hola chikas!!! aca les dejo el capi!!! sisisi estaba muerta por publicar!!! bueno, pense que sería bueno agregar una foto del Jaguar XF de Max para que se hagan una idea más clara de como es su "Tigresa".... ojala les guste el cap! COMENTEN COMENTEN COMENTEN COMENTEN-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Subtitulo: El Primer Beso
- Uf… por favor no empieces a filosofar Max…
- No filosofeo… solo digo…
- Max, esa palabra no existe, no se dice estoy filosofeando algo..
- Bueno, pero yo lo digo así porque se me canta! – objetó haciéndose el ofendido
- Si, si… como digas nene. – bostecé – tengo sueño… - balbucee cerrando los ojos y utilizando su hombro de almohada. – estas taaaannnn cómodo como almohada.
- Dormí un rato… - me aconsejó – me gusta verte dormir…
Verme dormir? Cuando él me había visto dormir? No vivíamos juntos ni mucho menos, yo dormía en mi camita y él en la suya… si es que dormía, porque aunque le gustaba sabía que solo necesitaba hacerlo unos 20 minutos por día. Fruncí un tanto el ceño y miré el techo.
- Y tu cuando me has visto dormir?? – pregunté.
- Ehmm… eso me lo guardo para mi solito. – me evadió y lo miré de forma reprobatoria, desde cuando me ocultaba ese tipo de cosas?
- Uh… mira! Las 6! – exclamó mirando su reloj de mano – mejor te llevo a tu casa…
- Pero, espera… no me respondiste la pregunta! – me quejé, pero era demasiado tarde, puesto que me había alzado sobre su hombro y ya caminaba por el pasillo a una velocidad considerable. – BAJAME! – le exigí
Él pareció no escucharme y siguió caminando, casi podría decirse que corriendo. Cruzamos puertas, escaleras y largos pasillos hasta que bajamos por la ultima escalera y Max entró al living conmigo a cuestas.
La sangre se me estaba yendo al cerebro y sentía un zumbido en los oídos, mi novio lo sabía, pero aún así seguía procediendo de la misma manera. De repente, me soltó y en una extraña maniobra me dejó parada en el suelo, el cambio de postura tan repentino me hizo doler la cabeza, tanto que creía que me la estuvieran explotando con mini bombitas nucleares. Me tambalee a los lados y me sostuve de su brazo, puesto que era lo primero que tenía más cerca… pero estaba demasiado tibio para ser su brazo…
- Puedo explicarlo… - alegó Max como calmando a alguien.
Miré hacia arriba y vi el rostro de el padre de Julieta mirándome extrañado. Lo solté al instante y lo miré con una compensadora sonrisa:
- Lo siento – musité e intenté ubicar a Max, pero antes de eso me encontré con otros rostros.
El primer rostro que ubiqué fue el de Brenda, que estaba rodeada de bolsas de diferentes colores y miraba a Máximo con lo brazos en jarras. Llevaba puestos una pollera entubada negra y una linda blusa color blanco de un hombro caído, también usaba unos hermosos tacos negros, simples y altos, pero muy lindos. El siguiente en ubicar fue William, estaba varado mirándolo a mi nene como si este último le hubiera sacado algo preciado. Will usaba unos jeans gastados, vans rojas y una campera a cuadros de tonos rojizos y amarronados. Luego noté la presencia de otro personaje en la sala… era alto, canoso de facciones amables, pero por el momento se lo notaba serio observando la situación. Por ultimo me detuve en máximo, una pequeña línea de “me agarraron con las manos en la masa” se asomaba alrededor de la comisura izquierda de sus labios.
Atiné a no mirarlo para no ser obvia, por lo que fingí encontrar algo interesante en la ventana cerca de will.
- Explicar que? – preguntó Cesar mirando a Max de una forma especial, cómplice ¿?
- Lo que quieras que explique – lo evadió Máximo eficazmente.
- Podrías empezar por lo primero… qué hace camila a esta hora y en esta casa? – preguntó Brenda con tono exigente, que no dejaba de ser suave y delicado.
- Ehhh… es una historia muy larga, tiene muchas vueltas, y la verdad no tenemos mucho tiempo – explicaba más mientras se adelantaba y le daba las llaves del Jaguar a Cesar – Ces, la llevas a su casa mientras soluciono unos temitas con tu marida??
- Máximo, no seas analfabestia! Se dice esposa! – lo corrigió la mujer.
- Si, como sea… tu – mi nene señaló a William – a tu cuarto o a donde sea lejos del escritorio…
- Si claro… - alegó él en tono burlón y se tiró en el sillón a escuchar música.
Máximo dijo unas palabras en un extraño idioma y el desconocido canoso salió de la habitación con una minúscula sonrisa divertida. Luego fue hasta brenda y cargó con sus bolsas y salió por la puerta con su “cuñada” siguiéndolo.
- BIPOLAR… - dijo Cesar rodando los ojos y se acercó a la puerta de salida.
Lo miré quieta en mi lugar por unos segundos y luego lo seguí a toda prisa. Nos mantuvimos en silencio por unos minutos mientras estuvimos fuera del auto y en cuanto nos subimos al Jaguar XF pareció que ese silencio se hubiera roto por completo.
- Y como estás? – preguntó con una sonrisa amigable.
- Bien. Normal… - respondí con una pequeña sonrisa – y ustedes?
- Bien… con huéspedes en casa… - me miró con complicidad – por suerte se van hoy, ya no me aguanto más a el Jean ese que no sé ni de donde salió que vive mirando raro a Julieta.
Lo miré sorprendida por la confianza que imponía en mi y reí con naturalidad acerca de sus quejas.
- Siempre pasa lo mismo con los amigos de brenda… todos unos asalta-cunas.
Reí una vez y lo miré divertida.
- Ay, por favor, como si fuera tan malo… hay que ver el lado positivo
- No hay lado positivo cuando uno cualquiera se acerca a mi hija.
- Que celoso! – exclamé y él me miró
- Yo defiendo a mis hijos… a will no necesito porque me salió… delicado, pero Julieta… Máximo me la llevó por mal camino desde chiquita.
- Delicado? – pregunté riendo – me parece que más bien es cerrado!
- Cerrado a las mujeres, es preocupante! – declaró con tono gracioso.
- Para mi que solo busca a la justa que precisa… no es necesitado de por si – explique.
- Pero todos los hombres somos necesitados de nacimiento! Las mujeres son nuestra droga y somos adictos! ES LA PURA VERDAD
- Bueno, eso es cierto – le acepté pensando en todos mis amigos y conocidos. – en realidad, nosotras también somos necesitadas… solo que no se nos nota.
- Uh… demasiada sabiduría para 14 años – insinuó riendo – que habrás hecho vos que sabes tanto…
- Ey! Nada, yo soy puritana!
Me miró con cara de “WATH THE FUCK?!” y luego dijo solemnemente:
- No te creo.
- Esta bien… no me creas.
Nos mantuvimos en silencio durante unos segundos y luego él volvió a hablar:
- Y… así que te llevas bien con Máximo… - insinuó y dije lo primero que se me vino a la cabeza, que para mi suerte fue algo acertado.
- Es amigable – reconocí con naturalidad y una fingida ingenuidad – aunque algo bipolar… creo.
- Si… es raro, bueno, es Máximo… todo en él es anormal.
Lo miré y sonreí un tanto divertida.
- Pero es más bueno que el pan… a pesar de todo lo que pueda llegar a hacer… siempre está súper preocupado por los que quiere.
Es cierto, pensé mirando por el vidrio para ocultar mi mirada, esa que ponía cada vez que pensaba en él y era de lo más tierna y nostálgica.
- Puede ser… pero no lo conozco tanto como para asegurarlo – alegué con una mueca simple.
Me miró un segundo y sonrió con comodidad.
- Es encantador – declaró él – de Max hablo…
- Tu crees? – pregunté con una fingida curiosidad.
- Si, del todo seguro… siempre fue un cassanova, por lo menos desde que yo lo conozco, o sea desde hace 2.525 años
- Pero tu cuantos años tienes? – le pregunté.
- 2530 – declaró – Max y Vlad estaban en mi legión en el ejercito cuando me transformaron…
- Pero no entiendo… entonces Máximo era más viejo que tu? Y entonces como es que el tiene 5 años menos?
Rió un poco.
- Es algo confuso, es verdad. – explicó – Máximo sabe que fue convertido en vampiro a los 24 o 25 años, pero al principio jamás contó el tiempo que iba pasando y entonces solo se quedó con los 25 años, lo mismo con Vladimir. Yo fui el único inteligente que decidió contar los años y guardar las cosas puesto que en algún momento estas tendrían algún valor especial…
Lo miré intentando comprender todo.
- Por eso, Máximo tiene 2525… porque es mi edad menos 5 años, que es la diferencia entre nuestras edades.
- Entiendo… así que básicamente a ninguno se le ocurrió nada demasiado inteligente hasta que te conocieron.
- Claro – me aceptó asintiendo con la cabeza – tu también tienes un cerebro agil, le serás muy útil...
“le serás muy útil...” A quién le sería útil yo?
- Útil para quien? – pregunté sin obviar su cavilación.
- Para tu gemelo – dijo con simplicidad – Máx me lo dijo… ayer.
- Ah… si tu lo dices. Aunque creo que le resultaran más útiles mis capacidades a mi inteligencia…
- El control mental también de desarrolla en las neuronas y sus conexiones, Camila
- Bueno… no se me dio muy bien ese tema en clase de biología… - me excusé y rió.
- Como sea, bienvenida al club de los sanguijuelas… no tienes idea de lo hermoso que es estar con tu igual… - comentó sonriendo y me miró con un brillo especial en los ojos – yo no sé que haría sin mi mujer…
- Que tierno… - dije sonriéndole – ojalá yo pueda ser tan feliz…
- Lo serás – afirmó y luego me pareció que dijo algo, pero solo alcancé a oir algo muy levemente como “eres” pero no estaba para nada segura.
Me recosté en el asiento y miré por la ventana. me imaginé con cada detalle a Máximo. Revivirlo en mi mente era uno de mis mejores pasatiempos. Recordé en pocos segundos mi primer beso con él…
Julieta y will tardaban demasiado en clases y yo no estaría dispuesta a esperarlos… salí y comencé a caminar. En la esquina, mientras esperaba a cruzar el semáforo un chico se me acercó con una sonrisa.
- Hola! – me saludó besando de prepo mi mejilla- como estás nena?
- NO ME TOQUES! – chillé al desconocido y mis dedos se empastaron en su cara sin piedad.
- Odio cuando me golpeas… - dijo reacomodándose la quijada – tienes mano pesada linda…
Recién entonces miré sus ojos, que tenían un color aplomado y en cuestión de segundos se pasaron al fucsia fuerte.
Máximo, no pude evitar pensar con una satisfacción creciendo en mi pecho… pro no era corporalmente como yo lo conocía, en ese momento tenía mucho pelo revuelto en un corte sexy y algo más corto a como siempre lo llevaba. Era algo más alto que yo, pero no mucho más y usaba unos lindos chupines color rojo sangre. Se abrigaba con una campera simple color negro y usaba unos lindos DC color negro con cordones rojos.
- Max?! – pregunté incrédula aún
- Fua! Menos mal que me sacaste al toque porque sino… de seguro me matabas,
Reí un poco.
- Puede ser, puede ser…
- Y como estás? Yo vine a buscar a mis sobrinitos. - dijo con una sonrisa encantadora.
- Bien… algo cansada pero bien y vos?
- Bien… algo molesto porque vinieron unos amigos de brenda a casa y aghh… - hizo una mueca de molestia – uno es un promiscuo de mierda y el otro es tremendo puritano, o sea, nada que ver el uno con el otro y encima para peor no entienden que los humanos también tienen sentimientos… ugh, ayer casi matan a unos vecinos…
Lo miré con ganas de tocarlo, quería tocarlo con toda el alma, mi cuerpo gritaba por sentir su roce. Por lo que con toda mi naturalidad apoye mi mano como al pasar en su pecho y lo empuje un tanto.
- Te ves raro… pero bien. – le dije y mis dedos se despegaron de su ropa.
Su mano se adelantó y tomó mi muñeca, de tal forma que mi manos siguió apoyada sobre su corazón que latía con extremada lentitud. Lo miré un tanto sorprendida, pero a la vez totalmente complacida. Me sonrió y se acercó un poco. Sentí mi corazón latir a mil por hora y supe que él también lo escuchaba. Sus manos soltaron la mía y con suavidad descendieron desde mis costillas hasta mi espalda baja. Lo sentía tan cerca que apenas podía moverme sin tocarlo… esa sensación me ponía en un estado mucho mejor que la felicidad.
Poco a poco, fuera lo que fuera que estuviera alrededor, desapareció. Se desmenuzaba y terminaba hecho como polvo en el viento. Sus ojos escrutaron los míos con curiosidad y yo solo me concentré en sentir sus brazos rodeándome la cintura con confianza y convicción. Mi cuerpo me dictó que situara mis manos en las nacientes del pelo en la parte de atrás de su cabeza y así lo hice… tenía el cabello sumamente sedoso y suave, mucho más agradable que le roce puro del agua cristalina de una pequeña laguna natural. Sus labios estaban tan cerca que me era casi posible sentir su tacto… casi posible… POSIBLE.
Sus labios besaron los míos con suavidad y tranquilidad, yo a decir verdad no tenía idea de que hacer, pero podía sentir como él iba guiando a mis labios con los suyos y a mi lengua con la suya…
Mi primer beso… pensé casi inconciente de lo que pensaba, estaba demasiado concentrada en ese tacto de nuevo sabor y de insuperable matiz…
- Camila, llegamos – me interrumpió Cesar apoyando si mano en mi hombro – nos vemos otro día – me sonrió cálidamente
- Adiós Cesar, lo saludé y abrí la puerta del auto – besos a Brenda que no pude saludarla
Sonrió de forma picara y con ese brillo envidiable en los ojos dijo:
- Se los daré…
En cuanto me subí al ascensor continué con mi recuerdo… el mejor de todos.
Mi primer beso… pensé casi inconciente de lo que pensaba, estaba demasiado concentrada en ese tacto de nuevo sabor y de insuperable matiz…
En ese momento me di cuenta de que desde adentro me estaba consumiendo por su cuerpo, lo noté cuando sus labios se volvieron mi cielo y mi infierno… mis instintos me dictaban que no había nada más insuperable que sus labios, me dictaban con razón que serían mi cielo donde todo sería perfecto y él sería mi dios, mi protector y a la persona que más me preocuparía por mantener dentro de mi… me dicto también que su nombre sería la clave de las puertas del infierno, una pasión prohibida que podría merecer castigo, un calor que me haría arder hasta el ultimo vestigio de mi ser…
Separó sus labios de los míos y besó tiernamente mi mentón y fue subiendo por la comisura de mis labios hasta el lóbulo de mi oreja. Lo miré como si fuera una alucinación perfecta y sonreí levemente…
Me despabilé una vez más puesto que tuve que salir del ascensor y entrar a mi casa. Encendí todas las luces y simulé como si hubiera estado ahí toda la tarde. Luego me tiré en mi cama y me tapé con mi frazadita favorita, una de cuando era chiquita que tenía siempre esa perfume de bebe. Una vez más me dediqué a recordar ese día:
Separó sus labios de los míos y besó tiernamente mi mentón y fue subiendo por la comisura de mis labios hasta el lóbulo de mi oreja. Lo miré como si fuera una alucinación perfecta y sonreí levemente…
- Hola – susurró como si me estuviera viendo por primera vez
- Hola… - si, hablando únicamente por mi, era la primera vez que lo veía de esa forma.
- No sé que decirte… - balbuceó en silencio y se aproximó un poco más
- Yo tampoco sé max… - acerqué mis labios a los suyos una vez más.
- No… - me frenó, pero fue más como un tono a queja – Julieta…
Se alejó tres pasos y una indomable desesperación se apoderó de mi cuerpo. No quería verlo alejarse, pero aún así aguante… unos segundos luego divisé a Julieta y a su hermano saliendo de los predios del liceo, no pasaron ni unos segundos cuando ya se acercaban con grandes sonrisas hacia nosotros.
Nos quedamos conversando unos minutos, yo intentaba con toda el alma no mirar de forma excesiva a Máximo, en la mayoría de las ocasiones lo lograba, pero en otras no y era en ellas en cuales nuestras miradas se cruzaban con esa extraña pequeña vergüenza cómplice.
Luego se fueron, nos saludamos y cuando tuve que despedirme de Max, él se adelantó con una sonrisa cómplice y besó mi mejilla de forma amigable con una de sus manos distraídamente apoyada en mi cintura. Ahí fue cuando entendí que ese era el primer beso…. Pero no el último.
Giré en mi cama y con facilidad me dormí, dormí profundamente hasta que algo o alguien me hizo saltar y desperté en un auto… si, en los asientos traseros de un auto…
- No filosofeo… solo digo…
- Max, esa palabra no existe, no se dice estoy filosofeando algo..
- Bueno, pero yo lo digo así porque se me canta! – objetó haciéndose el ofendido
- Si, si… como digas nene. – bostecé – tengo sueño… - balbucee cerrando los ojos y utilizando su hombro de almohada. – estas taaaannnn cómodo como almohada.
- Dormí un rato… - me aconsejó – me gusta verte dormir…
Verme dormir? Cuando él me había visto dormir? No vivíamos juntos ni mucho menos, yo dormía en mi camita y él en la suya… si es que dormía, porque aunque le gustaba sabía que solo necesitaba hacerlo unos 20 minutos por día. Fruncí un tanto el ceño y miré el techo.
- Y tu cuando me has visto dormir?? – pregunté.
- Ehmm… eso me lo guardo para mi solito. – me evadió y lo miré de forma reprobatoria, desde cuando me ocultaba ese tipo de cosas?
- Uh… mira! Las 6! – exclamó mirando su reloj de mano – mejor te llevo a tu casa…
- Pero, espera… no me respondiste la pregunta! – me quejé, pero era demasiado tarde, puesto que me había alzado sobre su hombro y ya caminaba por el pasillo a una velocidad considerable. – BAJAME! – le exigí
Él pareció no escucharme y siguió caminando, casi podría decirse que corriendo. Cruzamos puertas, escaleras y largos pasillos hasta que bajamos por la ultima escalera y Max entró al living conmigo a cuestas.
La sangre se me estaba yendo al cerebro y sentía un zumbido en los oídos, mi novio lo sabía, pero aún así seguía procediendo de la misma manera. De repente, me soltó y en una extraña maniobra me dejó parada en el suelo, el cambio de postura tan repentino me hizo doler la cabeza, tanto que creía que me la estuvieran explotando con mini bombitas nucleares. Me tambalee a los lados y me sostuve de su brazo, puesto que era lo primero que tenía más cerca… pero estaba demasiado tibio para ser su brazo…
- Puedo explicarlo… - alegó Max como calmando a alguien.
Miré hacia arriba y vi el rostro de el padre de Julieta mirándome extrañado. Lo solté al instante y lo miré con una compensadora sonrisa:
- Lo siento – musité e intenté ubicar a Max, pero antes de eso me encontré con otros rostros.
El primer rostro que ubiqué fue el de Brenda, que estaba rodeada de bolsas de diferentes colores y miraba a Máximo con lo brazos en jarras. Llevaba puestos una pollera entubada negra y una linda blusa color blanco de un hombro caído, también usaba unos hermosos tacos negros, simples y altos, pero muy lindos. El siguiente en ubicar fue William, estaba varado mirándolo a mi nene como si este último le hubiera sacado algo preciado. Will usaba unos jeans gastados, vans rojas y una campera a cuadros de tonos rojizos y amarronados. Luego noté la presencia de otro personaje en la sala… era alto, canoso de facciones amables, pero por el momento se lo notaba serio observando la situación. Por ultimo me detuve en máximo, una pequeña línea de “me agarraron con las manos en la masa” se asomaba alrededor de la comisura izquierda de sus labios.
Atiné a no mirarlo para no ser obvia, por lo que fingí encontrar algo interesante en la ventana cerca de will.
- Explicar que? – preguntó Cesar mirando a Max de una forma especial, cómplice ¿?
- Lo que quieras que explique – lo evadió Máximo eficazmente.
- Podrías empezar por lo primero… qué hace camila a esta hora y en esta casa? – preguntó Brenda con tono exigente, que no dejaba de ser suave y delicado.
- Ehhh… es una historia muy larga, tiene muchas vueltas, y la verdad no tenemos mucho tiempo – explicaba más mientras se adelantaba y le daba las llaves del Jaguar a Cesar – Ces, la llevas a su casa mientras soluciono unos temitas con tu marida??
- Máximo, no seas analfabestia! Se dice esposa! – lo corrigió la mujer.
- Si, como sea… tu – mi nene señaló a William – a tu cuarto o a donde sea lejos del escritorio…
- Si claro… - alegó él en tono burlón y se tiró en el sillón a escuchar música.
Máximo dijo unas palabras en un extraño idioma y el desconocido canoso salió de la habitación con una minúscula sonrisa divertida. Luego fue hasta brenda y cargó con sus bolsas y salió por la puerta con su “cuñada” siguiéndolo.
- BIPOLAR… - dijo Cesar rodando los ojos y se acercó a la puerta de salida.
Lo miré quieta en mi lugar por unos segundos y luego lo seguí a toda prisa. Nos mantuvimos en silencio por unos minutos mientras estuvimos fuera del auto y en cuanto nos subimos al Jaguar XF pareció que ese silencio se hubiera roto por completo.
- Y como estás? – preguntó con una sonrisa amigable.
- Bien. Normal… - respondí con una pequeña sonrisa – y ustedes?
- Bien… con huéspedes en casa… - me miró con complicidad – por suerte se van hoy, ya no me aguanto más a el Jean ese que no sé ni de donde salió que vive mirando raro a Julieta.
Lo miré sorprendida por la confianza que imponía en mi y reí con naturalidad acerca de sus quejas.
- Siempre pasa lo mismo con los amigos de brenda… todos unos asalta-cunas.
Reí una vez y lo miré divertida.
- Ay, por favor, como si fuera tan malo… hay que ver el lado positivo
- No hay lado positivo cuando uno cualquiera se acerca a mi hija.
- Que celoso! – exclamé y él me miró
- Yo defiendo a mis hijos… a will no necesito porque me salió… delicado, pero Julieta… Máximo me la llevó por mal camino desde chiquita.
- Delicado? – pregunté riendo – me parece que más bien es cerrado!
- Cerrado a las mujeres, es preocupante! – declaró con tono gracioso.
- Para mi que solo busca a la justa que precisa… no es necesitado de por si – explique.
- Pero todos los hombres somos necesitados de nacimiento! Las mujeres son nuestra droga y somos adictos! ES LA PURA VERDAD
- Bueno, eso es cierto – le acepté pensando en todos mis amigos y conocidos. – en realidad, nosotras también somos necesitadas… solo que no se nos nota.
- Uh… demasiada sabiduría para 14 años – insinuó riendo – que habrás hecho vos que sabes tanto…
- Ey! Nada, yo soy puritana!
Me miró con cara de “WATH THE FUCK?!” y luego dijo solemnemente:
- No te creo.
- Esta bien… no me creas.
Nos mantuvimos en silencio durante unos segundos y luego él volvió a hablar:
- Y… así que te llevas bien con Máximo… - insinuó y dije lo primero que se me vino a la cabeza, que para mi suerte fue algo acertado.
- Es amigable – reconocí con naturalidad y una fingida ingenuidad – aunque algo bipolar… creo.
- Si… es raro, bueno, es Máximo… todo en él es anormal.
Lo miré y sonreí un tanto divertida.
- Pero es más bueno que el pan… a pesar de todo lo que pueda llegar a hacer… siempre está súper preocupado por los que quiere.
Es cierto, pensé mirando por el vidrio para ocultar mi mirada, esa que ponía cada vez que pensaba en él y era de lo más tierna y nostálgica.
- Puede ser… pero no lo conozco tanto como para asegurarlo – alegué con una mueca simple.
Me miró un segundo y sonrió con comodidad.
- Es encantador – declaró él – de Max hablo…
- Tu crees? – pregunté con una fingida curiosidad.
- Si, del todo seguro… siempre fue un cassanova, por lo menos desde que yo lo conozco, o sea desde hace 2.525 años
- Pero tu cuantos años tienes? – le pregunté.
- 2530 – declaró – Max y Vlad estaban en mi legión en el ejercito cuando me transformaron…
- Pero no entiendo… entonces Máximo era más viejo que tu? Y entonces como es que el tiene 5 años menos?
Rió un poco.
- Es algo confuso, es verdad. – explicó – Máximo sabe que fue convertido en vampiro a los 24 o 25 años, pero al principio jamás contó el tiempo que iba pasando y entonces solo se quedó con los 25 años, lo mismo con Vladimir. Yo fui el único inteligente que decidió contar los años y guardar las cosas puesto que en algún momento estas tendrían algún valor especial…
Lo miré intentando comprender todo.
- Por eso, Máximo tiene 2525… porque es mi edad menos 5 años, que es la diferencia entre nuestras edades.
- Entiendo… así que básicamente a ninguno se le ocurrió nada demasiado inteligente hasta que te conocieron.
- Claro – me aceptó asintiendo con la cabeza – tu también tienes un cerebro agil, le serás muy útil...
“le serás muy útil...” A quién le sería útil yo?
- Útil para quien? – pregunté sin obviar su cavilación.
- Para tu gemelo – dijo con simplicidad – Máx me lo dijo… ayer.
- Ah… si tu lo dices. Aunque creo que le resultaran más útiles mis capacidades a mi inteligencia…
- El control mental también de desarrolla en las neuronas y sus conexiones, Camila
- Bueno… no se me dio muy bien ese tema en clase de biología… - me excusé y rió.
- Como sea, bienvenida al club de los sanguijuelas… no tienes idea de lo hermoso que es estar con tu igual… - comentó sonriendo y me miró con un brillo especial en los ojos – yo no sé que haría sin mi mujer…
- Que tierno… - dije sonriéndole – ojalá yo pueda ser tan feliz…
- Lo serás – afirmó y luego me pareció que dijo algo, pero solo alcancé a oir algo muy levemente como “eres” pero no estaba para nada segura.
Me recosté en el asiento y miré por la ventana. me imaginé con cada detalle a Máximo. Revivirlo en mi mente era uno de mis mejores pasatiempos. Recordé en pocos segundos mi primer beso con él…
Julieta y will tardaban demasiado en clases y yo no estaría dispuesta a esperarlos… salí y comencé a caminar. En la esquina, mientras esperaba a cruzar el semáforo un chico se me acercó con una sonrisa.
- Hola! – me saludó besando de prepo mi mejilla- como estás nena?
- NO ME TOQUES! – chillé al desconocido y mis dedos se empastaron en su cara sin piedad.
- Odio cuando me golpeas… - dijo reacomodándose la quijada – tienes mano pesada linda…
Recién entonces miré sus ojos, que tenían un color aplomado y en cuestión de segundos se pasaron al fucsia fuerte.
Máximo, no pude evitar pensar con una satisfacción creciendo en mi pecho… pro no era corporalmente como yo lo conocía, en ese momento tenía mucho pelo revuelto en un corte sexy y algo más corto a como siempre lo llevaba. Era algo más alto que yo, pero no mucho más y usaba unos lindos chupines color rojo sangre. Se abrigaba con una campera simple color negro y usaba unos lindos DC color negro con cordones rojos.
- Max?! – pregunté incrédula aún
- Fua! Menos mal que me sacaste al toque porque sino… de seguro me matabas,
Reí un poco.
- Puede ser, puede ser…
- Y como estás? Yo vine a buscar a mis sobrinitos. - dijo con una sonrisa encantadora.
- Bien… algo cansada pero bien y vos?
- Bien… algo molesto porque vinieron unos amigos de brenda a casa y aghh… - hizo una mueca de molestia – uno es un promiscuo de mierda y el otro es tremendo puritano, o sea, nada que ver el uno con el otro y encima para peor no entienden que los humanos también tienen sentimientos… ugh, ayer casi matan a unos vecinos…
Lo miré con ganas de tocarlo, quería tocarlo con toda el alma, mi cuerpo gritaba por sentir su roce. Por lo que con toda mi naturalidad apoye mi mano como al pasar en su pecho y lo empuje un tanto.
- Te ves raro… pero bien. – le dije y mis dedos se despegaron de su ropa.
Su mano se adelantó y tomó mi muñeca, de tal forma que mi manos siguió apoyada sobre su corazón que latía con extremada lentitud. Lo miré un tanto sorprendida, pero a la vez totalmente complacida. Me sonrió y se acercó un poco. Sentí mi corazón latir a mil por hora y supe que él también lo escuchaba. Sus manos soltaron la mía y con suavidad descendieron desde mis costillas hasta mi espalda baja. Lo sentía tan cerca que apenas podía moverme sin tocarlo… esa sensación me ponía en un estado mucho mejor que la felicidad.
Poco a poco, fuera lo que fuera que estuviera alrededor, desapareció. Se desmenuzaba y terminaba hecho como polvo en el viento. Sus ojos escrutaron los míos con curiosidad y yo solo me concentré en sentir sus brazos rodeándome la cintura con confianza y convicción. Mi cuerpo me dictó que situara mis manos en las nacientes del pelo en la parte de atrás de su cabeza y así lo hice… tenía el cabello sumamente sedoso y suave, mucho más agradable que le roce puro del agua cristalina de una pequeña laguna natural. Sus labios estaban tan cerca que me era casi posible sentir su tacto… casi posible… POSIBLE.
Sus labios besaron los míos con suavidad y tranquilidad, yo a decir verdad no tenía idea de que hacer, pero podía sentir como él iba guiando a mis labios con los suyos y a mi lengua con la suya…
Mi primer beso… pensé casi inconciente de lo que pensaba, estaba demasiado concentrada en ese tacto de nuevo sabor y de insuperable matiz…
- Camila, llegamos – me interrumpió Cesar apoyando si mano en mi hombro – nos vemos otro día – me sonrió cálidamente
- Adiós Cesar, lo saludé y abrí la puerta del auto – besos a Brenda que no pude saludarla
Sonrió de forma picara y con ese brillo envidiable en los ojos dijo:
- Se los daré…
En cuanto me subí al ascensor continué con mi recuerdo… el mejor de todos.
Mi primer beso… pensé casi inconciente de lo que pensaba, estaba demasiado concentrada en ese tacto de nuevo sabor y de insuperable matiz…
En ese momento me di cuenta de que desde adentro me estaba consumiendo por su cuerpo, lo noté cuando sus labios se volvieron mi cielo y mi infierno… mis instintos me dictaban que no había nada más insuperable que sus labios, me dictaban con razón que serían mi cielo donde todo sería perfecto y él sería mi dios, mi protector y a la persona que más me preocuparía por mantener dentro de mi… me dicto también que su nombre sería la clave de las puertas del infierno, una pasión prohibida que podría merecer castigo, un calor que me haría arder hasta el ultimo vestigio de mi ser…
Separó sus labios de los míos y besó tiernamente mi mentón y fue subiendo por la comisura de mis labios hasta el lóbulo de mi oreja. Lo miré como si fuera una alucinación perfecta y sonreí levemente…
Me despabilé una vez más puesto que tuve que salir del ascensor y entrar a mi casa. Encendí todas las luces y simulé como si hubiera estado ahí toda la tarde. Luego me tiré en mi cama y me tapé con mi frazadita favorita, una de cuando era chiquita que tenía siempre esa perfume de bebe. Una vez más me dediqué a recordar ese día:
Separó sus labios de los míos y besó tiernamente mi mentón y fue subiendo por la comisura de mis labios hasta el lóbulo de mi oreja. Lo miré como si fuera una alucinación perfecta y sonreí levemente…
- Hola – susurró como si me estuviera viendo por primera vez
- Hola… - si, hablando únicamente por mi, era la primera vez que lo veía de esa forma.
- No sé que decirte… - balbuceó en silencio y se aproximó un poco más
- Yo tampoco sé max… - acerqué mis labios a los suyos una vez más.
- No… - me frenó, pero fue más como un tono a queja – Julieta…
Se alejó tres pasos y una indomable desesperación se apoderó de mi cuerpo. No quería verlo alejarse, pero aún así aguante… unos segundos luego divisé a Julieta y a su hermano saliendo de los predios del liceo, no pasaron ni unos segundos cuando ya se acercaban con grandes sonrisas hacia nosotros.
Nos quedamos conversando unos minutos, yo intentaba con toda el alma no mirar de forma excesiva a Máximo, en la mayoría de las ocasiones lo lograba, pero en otras no y era en ellas en cuales nuestras miradas se cruzaban con esa extraña pequeña vergüenza cómplice.
Luego se fueron, nos saludamos y cuando tuve que despedirme de Max, él se adelantó con una sonrisa cómplice y besó mi mejilla de forma amigable con una de sus manos distraídamente apoyada en mi cintura. Ahí fue cuando entendí que ese era el primer beso…. Pero no el último.
Giré en mi cama y con facilidad me dormí, dormí profundamente hasta que algo o alguien me hizo saltar y desperté en un auto… si, en los asientos traseros de un auto…
ahh pero que beso POR DIOS! jajaj
ResponderEliminaramee el cap como siempre coosii... jaj sacaaste la foto del gordito y puusiste la foto que me gusta de ceessar jaaj!
y el final... WTF? maax se la secuestro o qe???
aa ya me vas a decir!
bueno beeso!
Madre mia... de quien es el coche?? Es la tigresa de Max??
ResponderEliminarYo no soportaria que me viesen dormir, y si empiezo a hablar en sueños??? Con la de sueños extraños e intimos que tengo... moriria de verguenza!!!
Bueno publica pronto capi, que quiero saber que hace Kmi en un coche :D
Bss
hola nena!! oie, pero que lindo!!!
ResponderEliminaryo adorooo a max!! pero no te preocupes, camila se lo puede quedar!! no me interpondre aun que sea tan lindo!! jajajaja
super lindo, y eso del beso estuvo bien tierno y creativo!! la verdad me gusto mucho, y las fotos, hasta ahora me doy cuenta que estan super bunas!! los personajes son muy guapos y toda la cosa!! jajajaja
muy lindo cap, besos y no dejes de escribir!