonta, es un perro.
Me convencí de ello y abrí la gran puerta de vidrio de la entrada, el gran danés pasó por mi lado y entró por delante de mi.
Esto es más raro…
No paraba de asombrarme. Pasé ascia adentro y cerré la puerta. El perro aún estaba ahí, parado sobre sus cuatro patas junto a la puerta del ascensor, al parecer, esperándome. Llena de extrañeza y sin parar de asombrarme, caminé hasta el ascensor y abrí la puerta de metal, luego corrí la reja y entré. El perro entró conmigo.
Empecé a asustarme.
Igualmente, cerré la puerta y la reja, por último, aún indecisa y mirando al perro, precioné el botón número 5. Me giré y pude comprobar que el perro mi miraba con un aire a misterio. Lo miré muy fijo mientras el ascensor subía y subía. Por alguna razón, quería acariciarlo y mimarlo hasta el cansancio, aunque ese perro con aire majestuoso era muy peligroso, ya que en cualquier momento podía morderme y lastimarme, y más siendo tan enorme…
- ¿Qué quieres? – le pregunté en voz alta al perro… como si fuera a entenderme –¿ estás buscando a tu dueño?
Ladró. Mi corazón se paró lleno de pánico al ver los puntiagudos y afilados dientes del gran danés, aunque no creía que fuera a morderme porque estaba moviendo la cola.
Pero y si… atacar personas es divertido para el perro..., me paralicé pensando en esa horrorosa posibilidad.
Faltaba solo un piso para llegar. Los segundos parecían horas completas. Jamás había creído que la distancia entre un piso y otro fuera tanta… o lo que pasaba era que deseaba tanto llegar a mi apartamento que el tiempo no pasaba… en fin, cuando el ascensor se zarandeó un poco, me avalancé sobre la puerta y la reja y salí lo más rápido que pude… bien sabía yo que cuando ese viejo ascensor se zarandeaba era porque habías llegado al piso deseado.
Apenas salí, cerré la puerta, dejando al gran danés encerrado en el ascensor. Suspiré con alivio. Caminé por el pesillo hasta la puerta de mi apartamento, el 507. Miré en dirección al ascensor, no había nadie. Saqué la llave de mi bolsillo y abrí la puerta. Dejé la mochila en el sofá y me dirigí a la cocina a abrir las ventanas, al abrirlas note que el aire de finales de verano estaba muy pesado, no había viento. Corrí a mi cuarto a prender la radio, la puerta de mi habitación estaba cerrada.
Que raro… mamá sabe que me gustan las puertas abiertas y no cerradas…
Abrí la puerta despacio, fingiendo estar en una película de terror, ahogué un grito… pero no era fingido, de verdad tenía pánico…
SORRYY!!!! si el cap es corto.... lo que pasa es que quiero dejarlos con la duda... ¿¿¿ qué pasará con Kmi???? ¿¿¿¿ qué le da tanto miedo???? comenten please!!!!!!!
es más que seguro que publico mañana o pasado.... todo depende de ustedes...
Gee♥ // Bren♥ // Max♥ // Add♥
jueves, 31 de diciembre de 2009
sorryyy!!!!! recién leo los comentarios.... lo que pasa es que estaba de vacaciones en un balneario de Uruguay llamado Punta Rubia que queda cerca de La Pedrera.... este lugar es lo más... sol y playa todo el día....
A LO IMPORTANTE: quiero recomendar a : http://www.losblackcullenstory.blogspot.com/ reseña: ya conociamos la historia de bella y edward.... también la de nessie y jake gracias a un blog super conocido... pero... ¿qué pasó con los hijos de ness y jacob? este blog relata la historia de nate y eli black cullen... los hijos jake y ness.
opinion personal: esta ultra genial leanlo please!!!!!! :)
y también quiero recomendar a: http://www.cassieandjakestory.blogspot.com/
reseña: cassie es una chica un poco timida que se muda a un pueblo porque sus padres quieren cambiar de aire.... al principio se siente sola, aunque no tarda en hacerse amiga de bianca, quien la ayuda a integrarse en el instituto... hay que decidir... entre nate o jake, los mejores amigos.... ¿¿¿¿que pasara???? ¿¿¿¿qué le deparará el destino a cassie????
opinion personal: ultra-super-mega bueno... leanlo...
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opinion personal: esta ultra genial leanlo please!!!!!! :)
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reseña: cassie es una chica un poco timida que se muda a un pueblo porque sus padres quieren cambiar de aire.... al principio se siente sola, aunque no tarda en hacerse amiga de bianca, quien la ayuda a integrarse en el instituto... hay que decidir... entre nate o jake, los mejores amigos.... ¿¿¿¿que pasara???? ¿¿¿¿qué le deparará el destino a cassie????
opinion personal: ultra-super-mega bueno... leanlo...
sábado, 19 de diciembre de 2009
PRIMERA SEMANA... (PARTE 5)
- Oh… cierto! No te he dicho mi nombre. Yo soy Julieta, Julieta Vílumet
- Lindo nombre. El mío es Camila, pero todos me dicen kmi..
- Debes explicarme lo de la cara de sapo… - mencionó Will acercándome una silla en la que me senté.
- Ustedes ya se conocían? – nos preguntó Julieta a Will y a mi.
- Si, nos conocimos esta mañana… - miré a Will con la cabeza levemente inclinada – aunque no se tu apellido…
- Vílumet – contestó con una gran sonrisa – Julieta y yo somos hermanos.
Miré a los hermanos por un segundo, de una extraña forma que no supe explicar, eran bastante parecidos, los dos tenían un aire a gloria que los hacían más hermosos de lo que ya eran.
- Con razón el parecido. – mencioné – así que tú también eres de Escocia…
- No! – negó la chica – yo nací en Venecia, la ciudad más hermosa de todas…
- ¿Cómo? No entiendo… - dije con el ceño levemente fruncido - ¿ustedes se mudan mucho?
- Más o menos… cada 3 o 4 años por el trabajo de papá – contestó Will con una mueca extraña.
- Y… ¿de donde vienen esta vez? – les pregunté acomodándome en mi silla.
- De San Pablo, Brasil – contestó Julieta con una sonrisa encantadora.
- Ustedes hablan portugués – les pregunté en ese idioma, no es por presumir, pero siempre fui una de las mejores de mi clase en ese idioma.
- Sim. É muito facil – contestaron los dos a la vez. Lo que dijeron en español quería decir: si. Es muy fácil.
- A propósito, que lindos ojos tienen… - le dije observando sus ojos.
- Ah… gracias! – exclamó Julieta – ¿de verdad crees que lo son? – parecía extrañada.
- Si, son preciosos, aunque no puedo distinguir de que color son… ¿violáceos o turquesas?
- Nunca me había fijado en el color – musitó William mirando a su hermana a los ojos – los de juli son más bien lilas. Camila tiene razón… son hermosos.
- Los de Will también son preciosos, aunque son turquesas – dijo Julieta mirando a su hermano.
- Bueno, voy a comer – exclamé parándome – me está dando hambre…
- Nos vemos después – le oí decir a William mientras volvía a mi mesa.
Mi almuerzo era delicioso. Pero no pude terminar de comerlo porque sonó el timbre… ya comenzaba a odiarlo, ese maldito sonido que interrumpía todas las cosas importantes… guardé todas mis cosas en la mochila y subí a la clase. Fui hasta los lockers con un paso lento y sin ganas. De ahí saqué un cuaderno blanco, de ECA (espacio curricular abierto). ECA, era la clase donde nos enseñaban logosofía, o por lo menos trataban de hacerlo. Trataban, porque cada clase era como un recreo más de 45 minutos, ya que la verdad es que nadie respetaba a Sara, la profesora, porque había reconocerlo, no tenía complejo de líder, quiero decir que era demasiado manejable… eso yo lo sabía mejor que nadie por un extraño don que poseía: podía controlar la mente de las personas, podía hacer que hicieran o dijeran lo que se me antojara y para mejor… también podía borrarle los recuerdos, por lo tanto… nadie recordaba lo que habían hecho o dicho. Yo no usaba mi don jamás… bueno, a veces me tornaba un poco perversa y hacía algunas maldades… pero no era nada grave.
Después de ECA teníamos gimnasia. El gimnasio: dos canchas de futbol 5 que quedaba a media cuadra del liceo. Era horrible. Un lugar con una mugre increíble, arena y goma negra por todo el piso, y encima, nos hacían hacer abdominales!
¡Me siento sucia de solo acordarme!
Luego de gimnasia teníamos Control de Estudio (ahí hacíamos los deberes que nos habían dejado los profesores), ese año tuvimos una profesora de unos 25 o 26 años que se llamaba Victoria. Al principio me pareció una bruja, pero luego me di cuenta de que era de lo más amigable…
Y por fin, después de Control, me fui a mi casa. Las 4 cuadras que me separaban del edificio donde vivía me resultaron insignificantes. Estaba demasiado inmersa en mis pensamientos como para estar claramente consiente, por eso, mis pies caminaban solos, como si ya conocieran el camino, y de hecho si lo conocían, ya que el año pasado había hecho ese camino un montón de veces.
Lo que me sumía en mi mente eran los divinos y tal vez malignos ojos de los hermanos Vílumet. Esos ojos ocultaban algo más… un secreto oculto por mucho tiempo, que estaba más que dispuesta a descubrir. Por más que le daba vueltas al asunto no le encontraba respuesta… una cosa era ver ojos color verde, dorado, o incluso grises… ¿pero lilas? No, eso no era normal….
Entre tanto, llegué a la puerta del edificio. En ella había un perro enorme y negro, un gran danés hermoso , casi irreal… perfecto…
- Lindo nombre. El mío es Camila, pero todos me dicen kmi..
- Debes explicarme lo de la cara de sapo… - mencionó Will acercándome una silla en la que me senté.
- Ustedes ya se conocían? – nos preguntó Julieta a Will y a mi.
- Si, nos conocimos esta mañana… - miré a Will con la cabeza levemente inclinada – aunque no se tu apellido…
- Vílumet – contestó con una gran sonrisa – Julieta y yo somos hermanos.
Miré a los hermanos por un segundo, de una extraña forma que no supe explicar, eran bastante parecidos, los dos tenían un aire a gloria que los hacían más hermosos de lo que ya eran.
- Con razón el parecido. – mencioné – así que tú también eres de Escocia…
- No! – negó la chica – yo nací en Venecia, la ciudad más hermosa de todas…
- ¿Cómo? No entiendo… - dije con el ceño levemente fruncido - ¿ustedes se mudan mucho?
- Más o menos… cada 3 o 4 años por el trabajo de papá – contestó Will con una mueca extraña.
- Y… ¿de donde vienen esta vez? – les pregunté acomodándome en mi silla.
- De San Pablo, Brasil – contestó Julieta con una sonrisa encantadora.
- Ustedes hablan portugués – les pregunté en ese idioma, no es por presumir, pero siempre fui una de las mejores de mi clase en ese idioma.
- Sim. É muito facil – contestaron los dos a la vez. Lo que dijeron en español quería decir: si. Es muy fácil.
- A propósito, que lindos ojos tienen… - le dije observando sus ojos.
- Ah… gracias! – exclamó Julieta – ¿de verdad crees que lo son? – parecía extrañada.
- Si, son preciosos, aunque no puedo distinguir de que color son… ¿violáceos o turquesas?
- Nunca me había fijado en el color – musitó William mirando a su hermana a los ojos – los de juli son más bien lilas. Camila tiene razón… son hermosos.
- Los de Will también son preciosos, aunque son turquesas – dijo Julieta mirando a su hermano.
- Bueno, voy a comer – exclamé parándome – me está dando hambre…
- Nos vemos después – le oí decir a William mientras volvía a mi mesa.
Mi almuerzo era delicioso. Pero no pude terminar de comerlo porque sonó el timbre… ya comenzaba a odiarlo, ese maldito sonido que interrumpía todas las cosas importantes… guardé todas mis cosas en la mochila y subí a la clase. Fui hasta los lockers con un paso lento y sin ganas. De ahí saqué un cuaderno blanco, de ECA (espacio curricular abierto). ECA, era la clase donde nos enseñaban logosofía, o por lo menos trataban de hacerlo. Trataban, porque cada clase era como un recreo más de 45 minutos, ya que la verdad es que nadie respetaba a Sara, la profesora, porque había reconocerlo, no tenía complejo de líder, quiero decir que era demasiado manejable… eso yo lo sabía mejor que nadie por un extraño don que poseía: podía controlar la mente de las personas, podía hacer que hicieran o dijeran lo que se me antojara y para mejor… también podía borrarle los recuerdos, por lo tanto… nadie recordaba lo que habían hecho o dicho. Yo no usaba mi don jamás… bueno, a veces me tornaba un poco perversa y hacía algunas maldades… pero no era nada grave.
Después de ECA teníamos gimnasia. El gimnasio: dos canchas de futbol 5 que quedaba a media cuadra del liceo. Era horrible. Un lugar con una mugre increíble, arena y goma negra por todo el piso, y encima, nos hacían hacer abdominales!
¡Me siento sucia de solo acordarme!
Luego de gimnasia teníamos Control de Estudio (ahí hacíamos los deberes que nos habían dejado los profesores), ese año tuvimos una profesora de unos 25 o 26 años que se llamaba Victoria. Al principio me pareció una bruja, pero luego me di cuenta de que era de lo más amigable…
Y por fin, después de Control, me fui a mi casa. Las 4 cuadras que me separaban del edificio donde vivía me resultaron insignificantes. Estaba demasiado inmersa en mis pensamientos como para estar claramente consiente, por eso, mis pies caminaban solos, como si ya conocieran el camino, y de hecho si lo conocían, ya que el año pasado había hecho ese camino un montón de veces.
Lo que me sumía en mi mente eran los divinos y tal vez malignos ojos de los hermanos Vílumet. Esos ojos ocultaban algo más… un secreto oculto por mucho tiempo, que estaba más que dispuesta a descubrir. Por más que le daba vueltas al asunto no le encontraba respuesta… una cosa era ver ojos color verde, dorado, o incluso grises… ¿pero lilas? No, eso no era normal….
Entre tanto, llegué a la puerta del edificio. En ella había un perro enorme y negro, un gran danés hermoso , casi irreal… perfecto…
jueves, 17 de diciembre de 2009
PRIMERA SEMANA... (PARTE 4)
- ¿Encerio? – sentí un poco de envidia… - yo siempre he querido ir a ese lugar! – le sonreí – es precioso no?
- Si! – parecía animado y con más confianza en nosotras – pero lo mejor de todo son las montañas en invierno…
Gabriela rió por lo bajo y apretó los labios
- Que pasa? – pregunté sin entender nada
- Es tonto… – Gabriela le sonrió a will – pero, todavía siguen usando pollera en… en escocia?
– sus ultimas palabras parecían mezclarse con los demás sonidos de la clase.
Will frunció el ceño y me miró con una sonrisa.
- Si seguimos usando pollera, pero solo en eventos importantes
Su voz fue aplacada por una carcajada mía, pero me tapé la boca cuando me miró con ojos de asesino serial.
- Lo siento – musité apretando los labios para no reir – es que fue muy gracioso…
- De que me perdí? – preguntó gabi
- De que nos perdimos? – la apoyó William
- Es que… - tomé aire y continué – me imagine a will, si puedo decirte así, – me dirigí a William y cuando asintió continué – con una pollerita corta y escocesa… y…
Los miré, Gabriela estaba tentada y William… bueno, parecía imaginarse con una escocesa puesta.
- Imagínenselo – les pedí – William – lo señale – con una minifalda… escocesa… - me quedé
mirando a Will imaginándomelo… si que era gracioso.
Entonces me di cuenta de que William y Gabriela me miraban con caras extrañas…
- Que? – les pregunté alzando la ceja.
Me miraron divertidos por unos segundos y luego Will se destornilló de la risa, callendo sentado en la silla más próxima.
- Ganarías el premio a miss simpatía! – me dijo will con una sonrisa compradora.
Le hice una reverencia muy exagerada y me senté en una silla cercana. Ni bien me había acomodado, sonó el timbre (siempre sonando cuando no debía). Me levanté con una sonrisa y abracé a gabriela saludándola. Miré a William, era muy hermoso, encantador y parecía bueno…
Seguro seremos buenos amigos
- Bueno, debo irme… ay… no quiero ni pensar lo que va a decir la cara de sapo… - will me miró extrañado.
- Después te explico… - le susurró gabi
- Después hablamos – les dije con una sonrisa
- Nos vemos después… y me explican lo de la cara de sapo! – exlamó William con una gran sonrisa.
Cuando entré a la clase la profesora (alias: cara de sapo) ya había entrado y estaba pasando la lista… me senté en mi lugar y miré a la sapo un segundo. Era horrible. Tenía la cara regordeta y colorada, la voz chillona y un mal gusto para vestirse que era increíble que todavía estuviera casada….me estremecí con mis pensamientos y miré por la ventana, esa iba a ser una clase muy larga...
Luego vino la clase de portugués y después, el almuerzo. La mejor materia de todas… esos fascinantes 40 minutos donde lo único que se hace es hablar y enterarte de todo lo ocurrido en el día además de las vacaciones. También se almuerza.
Jessika, Silvana, Ana, Paula y yo entramos en el comedor, un salón enorme donde había muchas mesas rectangulares llenas de sillas, muchas ventanas y 5 microondas. Ese año, 3ro y 2do tenían el mismo horario de almuerzo, por eso, ya no habían más mesas libres y tuvimos que esperar a que se vaciara alguna. Pasaron 20 minutos y recién entonces las mesas comenzaron a ser desocupadas, hasta que no quedó nadie. Mientras esto sucedia, calenté mi almuerzo en el microondas y las demás chicas eligieron mesa. Corrí a sentarme con ellas cuando terminé. Comenzamos a hablar de lo que habíamos hecho en las vacaciones.
Yo no participaba en la conversación, tenía esa extraña sensación de querer estar en otro lado otra vez… siempre me pasaba y no sabía porque, parecía que una parte de mi se hubiera perdido y ahora me llamara a los gritos para que la buscara. No le presté mucha atención a la conversación, aunque si escuché algunas partes, que me resultaron demasiado triviales como para darles importancia… el recor de besos de una amiga no era algo que me llamara mucho, en especial porque yo nunca había tenido novio… ¿acaso era tan fea? Me negaba a creerlo, sabía que no era modelo… pero fea como la sapo?? Tampoco tanto…
Salí de mis pensamientos cuando dos personas entraron por la puerta corrediza, aunque al principio no pude identificarlos debido a la luz del sol del medio día que entraba por la ventana y me cegaba. Avanzaron hasta una de las mesas cercanas y se sentaron. Entonces pude distinguirlos, eran William y la nueva.Al principio dudé si levantarme o no, pero luego me convencí y me paré con seguridad de mi silla. Caminé hasta ellos con un paso ligero pero grácil, desde pequeña siempre había tenido equilibrio.
- Hola – los saludé con ánimo cuando me paré delante de ellos.
- Hola de nuevo – me sonrió will con su espectacular sonrisa de labios finos.
- ¿Molesto? – pregunté con el ceño levemente fruncido. Tal vez necesitaban hablar y yo solo estorvaba.
- No, quédate si quieres – me dijo la nueva
Entonces pude escuchar su voz. Era suave, clara y un tanto acaramelada. Su voz era preciosa.
- ¿Tu estás en mi clase verdad?- le pregunté a la chica de la voz perfecta.
- Sí. Tu eres la que se sienta en cerca de la puerta ¿cierto?
- Esa soy yo – exclamé señalándome – pero… ¿como te llamas?
- Oh… cierto! No te he dicho mi nombre. Yo soy…
- Si! – parecía animado y con más confianza en nosotras – pero lo mejor de todo son las montañas en invierno…
Gabriela rió por lo bajo y apretó los labios
- Que pasa? – pregunté sin entender nada
- Es tonto… – Gabriela le sonrió a will – pero, todavía siguen usando pollera en… en escocia?
– sus ultimas palabras parecían mezclarse con los demás sonidos de la clase.
Will frunció el ceño y me miró con una sonrisa.
- Si seguimos usando pollera, pero solo en eventos importantes
Su voz fue aplacada por una carcajada mía, pero me tapé la boca cuando me miró con ojos de asesino serial.
- Lo siento – musité apretando los labios para no reir – es que fue muy gracioso…
- De que me perdí? – preguntó gabi
- De que nos perdimos? – la apoyó William
- Es que… - tomé aire y continué – me imagine a will, si puedo decirte así, – me dirigí a William y cuando asintió continué – con una pollerita corta y escocesa… y…
Los miré, Gabriela estaba tentada y William… bueno, parecía imaginarse con una escocesa puesta.
- Imagínenselo – les pedí – William – lo señale – con una minifalda… escocesa… - me quedé
mirando a Will imaginándomelo… si que era gracioso.
Entonces me di cuenta de que William y Gabriela me miraban con caras extrañas…
- Que? – les pregunté alzando la ceja.
Me miraron divertidos por unos segundos y luego Will se destornilló de la risa, callendo sentado en la silla más próxima.
- Ganarías el premio a miss simpatía! – me dijo will con una sonrisa compradora.
Le hice una reverencia muy exagerada y me senté en una silla cercana. Ni bien me había acomodado, sonó el timbre (siempre sonando cuando no debía). Me levanté con una sonrisa y abracé a gabriela saludándola. Miré a William, era muy hermoso, encantador y parecía bueno…
Seguro seremos buenos amigos
- Bueno, debo irme… ay… no quiero ni pensar lo que va a decir la cara de sapo… - will me miró extrañado.
- Después te explico… - le susurró gabi
- Después hablamos – les dije con una sonrisa
- Nos vemos después… y me explican lo de la cara de sapo! – exlamó William con una gran sonrisa.
Cuando entré a la clase la profesora (alias: cara de sapo) ya había entrado y estaba pasando la lista… me senté en mi lugar y miré a la sapo un segundo. Era horrible. Tenía la cara regordeta y colorada, la voz chillona y un mal gusto para vestirse que era increíble que todavía estuviera casada….me estremecí con mis pensamientos y miré por la ventana, esa iba a ser una clase muy larga...
Luego vino la clase de portugués y después, el almuerzo. La mejor materia de todas… esos fascinantes 40 minutos donde lo único que se hace es hablar y enterarte de todo lo ocurrido en el día además de las vacaciones. También se almuerza.
Jessika, Silvana, Ana, Paula y yo entramos en el comedor, un salón enorme donde había muchas mesas rectangulares llenas de sillas, muchas ventanas y 5 microondas. Ese año, 3ro y 2do tenían el mismo horario de almuerzo, por eso, ya no habían más mesas libres y tuvimos que esperar a que se vaciara alguna. Pasaron 20 minutos y recién entonces las mesas comenzaron a ser desocupadas, hasta que no quedó nadie. Mientras esto sucedia, calenté mi almuerzo en el microondas y las demás chicas eligieron mesa. Corrí a sentarme con ellas cuando terminé. Comenzamos a hablar de lo que habíamos hecho en las vacaciones.
Yo no participaba en la conversación, tenía esa extraña sensación de querer estar en otro lado otra vez… siempre me pasaba y no sabía porque, parecía que una parte de mi se hubiera perdido y ahora me llamara a los gritos para que la buscara. No le presté mucha atención a la conversación, aunque si escuché algunas partes, que me resultaron demasiado triviales como para darles importancia… el recor de besos de una amiga no era algo que me llamara mucho, en especial porque yo nunca había tenido novio… ¿acaso era tan fea? Me negaba a creerlo, sabía que no era modelo… pero fea como la sapo?? Tampoco tanto…
Salí de mis pensamientos cuando dos personas entraron por la puerta corrediza, aunque al principio no pude identificarlos debido a la luz del sol del medio día que entraba por la ventana y me cegaba. Avanzaron hasta una de las mesas cercanas y se sentaron. Entonces pude distinguirlos, eran William y la nueva.Al principio dudé si levantarme o no, pero luego me convencí y me paré con seguridad de mi silla. Caminé hasta ellos con un paso ligero pero grácil, desde pequeña siempre había tenido equilibrio.
- Hola – los saludé con ánimo cuando me paré delante de ellos.
- Hola de nuevo – me sonrió will con su espectacular sonrisa de labios finos.
- ¿Molesto? – pregunté con el ceño levemente fruncido. Tal vez necesitaban hablar y yo solo estorvaba.
- No, quédate si quieres – me dijo la nueva
Entonces pude escuchar su voz. Era suave, clara y un tanto acaramelada. Su voz era preciosa.
- ¿Tu estás en mi clase verdad?- le pregunté a la chica de la voz perfecta.
- Sí. Tu eres la que se sienta en cerca de la puerta ¿cierto?
- Esa soy yo – exclamé señalándome – pero… ¿como te llamas?
- Oh… cierto! No te he dicho mi nombre. Yo soy…
martes, 15 de diciembre de 2009
PRIMERA SEMANA PARTE 3
La primera clase fue inglés, ese año tuvimos una profesora nueva que se llamaba Lucía y era una loca histérica y un poco amigable… por lo menos era lo que había pensado…
Durante la perorata de la profesora, observé con detenimiento la clase: seguía igual, con sus paredes blancas, las baldosas azules del piso, los bancos de metal para cada alumno, el escritorio de madera que ocupaban los profesores ubicado en la esquina izquierda al lado de las ventanas que daban a la escalera y a la clase de 3ro , el pizarrón blanco como la nieve y los lockers azules y grises en la esquina derecha, al lado de las ventanas.
Solo había una diferencia en esa clase que me resultaba tan familiar, una chica con cara amigable y divertida. Su cabello castaño y brillante le caía hasta la mitad de la espalda, tenía unos ojos hermosos… extrañamente violáceos o turquesas, desde mi lugar no podía identificar el color con exactitud, pero fueran del color que fueran, sus ojos eran tan interesantes e intrigantes como los de un gato. Vestía un capri blanco y una sin mangas roja con unos labios plateados en la espalda.
Sonó el timbre, decidí que iría a saludarla, pero cuando me dirigía a ella desapareció.
La siguiente clase fue biología, hasta ese momento, había creído que esa materia era lo mejor… entonces conocí a la jirafa. Jirafa, o más formalmente La Maldita Profesora de Biología era una mujer malhumorada y perfeccionista que una vez nos amenazó con pegarnos con un látigo… aún
recuerdo sus palabras y me río:
- Chiquilines que quieren?! Que traiga un látigo y les pegué?!?!
(Comprenderán que era una mujer muy educada y suave con sus expresiones…)
Por unos minutos volví a observar el lugar de la nueva. Ahí estaba, garabateando algo en su cuaderno. Miré a la profesora, seguía hablando del programa de 2do. Volví a dirigir la mirada a la nueva, ella estaba sentada, mirándome con una extraña sonrisa intrigante… de nuevo sonó el timbre. Ahora sí, me dirigí como un flash a la nueva, pero volvió a desaparecer…
Ya me estoy cansando de esto… , pensé. Mejor voy a saludar a los de 3ro.
Entré a la clase con toda naturalidad y saludé a mis amigas: Gabriela, Lorena, Florencia, y Nicole.
Luego de algunas risas me dediqué a ver la clase, seguía siendo pequeña como siempre, abarrotada de ventanas, con dos pizarrones y una biblioteca en la pared libre de la clase. Lo único que rompía la regla a mi recuerdo de ese lugar era un chico de cabellos castaños claros y cortos, me miraba con ojos muy penetrantes y violáceos o turquesas, iguales a los de la nueva de mi clase…
Me acerqué a él mirándolo fijamente. Observe sus hermosas facciones, tenía labios finos y pálidos, al igual que el resto de su piel y facciones simétricas e intrigantes.
- Hola! tu eres nuevo ¿verdad? – le pregunté con una sonrisa y vos amistosa para darle confianza.
- Si – respondió un poco indiferente
- Ah… y eres… - ay por favor… no podía ser tan poco sociable.
- William – dijo un poco inseguro
- Yo soy Camila, pero todos me dicen kmi…
- Bueno, kmi – musitó con una pequeña mueca que para mi significó: o me dejas en paz, o tendrás un feo problema…
No había nada más que decir. Me di media vuelta y me alejé de el como dos metros.
- No es muy sociable ¿cierto? - le susurré a Gabriela – qué tal te cae?
- B-bien… va, tampoco se mucho de él… solo míralo – susurró con una sonrisa.
- Qué? – musité con mirándolo con disimulo
- Es sexy – dijo mordiéndose el labio
- Puede ser… aunque hay algo más…
- Como qué algo más? – me preguntó con el ceño fruncido
- Sí, no lo sé. Míralo… sus ojos… ¿los viste?
- Sí! Son hermosos no lo crees?
- No me refiero a eso – negué entre susurros – me refiero a que…
- De qué hablan? – preguntó una voz penetrante a mi espalda.
Me giré despacio. William estaba parado detrás de mi con una sonrisa.
- Eh… de lo que hicimos en las vacaciones – inventé en el momento.
- Y qué hicieron? – preguntó desconfiado.
- Lo de siempre. Ir a la playa, no hacer nada, pasear… - contestó gabi.
- Y tu que hiciste? – le pregunté a will.
- Mi familia y yo fuimos a donde nací a ver unos amigos…
- Así que no eres de aquí… - susurró gabi con interés.
- No. Yo vengo de Escocia. – dijo con una sonrisa…
Durante la perorata de la profesora, observé con detenimiento la clase: seguía igual, con sus paredes blancas, las baldosas azules del piso, los bancos de metal para cada alumno, el escritorio de madera que ocupaban los profesores ubicado en la esquina izquierda al lado de las ventanas que daban a la escalera y a la clase de 3ro , el pizarrón blanco como la nieve y los lockers azules y grises en la esquina derecha, al lado de las ventanas.
Solo había una diferencia en esa clase que me resultaba tan familiar, una chica con cara amigable y divertida. Su cabello castaño y brillante le caía hasta la mitad de la espalda, tenía unos ojos hermosos… extrañamente violáceos o turquesas, desde mi lugar no podía identificar el color con exactitud, pero fueran del color que fueran, sus ojos eran tan interesantes e intrigantes como los de un gato. Vestía un capri blanco y una sin mangas roja con unos labios plateados en la espalda.
Sonó el timbre, decidí que iría a saludarla, pero cuando me dirigía a ella desapareció.
La siguiente clase fue biología, hasta ese momento, había creído que esa materia era lo mejor… entonces conocí a la jirafa. Jirafa, o más formalmente La Maldita Profesora de Biología era una mujer malhumorada y perfeccionista que una vez nos amenazó con pegarnos con un látigo… aún
recuerdo sus palabras y me río:
- Chiquilines que quieren?! Que traiga un látigo y les pegué?!?!
(Comprenderán que era una mujer muy educada y suave con sus expresiones…)
Por unos minutos volví a observar el lugar de la nueva. Ahí estaba, garabateando algo en su cuaderno. Miré a la profesora, seguía hablando del programa de 2do. Volví a dirigir la mirada a la nueva, ella estaba sentada, mirándome con una extraña sonrisa intrigante… de nuevo sonó el timbre. Ahora sí, me dirigí como un flash a la nueva, pero volvió a desaparecer…
Ya me estoy cansando de esto… , pensé. Mejor voy a saludar a los de 3ro.
Entré a la clase con toda naturalidad y saludé a mis amigas: Gabriela, Lorena, Florencia, y Nicole.
Luego de algunas risas me dediqué a ver la clase, seguía siendo pequeña como siempre, abarrotada de ventanas, con dos pizarrones y una biblioteca en la pared libre de la clase. Lo único que rompía la regla a mi recuerdo de ese lugar era un chico de cabellos castaños claros y cortos, me miraba con ojos muy penetrantes y violáceos o turquesas, iguales a los de la nueva de mi clase…
Me acerqué a él mirándolo fijamente. Observe sus hermosas facciones, tenía labios finos y pálidos, al igual que el resto de su piel y facciones simétricas e intrigantes.
- Hola! tu eres nuevo ¿verdad? – le pregunté con una sonrisa y vos amistosa para darle confianza.
- Si – respondió un poco indiferente
- Ah… y eres… - ay por favor… no podía ser tan poco sociable.
- William – dijo un poco inseguro
- Yo soy Camila, pero todos me dicen kmi…
- Bueno, kmi – musitó con una pequeña mueca que para mi significó: o me dejas en paz, o tendrás un feo problema…
No había nada más que decir. Me di media vuelta y me alejé de el como dos metros.
- No es muy sociable ¿cierto? - le susurré a Gabriela – qué tal te cae?
- B-bien… va, tampoco se mucho de él… solo míralo – susurró con una sonrisa.
- Qué? – musité con mirándolo con disimulo
- Es sexy – dijo mordiéndose el labio
- Puede ser… aunque hay algo más…
- Como qué algo más? – me preguntó con el ceño fruncido
- Sí, no lo sé. Míralo… sus ojos… ¿los viste?
- Sí! Son hermosos no lo crees?
- No me refiero a eso – negué entre susurros – me refiero a que…
- De qué hablan? – preguntó una voz penetrante a mi espalda.
Me giré despacio. William estaba parado detrás de mi con una sonrisa.
- Eh… de lo que hicimos en las vacaciones – inventé en el momento.
- Y qué hicieron? – preguntó desconfiado.
- Lo de siempre. Ir a la playa, no hacer nada, pasear… - contestó gabi.
- Y tu que hiciste? – le pregunté a will.
- Mi familia y yo fuimos a donde nací a ver unos amigos…
- Así que no eres de aquí… - susurró gabi con interés.
- No. Yo vengo de Escocia. – dijo con una sonrisa…
miércoles, 25 de noviembre de 2009
PRIMERA SEMANA... (PARTE 2)
Saludé a mi madre y me senté en la silla que estaba frente a la taza. sostuve la taza entre mis manos, estaba caliente. bebí un sorbo para medir la temperatura del café, estaba dulce, espumoso, caliente y delicioso.
Miré por la ventana. mi madre y yo viviamos en un apartamento en el quinto piso de un edificio que estaba en la esquina de dos avenidas. por eso, solía sentarme a ver a las personas y a los autos que pasaban por la vereda y la calle.
Estabamos a fines del verano (en marzo más precisamente), y a esa hora el sol comenzaba a aparecer grande e imponente en el horizonte. La gente salía de sus casas y autos apurados por llegar a trabajar. Parecían miles de hrmigas en un hormiguero gigante.
Giré la cabeza y miré el reloj que estaba sobre la puerta.
7:30, pensé. No tengo tiempo para desayunar, tengo que llegar al liceo en 15 minutos. mejor voy a lavarme los dientes
Me paré y fui al baño. la puerta volvió a rechinar cuando entré. Me lavé los dientes lo más rapido que pude, luego tomé mi mochila y una campera de verano. Le expliqué a mi madre las razones por las que no había desayunado y salí casi que corriendo. Me quedaban 5 minutos cuando me subí al ascensor. cuando llegué a la calle me qudaban 3 minutos. Para llegar en hora, tuve que correr por la calle. lo cual no me resultó muy dificil, porque llevaba puestos unos chupines y unos botines rojos.
Llegué a tiempo, pero muy agitada. corrí 4 cuadras en 3 minutos (un record) y llegué 7: 45 en punto. Entré a la clase, ya estaban todos mis amigos ahí, Silvana, Jessika, Paula, Ana, Gabriel y Gastón.
Miré por la ventana. mi madre y yo viviamos en un apartamento en el quinto piso de un edificio que estaba en la esquina de dos avenidas. por eso, solía sentarme a ver a las personas y a los autos que pasaban por la vereda y la calle.
Estabamos a fines del verano (en marzo más precisamente), y a esa hora el sol comenzaba a aparecer grande e imponente en el horizonte. La gente salía de sus casas y autos apurados por llegar a trabajar. Parecían miles de hrmigas en un hormiguero gigante.
Giré la cabeza y miré el reloj que estaba sobre la puerta.
7:30, pensé. No tengo tiempo para desayunar, tengo que llegar al liceo en 15 minutos. mejor voy a lavarme los dientes
Me paré y fui al baño. la puerta volvió a rechinar cuando entré. Me lavé los dientes lo más rapido que pude, luego tomé mi mochila y una campera de verano. Le expliqué a mi madre las razones por las que no había desayunado y salí casi que corriendo. Me quedaban 5 minutos cuando me subí al ascensor. cuando llegué a la calle me qudaban 3 minutos. Para llegar en hora, tuve que correr por la calle. lo cual no me resultó muy dificil, porque llevaba puestos unos chupines y unos botines rojos.
Llegué a tiempo, pero muy agitada. corrí 4 cuadras en 3 minutos (un record) y llegué 7: 45 en punto. Entré a la clase, ya estaban todos mis amigos ahí, Silvana, Jessika, Paula, Ana, Gabriel y Gastón.
PRIMERA SEMANA...
- lunes! – grité desesperada y adormilada. Mientras cinchaba de la sabana que mi madre trataba de sacarme de arriba del cuerpo - ¿ no podía ser domingo? ¿ qué no hay tres domingos por semana?
- ya no te quejes! – la voz mas dulce que jamas he oído sonaba agitada por el esfuerzo de tirar y tirar de la sabana – además, “ 3 domingos por semana “ es un cuento de Allan Poe ¿ qué tiene de malo el lunes?
- que empiezan las clases! – chille con los ojos todavía cerrados.
- Pero vas a ver a tus amigos! Camila levantate!!!
- no vas a dejarme dormir verdad? - le pregunté con cara ácida.
Abrí los ojos y vi a una mujer baja, regordeta, de piel blanca y rostro amable. tenía un cabello color ocre en las raíces y se iba aclarando hasta quedar castaño en las puntas, era largo y ondulado. Ella me miraba con ojos compasivos y oscuros y con una sonrisa. esa era mi madre, Miriam.
Luego de "luchar" (si así puede llamarsele) con la ropa que me pondría mi primer día de clases, salí de mi cuarto y me dirigí como una flecha al baño. Abrí la puerta del mismo, y como siempre rechinó con un ruido sordo que me dejo los pelos de punta. Traté de ignorarlo y entré. Lo primero que hice fue mirarme al espejo.
No!!! ojeras no!! tal vez no tendría que haberme acostado a las 5 de la madrugada si después me tenía que levantar a las 7 de la mañana... tengo sueño!!! 2 horas dormí!!! 2 horas!!!, fue lo que gritó la mitad de mi alma, ya que la otra mitad tenía el extraño deseo de estar en otro lado, no sabía en donde, no sabía porque, solo sentía que ese no era mi lugar, alguien me esperaba... pero... quién era???
Miré mis dedos, finos y largos, surcados de lineas en los nudillos y luego, como deseando ver un rostro que no era el mío, levanté la vista y vi un rostro blanco, con algunos lunares, pero con uno que se destacaba entre los demás, uno de tamaño mediano en mi escala de lunares que estaba ubicado en el medio de mi mentón. Ese adormilado y ojeroso rostro tenía una nariz de "boxeador", porque el tabique estaba levemente torcido a la izquierda , unos labios rosados y carnosos, unas ojeras levemente verdosas, unos ojos color miel clara que tenían una sombra verde o dorada que solía aparecer con la luz del sol y, como si fuera el marco de un cuadro, un cabello castaño, ondulado y brillante con algunas mechas doradas que caía hasta la mitad de mi espalda.
- pasan los años y mi rostro siempre es el mismo... - susurré mientras me tocaba la cara con los dedos.
Suspiré. Mi rostro no iba a cambiar solo con desearlo, así que traté de ayudarlo peinandome, no logré mucho, porque mi abundante cabellera era tan incontrolable como la dueña, jamas podía someterlo a un peinado perfecto, siempre un mechon tenía que romper las reglas y escaparse de el broche o lo que lo sujetara.
dejé de darle importancía a mi cabello y corrí hasta la cocina a tomar el desayuno.
- ya no te quejes! – la voz mas dulce que jamas he oído sonaba agitada por el esfuerzo de tirar y tirar de la sabana – además, “ 3 domingos por semana “ es un cuento de Allan Poe ¿ qué tiene de malo el lunes?
- que empiezan las clases! – chille con los ojos todavía cerrados.
- Pero vas a ver a tus amigos! Camila levantate!!!
- no vas a dejarme dormir verdad? - le pregunté con cara ácida.
Abrí los ojos y vi a una mujer baja, regordeta, de piel blanca y rostro amable. tenía un cabello color ocre en las raíces y se iba aclarando hasta quedar castaño en las puntas, era largo y ondulado. Ella me miraba con ojos compasivos y oscuros y con una sonrisa. esa era mi madre, Miriam.
Luego de "luchar" (si así puede llamarsele) con la ropa que me pondría mi primer día de clases, salí de mi cuarto y me dirigí como una flecha al baño. Abrí la puerta del mismo, y como siempre rechinó con un ruido sordo que me dejo los pelos de punta. Traté de ignorarlo y entré. Lo primero que hice fue mirarme al espejo.
No!!! ojeras no!! tal vez no tendría que haberme acostado a las 5 de la madrugada si después me tenía que levantar a las 7 de la mañana... tengo sueño!!! 2 horas dormí!!! 2 horas!!!, fue lo que gritó la mitad de mi alma, ya que la otra mitad tenía el extraño deseo de estar en otro lado, no sabía en donde, no sabía porque, solo sentía que ese no era mi lugar, alguien me esperaba... pero... quién era???
Miré mis dedos, finos y largos, surcados de lineas en los nudillos y luego, como deseando ver un rostro que no era el mío, levanté la vista y vi un rostro blanco, con algunos lunares, pero con uno que se destacaba entre los demás, uno de tamaño mediano en mi escala de lunares que estaba ubicado en el medio de mi mentón. Ese adormilado y ojeroso rostro tenía una nariz de "boxeador", porque el tabique estaba levemente torcido a la izquierda , unos labios rosados y carnosos, unas ojeras levemente verdosas, unos ojos color miel clara que tenían una sombra verde o dorada que solía aparecer con la luz del sol y, como si fuera el marco de un cuadro, un cabello castaño, ondulado y brillante con algunas mechas doradas que caía hasta la mitad de mi espalda.
- pasan los años y mi rostro siempre es el mismo... - susurré mientras me tocaba la cara con los dedos.
Suspiré. Mi rostro no iba a cambiar solo con desearlo, así que traté de ayudarlo peinandome, no logré mucho, porque mi abundante cabellera era tan incontrolable como la dueña, jamas podía someterlo a un peinado perfecto, siempre un mechon tenía que romper las reglas y escaparse de el broche o lo que lo sujetara.
dejé de darle importancía a mi cabello y corrí hasta la cocina a tomar el desayuno.
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