Gee♥ // Bren♥ // Max♥ // Add♥

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mis 4 amores = hermosos preciosos perfectos heavys talentosos y sexys ♥

viernes, 20 de agosto de 2010

Cap: 2 Sadomasoquistas y 1 Saltador Atrapados Por 3 Encapuchados

- Vamos – susurré cuando sus ojos se clavaron en los míos y creí que me desmadejaría en el suelo clamando por sus labios… y sus dientes también…

Opa! , pensé mirando hacia un costado para ocultar de sus ojos mi ceño levemente fruncido. Desde cuando hasta acá me he vuelto tan desesperada por que me muerda? Eso, exagerando un tanto es algo sadomasoquista… ya me voy a ocupar de averiguar el significado de esa palabra con claridad…

Sentí ganas de abrazarlo y acunar su cabeza en mi pecho como siempre hacía cuando lo notaba algo decaído, pero no tenía muy claro si era indicado con toda esa gente presente. Lo miré a los ojos y los suyos negaron como respondiendo a mis pensamientos, y en respesta hice una pequeña mueca que el respondió rodando los ojos.

- Y camila… cómo te hiciste una de nosotros? – preguntó Sam luego de darle otro trago a su bebida.
- No lo sé… - musité bajando la mochila al suelo – soy así desde hace mucho…

Sam miró a Máximo algo contrariado.

- Como… no es la gemela de alguno de ustedes? – Sam frunció el ceño y me miró de forma inquisitiva.
- No… - respondí yo por él – no sé quien es…
- No lo recuerda – le confirmó mi nene y me tendió su botella – bebe algo…

Tomé la botella con naturalidad y me la llevé a los labios con toda la confianza. Sam me miró algo sorprendido por mi actitud y la de Max, pero se mantuvo en silencio mirándome por un minuto más. Bebí con suavidad, dejando que ese liquido sabor… agh, no era la sangre que me agradaba más, pero aún así era pasable… sabor a miel mezclado con… algo salado, agridulce. Pasó por mi garganta con suavidad, pero solo permití que fuera un trago. Hice una pequeña mueca y le devolví la botella a mi nene que me miraba con una mueca.

- No te gusto… - confirmó max mirando la minúscula mueca inconforme de mis labios.
- Así que también tiene preferencias… - musitó Sam mirando el suelo y yo lo examiné de refilón desconfiada.

Máximo me dio un codazo suave cuando detectó la forma agria en que miraba a Sam. Lo miré algo monótona y él repasó sus caninos con la lengua en medio de una sonrisa. Lamí los míos para confirmar que aún estaban a su altura normal… si, estaban bien. Me aclaré la garganta y miré a Max… todo muy lindo y estaba bien la taberna, pero tener a Sam tan pensativo delante me incomodaba.

- Ey Sam! – lo llamó mi nene – vamos? No tenemos toda la noche… - él me miró cómplice y luego se levantó para saludar a Luke con un abrazo.

Lo miré en silencio, parecía estar en su casa en esa pequeña taberna de pueblo… suspiré un segundo y levanté la mochila hasta apoyarla en el taburete donde antes él estaba sentado. Me dispuse a ponerme la campera, primero ordenando algo mi pelo debajo de la capucha del canguro rayado y luego estirando bien las mangas. Sam se levantó con su botella en la mano y se aproximó a la salida mientras que con la mano libre saludaba a Luke y exclamaba

- Nos vemos Luke! – miró hacia una esquina y volvió a exclamar – oye! Nos vemos el lunes Maggie!
- Como digas Sam – asintió una chica rubia que atendía una mesa, la mesera definitivamente.
- Vamos… - susurró Máximo cerca de mi oido mientras tomaba la mochila de mis manos y se la colgaba al hombro.

Me mordí el labio. Como deseaba haberlo tocado aunque fuera un poquito en ese momento… él se dedicó un segundo a mirar mis labios y sonrió mientras balbuceaba solo para mi:

- Luego…

Caminamos hasta la salida y me puse el impermeable, luego Max y salimos. El frío me caló los huesos hasta que entramos al auto. Me subí al asiento trasero y me mantuve bien sentada y callada, puesto que Sam, un completo desconocido para mí, estaba sentado en el lugar donde siempre acostumbraba sentarme en el auto de max: el asiento del copiloto. Mi nene me observó un segundo por el espejo retrovisor y me tranquilicé algo, parecía seguro con el tal Sam, por lo que intenté sentirme de la misma forma en su presencia.

Me recosté en el asiento y respiré pausadamente. Afuera la tormenta arreciaba sin piedad. Arrollé algo las piernas para tenerlas más cerca de mi cuerpo, solo por el hecho de hacer algo en concreto… si Sam no estuviera lo primero que hubiera hecho era encender la radio y hacer una especie de Karaoke con Máximo… los 2 éramos pésimos cantantes, pero aún así nos divertíamos interpretando canciones.

Lo razoné un segundo… wow! Todo lo que había sucedido en apenas un mes! O no… era un mes y medio, casi 2. Si, era un completo desastre para contar el tiempo, por el simple hecho de que no lo hacía! No tenía una idea muy clara de cuantos días estuvimos juntos, porque nunca se me había planteado como algo fundamental saberlo. Me pregunté si Max lo sabría… pero no, con facilidad se olvidaba de que día era e incluso en que mes se encontraba, no podría confiar en él para que me dijera una fecha y cantidad exactas.

Mientras pensaba todo esto Tigresa se iba desplazando hacia las salidas del pueblo, tanto que llegó un momento en que lo único que alumbraba el ambiente externo e interno eran los focos del Jaguar. En la oscuridad, los ojos de Max refulgieron de un tono rosa pálido y los de Sam de un color celeste aguado. Me detuve un segundo mirando los contornos del cuerpo de mi adonis… por lo menos los que alcanzaba a distinguir en la oscuridad… era perfecto, perfecto en todas sus formas, nada ni nadie me harían cambiar de idea, porque esa era una verdad que a mis ojos era irrefutable.

Esperé en silencio durante un cuarto de hora más aproximadamente hasta que el auto frenó con lentitud y todos en el auto nos pusimos algo tensos… había llegado el momento de abandonar la seguridad del auto. Miré a max en silencio y él me miró a mi.

- Iré a avisar que ya los traeré… - informó Sam y desapareció del auto, se evaporó en el aire.
- Pasate para adelante! – urgió Máximo mientras me tironeaba de los brazos y yo trepaba por el asiento hasta estar sentada en el asiento contiguo al suyo: MI asiento. – no tardará mucho…
- Qué pa…?

No había terminado de formular la pregunta cuando sus labios ya se habían apropiado de los míos. Abrí más la boca buscando con desesperación su lengua que no se tardó en aparecer, acariciando la mía con ternura pero algo de furia impregnada en su roce. Interné mis dedos en su pelo y los enredé para luego tironear de él un poco, en respuesta gruño y separó nuestros labios para morder mi mandíbula. Se lo agradecí cuando mi respiración se entrecortó un poco por esa causa.

- Que masoquista… - susurró él internando sus dientes en mi piel otra vez, mucho más fuerte que la vez anterior.

Gemí con suavidad, porque eso si me había dolido… pero a la vez me había gustado… agh, daban asco esos retorcidos gustos míos. Gruño algo complacido y sus manos me aferraron con firmeza mucho más cerca de su cuerpo, a decir verdad, estaba sentada con la espalda apoyada sobre la pantalla táctil y el equipo de música.

- Sadomasoquista… - corregí haciéndome la interesante y empujándolo contra el asiento para tener más acceso a la parte que quisiera de él…
- Uh… no tienes idea de lo que estás haciendo con este pobre chico… - susurró como tentándome y de verdad que sirvió.

Con suavidad mis labios descendieron desde el lóbulo de su oreja, pasando por su quijada donde mordisqué algo y luego seguí bajando por su cuello. Me abrí paso hasta un punto cerca de su hombro que creí conveniente e hinqué mis dientes con malicia. Sus manos que hasta ese momento subían por mis muslos se quedaron aferradas a mi, apretando con fiereza; estaba segura de que ya me quedarían moretones en esos lugares pero no me importó… para nada.

Inclinó su cabeza hacia atrás y ahogó un pequeño gemido mientras arqueaba algo la espalda…

- Lo siento… - musité apoyando mis manos a cada lado de sus hombros e impulsándome hacia atrás – te dolió? – pregunté mirando las marcas de mis dientes sobre su piel, eran algo profundas, pero no lo suficiente como para lastimarlo de verdad.
- Si… - susurró como si no tuviera aire en los pulmones. Infló el pecho dejando pasar el oxigeno y luego continuó – pero te cuento un secreto?

Asentí con la cabeza levemente y dejé que sus manos me recostaran sobre él, bien acomodada sobre su pecho. Sus labios acariciaron mi cabello y luego descendieron hasta mi oreja.

- Yo también soy algo sadomasoca… - rió con un tinte de perversión y atrapó mi lóbulo entre sus dientes con suavidad.

Lo miré algo cohibida, pero dejando volar por dentro toda mi retorcida imaginación… le corté las alas al instante, porque me estremecía el solo pensarlo con seriedad. Sus labios buscaron los míos, esta vez con ternura y suavidad. No se los negué, jamás lo haría. Nos fundimos en un tierno beso, donde cada una de nuestras células intercambiaban mensajes tan íntimos que hacían que mi piel se erizara al solo contacto con la suya.

- Que interesante… - comentó una voz detrás de Max y muy cerca de mi rostro que no conocía a la perfección pero que me resultaba vagamente conocida.

Los músculos perfectos de mi nene se tensaron al máximo y sus labios se separaron de los míos con demasiada rapidez como para que a mi me agradara. Abrí mis ojos y miré con demasiado odio en mi mirada a quien nos interrumpía mientras un gruñido furioso comenzaba a vibrar con peligrosidad en mis cuerdas vocales. Sam nos miraba de cerca y de forma inquisitiva.

- Camila… no – me reprendió Máximo al ver como miraba al vampiro insoportable llamado Sam.

Lo miré con un puchero y la furia contenida en mis ojos. Su mirada me reprendió y sus dedos acariciaron mi mejilla intentando calmarme… como era posible que sucumbiera con tanta facilidad al roce de su piel? Al instante luego de su tierna caricia dejé de gruñir y mirar a Sam para ocuparme de acomodarme mejor contra el pecho fornido de mi hermoso adonis. Una fingida tranquilidad me invadió con rapidez y escondí mi semblante en su cuello contra su pelo. Mi mano izquierda se colgó del otro lado de su hombro y mis dedos trazaron pequeños círculos en su piel fría. Me quedé tan quieta y sumisa entre sus brazos que el silencio se hizo el producto predominante en la masa sonora.

- Sam… - lo llamó Máximo y mi cuerpo se movió al ritmo de su respiración.
- Si máximo? – preguntó el aludido.
- Espero que entiendas que este detalle queda entre nosotros… - sugirió con tono firme pero persuasivo a la vez.
- Si… lo entiendo. – aceptó Sam con tono monótono – entiendo que no quedará bien visto que el presidente de la cámara de nobles esté tan… comprometido con una humana… - yo al oír esto me removí con furia sobre máximo, cuál era su problema con las personas normales?!
- Shh… - me calmó mi nene con ternura pasando su mano por las cuervas de mi cuerpo con lentitud – tranquila… así…

En pequeños segundos me silencie y la furia abandonó mi cuerpo para dar lugar a una devastadora sumisión.

- Parece un gato… - comentó Sam y supuse que hablaba de mi.
- Tan mala y tranquila al mismo tiempo… - susurró mi nene y pude confirmar que hablaba de mi. – tan… tan perversa y angelical.

Respiré con tranquilidad y en silencio besé su cuello con dulzura. No me incomodaba que me trataba de gato u otro animal sugerente, como zorra o perra o lo que fuera… no, no me molestaba si Máximo lo decía, porque lo amaba y sabía que él sentía lo mismo por mi.

- Mis labios están sellados – juró por fin Sam – definitivamente… las cosas con Maurizio y su esposa están complicadas… reclaman tu puesto en la cámara de nobles alegando que no le dedicas el tiempo necesario a tus deberes y sé que si se descubre que mantienes una relación con una chica humana que a…
- No es humana… es media sangre – lo corrigió mi nene.
- Humana – insistí por primera vez.
- Humana, media sangre o vampiresa, no interesa mientras camila sea tan joven – objetó Sam imponiéndose a nuestras asperezas.
- Eso es cierto… - susurré haciendo un pequeño puchero y apoyándome en su pecho para levantarme un poco y que viera mi rostro con más claridad.

Me miró a los ojos y después de mirar mi puchero con una expresión de culpa me empujó a mi antigua posición una vez más. Me acomodé a mi gusto, con el rostro recostado en su cuello, acariciando su piel con mi respiración y aspirando su aroma como si fuera una droga de placer.

- Como fue que lo atrapaste? – preguntó Sam y tarde unos segundos en entender que me hablaba a mi.
- A mi me preguntas? – susurré levantando mi rostro para verlo, pero ya no estaba en el asiento trasero, sino que se ubicaba recostado en el asiento contiguo al resto. – yo… - lo pensé un segundo, que había hecho?? - Pues… nada. No hice nada…

Sam frunció el ceño de forma incrédula y sonrió como si le hubieran dicho una broma.

- En serio… él es un hombre de muchas mujeres…
- ERA – corrigió mi nene luego de estirarse para besar mi mandíbula con ternura. – un hombre de muchas mujeres… pero tu que me dices? – dijo max – para cuando te engemelas y tienes algo que dure?
- Tengo cosas más importantes por el momento… - objetó.
- Oh vamos! Hace 200 años que dices lo mismo! – se quejó Máximo acomodándose debajo de mi.

Nos quedamos en silencio un minuto… notábamos como los 3 tratábamos de evitar la responsabilidad de movernos hasta donde se encontraba el Rey. Me quedé muy quieta y mi nene también, lo mismo con Sam… aunque no nos dio mucho tiempo a pensarlo… puesto que 3 figuras apareciéron paradas frente al auto en cuestión de un segundo.

Estaban vestidas de negro con impermeables, encapuchados de tal forma que no lograba ver sus rostros. Solo distinguía sus manos que salían de las mangas y eran pálidas. De la impresión y el miedo temblé mientras en mis cuerdas vocales vibraba un grito de horror. Máximo tapó mi boca con su mano y la apretó con fuerza para impedir que mis labios produjeran algún sonido. Mi cuerpo aún así tenía que expresar mi miedo y se me arqueó la espalda con brusquedad para demostrarlo. Mi hermoso adonis cruzó su brazo por encima de mi vientre y lo empujó hacia abajo, inmovilizándome contra su cuerpo.

- Bueno… nos están apurando como lo pueden ver. – susurró Sam incorporándose – será mejor que salgamos.

Máximo asintió con la cabeza lentamente.
- En silencio… - susurró en mi oido y liberó mi cuerpo suavemente – ponte el impermeable y sal del auto sin hablar…

Asentí con la cabeza y tomé el impermeable del asiento trasero. Me lo puse y salí al agua, afuera estaba congelante… detrás de mi salieron Sam y Max, quienes caminaban detrás de mi pisándome los talones. Cuando faltaban unos escasos metros para estar cara a cara con los encapuchados, Máximo se me adelantó en silencio y siguió caminando, aunque Sam permaneció detrás de mi.

Ninguno de los tres seres aterradores se movió un milímetro, ni siquiera en cuanto estuvimos frente a ellos.

- Los estábamos esperando…


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hola chikas!! ojala les guste! okis, aceptemoslo, los protas son 2 pervertidos sin retorno. no me los imagino de otra forma porque Camila es en escencia una imagen de mi... bueno, en teoria sería yo en escencia con otro nombre... u.u

bueno, ojala les guste el capi! wiii wiiii

ahhh
ahora pasense por el muro de la izquierda porque pondre 2 personajes más q son: Agatha y Samuel ( o Sam, como me gusta a mi)

1 comentario:

  1. ke onda kn los enkapuchados??
    parece ke se kreen la gran kosa
    i sam stuvo todo el tiemo de chismoso ¬¬
    ke kosas...
    jajaja
    pero bueno
    me gusto el kapitulo!!
    cuidate
    bye!!

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