La primera clase fue inglés, ese año tuvimos una profesora nueva que se llamaba Lucía y era una loca histérica y un poco amigable… por lo menos era lo que había pensado…
Durante la perorata de la profesora, observé con detenimiento la clase: seguía igual, con sus paredes blancas, las baldosas azules del piso, los bancos de metal para cada alumno, el escritorio de madera que ocupaban los profesores ubicado en la esquina izquierda al lado de las ventanas que daban a la escalera y a la clase de 3ro , el pizarrón blanco como la nieve y los lockers azules y grises en la esquina derecha, al lado de las ventanas.
Solo había una diferencia en esa clase que me resultaba tan familiar, una chica con cara amigable y divertida. Su cabello castaño y brillante le caía hasta la mitad de la espalda, tenía unos ojos hermosos… extrañamente violáceos o turquesas, desde mi lugar no podía identificar el color con exactitud, pero fueran del color que fueran, sus ojos eran tan interesantes e intrigantes como los de un gato. Vestía un capri blanco y una sin mangas roja con unos labios plateados en la espalda.
Sonó el timbre, decidí que iría a saludarla, pero cuando me dirigía a ella desapareció.
La siguiente clase fue biología, hasta ese momento, había creído que esa materia era lo mejor… entonces conocí a la jirafa. Jirafa, o más formalmente La Maldita Profesora de Biología era una mujer malhumorada y perfeccionista que una vez nos amenazó con pegarnos con un látigo… aún
recuerdo sus palabras y me río:
- Chiquilines que quieren?! Que traiga un látigo y les pegué?!?!
(Comprenderán que era una mujer muy educada y suave con sus expresiones…)
Por unos minutos volví a observar el lugar de la nueva. Ahí estaba, garabateando algo en su cuaderno. Miré a la profesora, seguía hablando del programa de 2do. Volví a dirigir la mirada a la nueva, ella estaba sentada, mirándome con una extraña sonrisa intrigante… de nuevo sonó el timbre. Ahora sí, me dirigí como un flash a la nueva, pero volvió a desaparecer…
Ya me estoy cansando de esto… , pensé. Mejor voy a saludar a los de 3ro.
Entré a la clase con toda naturalidad y saludé a mis amigas: Gabriela, Lorena, Florencia, y Nicole.
Luego de algunas risas me dediqué a ver la clase, seguía siendo pequeña como siempre, abarrotada de ventanas, con dos pizarrones y una biblioteca en la pared libre de la clase. Lo único que rompía la regla a mi recuerdo de ese lugar era un chico de cabellos castaños claros y cortos, me miraba con ojos muy penetrantes y violáceos o turquesas, iguales a los de la nueva de mi clase…
Me acerqué a él mirándolo fijamente. Observe sus hermosas facciones, tenía labios finos y pálidos, al igual que el resto de su piel y facciones simétricas e intrigantes.
- Hola! tu eres nuevo ¿verdad? – le pregunté con una sonrisa y vos amistosa para darle confianza.
- Si – respondió un poco indiferente
- Ah… y eres… - ay por favor… no podía ser tan poco sociable.
- William – dijo un poco inseguro
- Yo soy Camila, pero todos me dicen kmi…
- Bueno, kmi – musitó con una pequeña mueca que para mi significó: o me dejas en paz, o tendrás un feo problema…
No había nada más que decir. Me di media vuelta y me alejé de el como dos metros.
- No es muy sociable ¿cierto? - le susurré a Gabriela – qué tal te cae?
- B-bien… va, tampoco se mucho de él… solo míralo – susurró con una sonrisa.
- Qué? – musité con mirándolo con disimulo
- Es sexy – dijo mordiéndose el labio
- Puede ser… aunque hay algo más…
- Como qué algo más? – me preguntó con el ceño fruncido
- Sí, no lo sé. Míralo… sus ojos… ¿los viste?
- Sí! Son hermosos no lo crees?
- No me refiero a eso – negué entre susurros – me refiero a que…
- De qué hablan? – preguntó una voz penetrante a mi espalda.
Me giré despacio. William estaba parado detrás de mi con una sonrisa.
- Eh… de lo que hicimos en las vacaciones – inventé en el momento.
- Y qué hicieron? – preguntó desconfiado.
- Lo de siempre. Ir a la playa, no hacer nada, pasear… - contestó gabi.
- Y tu que hiciste? – le pregunté a will.
- Mi familia y yo fuimos a donde nací a ver unos amigos…
- Así que no eres de aquí… - susurró gabi con interés.
- No. Yo vengo de Escocia. – dijo con una sonrisa…
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