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viernes, 19 de noviembre de 2010

Famous Last Words (parte 3)

En 2 días días sería el cumpleaños número 2526 de Max, 3 de julio ¿qué podría regalarle? Mis

aca les dejo el capi chik@s!!! espero les gusteeee!! besooos las amooo!!




En 2 días días sería el cumpleaños número 2526 de Max, 3 de julio ¿qué podría regalarle? Mis pensamientos rondaban en eso cuando entre a la clase, como la mayoría de las veces, llegaba unos minutos tarde. Me sente al lado de Julieta y le planté un beso en la mejilla.

- Hola kmi – me saludó amigablemente

- Hola juli… y el profesor? – pregunté pensativa.

- No subió todavía – miró hacia la otra esquina de la clase, Gastón y Gabriel nos miraban de refilón, nos espiaban. – no me agrada que nos miren así… hay algo mal en esas miradas, no lo has notado?

Me acerqué más a ella y disimulé que buscaba una cuadernola debajo de mi banco mientras susurraba:

- Son cazadores… y saben lo que somos

- No creo que sepan de ti – comentó en voz baja – a veces me dan unas ganas de… de clavarles los dientes – puso cara de mala persona y me miró complice. – no te pasa?

- Si… - acepté sin mirarla para evadir su mirada – no por sed, solo por maldad.

- Lo sé… - miró por la ventana detrás de mi y asintió levemente con la cabeza.

- Que pasa? – musité mirándola a los ojos.

- William… sabe algo. – desvió la mirada disimulando – iré a ver que pasa, no comentes nada.

Se levantó y se fue, me quedé unos momentos sentada pensando… me preocupaba, qué tenía que decir will? por que tenía el extraño presentimiento de que algo iba a pasar? Miré fijamente la pared por un segundo mientras no podía evitar fruncir el ceño.

Bajé al baño pues no quería que Gaston y Gabriel me vieran con mi expresión de preocupación, no quería levantar más sospechas de las que ya había levantado, no lo deseaba para nada. Me paré frente al espejo y giré sobre mis talones por pura inersia, algo malo iba a pasar, lo presentía, lo sabia…

- Qué te pasa? – preguntó una voz conocida a mis espaldas, aunque al escucharle la sangre de mis venas dejó de moverse y sentí como mis caninos apretaban para descender. Me controlé como pude y lo miré lo más normal posible.

- Me esustaste! - Lo acusé componiendo una sonrisa

- Ja ja – asintió – lo sé lo sé.

Intenté no lanzarle a esteban una mirada de odio profundo y a medias lo logre, pero por las dudas no me atreví a mirarlo a la cara. El profesor me llamó desde la escalera y sentí que por primera vez en mi vida agradecía que un docente me nombrara. Me despedí de Esteban precariamente y subí a la clase, cuando entre Julieta estaba prolijamente sentada en su lugar, su mirada no ocultaba nada a mis ojos, algo pasaba… podía verlo en su mirar.

Si hasta ese momento era feliz, se me había amargado la existencia. Benjamin sentado delante de mi en el suelo de mi cocina miraba el suelo en silencio. acababa de contarme lo más horrible que jamás hubiera escuchado, lo más horrible porque sabía que Máximo saldría perjudicado.

- Me gustaría… - comenzó benja pero lo interrumpí.

- No… ni siquera digas que te gustaría hacer algo para remediarlo – objeté aguantando la angustia dentro de mi cuerpo.

- Ojala…

- Tampoco digas que te gustaría poder cambiar el destino, porque sabes que no se puede hacer.

Nos miramos por algo así como un minuto en silencio, intercambiando miradas de angustia. Como podía pasar de estar tan feliz a tan mal?! Cómo mi vida daba tantas vueltas!? Por qué a mi?!

- Entiendes que si muere el consejo tendrá que elegir nuevo presidente? – preguntó Benjamín.

- Si, lo sé… y a Max hace demasiado tiempo que quieren destituirlo, pero incluso a distancia es tan bueno en su trabajo que no lo han conseguido… pero si muere. – dije intentando omitir que me acababan de decir que en exactamente 2 días a las 13:45, Max moriría intoxicado con agua tónica.

- Pero si muere tendrán un motivo para cuestionar la vicepresidencia de Cesar y podrán pedir una votación… eres conciente de que la mayoría de los nobles están bien sobornados?

- Si, también lo sé… no entiendo como pueden estar en contra de los criterios de Vladimir. – continué luego de su interrupción – no entiendo como esos estúpidos han pasado más de 2.000 años viviendo bajo esas reglas y que ahora de repente quieran cambiar el orden de su sociedad.

- Esto ya viene desde tiempo… la diferencia es que los vampiros al vivir tanto se toman su tiempo para concretar sus planes, pero las cosas se han acelerado desde hace unos 150 años mas o menos…

Negué con la cabeza, intentando oviar el hecho de que Max iba a morir, intetnando obviar el hecho de que todo era una cuestión política. Miré el suelo por un momento mientras los 2 permaneciamos en silencio.

- Donde estaré yo cuando él… - musité pero de forma inaudible.

- En clases, no te enteraras de nada hasta que lo llames y no te conteste. – explicó sin mirarme – pero no será un accidente… no puedo ver quien es, pero alguien mezclará agua tónica en la botella de Max y… ya conoces el resto.

Me dejé caer sobre mi costado y me ovillé en el suelo. Benja me miró apenado y gateando se acercó hasta mi. sentí su mano sobre mi hombro dándome ánimos, como si fuera un ancla que me mantenía amarrada al muelle de la realidad, no permitía que me perdiera en mi imaginación, donde todo estaba bien, donde no había un futuro trágico ni alguna minima tristeza

- Kmi… no te pongas así… no todo está perdido – susurró el chico sarandeandome por el hombro – creo que podemos hacer algo para mantenerlo vivo…

Mi cuerpo se tensó, y giré la cabeza para mirarlo, algo escéptica a decir verdad, tenía muy claro que el destino no puede cambiarse y que si hacía, traía grandes desgracias… catástrofes.

- Qué podemos hacer benjamín? – pregunté algo inquieta de sus palabras,

- Podríamos impedir que el día del cumpleaños de Max sea como debería ser… - comenzó – lo fundamental, es que nadie entre ni salga de la casa de los Vilumet, en especial Max, si ese día está tan mal como para no salir de su habitación, no morirá…

- Pero para lograr que Máximo no salga de su cuarto tienes que destrozarlo por dentro… no podría tener ni un gramo de felicidad en el cuerpo…

- Claro, en teoría, mientras Max no haga nada, no morirá… - explicó Benjamín.

- Pero como pretendes que no haga nada?! Lo conoces, es un hiperactivo importante. – objeté sentándome con las piernas cruzadas. – jamás lograremos mantenerlo triste por mucho tiempo…

- Lograremos no, lograrás – corrigió con un dejo de malicia que me alarmó – él te ama a ti, eres la única que podrá mantenerlo triste…

- Notas la incoeherencia de tus palabras? – pregunté frunciendo el ceño – con más razón, él me ama, nunca se está triste al lado de la persona que uno ama…

Pensé un segundo en sus palabras y la simplicidad y crueldad de su teoría me abrumaron… era lógico y coherente, pero frío y carente de sentimientos… claro, si uno esta feliz junto a la persona que ama, cuando esa persona se aleja uno sufre… y para garantizar la vida de Max, él tenía que sufrir. Benjamín suponía que yo debía dejar a Max para asegurar su vida, pero no podía dejarlo de buenas formas, debía destratarlo… pero como hacerlo? Como tratar mal a Máximo? Como nublar todas sus caricias? Como bloquear su voz susurrante? Como haría para evitar su mirada? NO… no podría. De seguro podría explicárselo, podría decirle lo que en verdad sucedia y entonces todo estaría bien. Pero conociéndolo, Máximo jamás lo aceptaría… no aceptaría algo así.

- Yo no dije que tu estarías a su lado. – su mano en mi hombro se situó en mi mejilla – sabes que es necesario, si no fuera así… ni siquiera te lo diría.

- Lo sé, pero aún así… tu no lo entiendes – objeté mirándolo algo escéptica.

- Camila, tu bien sabes que sé perfectamente lo que es estar lejos de la persona a la que se ama…

- Pero es diferente… - volví a protestar.

- No, no lo es… - negó bajando la mirada – no tienes dea de lo que es saber desde el día en que naces la identidad del amor de tu vida… no tienes idea de lo que es amar a una persona con toda tu alma y no poder decírselo… no sabes lo que es estar sin tu gemelo.

- Como que no lo sé?! – exclamé

- Pero tu no sabes quien es él! Y el no saberlo te inmuniza de alguna forma! Pero en cambio yo… yo tengo que esperar más tiempo.

- No entiendo, porque no intercambias tu alma con Julieta de una vez? por qué permites que piense tan mal de ti? Es que no tienes ganas de mandar todo al diablo y solo… hacerla parte de ti?

- Claaaaaaro que si! Siempre… SIEMPRE… pero no puedo, es que no lo entiendes? Confio demasiado en mis visiones y no quiero arriesgar el futuro.

- Aún así… yo no podría.

- eso no lo sabes hasta que te sucede – dijo con tono sabio el chico – como sea, estamos hablando de ti y de Máximo. Lo harás?

No respondí. No quería responder, no quería tener esa asqueroza responsabilidad… no quería dejarlo ir, o mejor dicho, no quería cortar con una tijera sin filo y errumbrada esos lazos que nos mantenían unidos… no quería borrar de mi vida esos pequeños detalles que teníamos el uno con el otro.

- Debo interpretar tu silencio como un si – susurró Benjamín mirando la pared, reconocía con facilidad que cuando benja quería, podía ser de verdad insufrible.

- No…

- Lo harás.

- No… no puedo.

- Claro que si, es por su vida camila… - rebatió con habilidad.

- Lo sé… - musité ovillándome con más fuerza – pero ponte en mi lugar… no es fácil.

- Es por Max… si no hacemos esto morirá. – explicó abrazando sus rodillas – por más cruel que sea lo que te estoy pidiendo, puedes comprender que es necesario?

- Si lo sé! – chillé con una ira interna que no podía controlar de ninguna forma – pero que pretendes que haga?! Que lo haga sufrir?! LO AMO MAS QUE A NADA BENJAMÍN! – grité, pero en las ultimas palabras deje que mi tono decayera un tanto.

Me miró conservando la calma y su brazo pasó por encima de mis hombros, ya que en mis gritos me había sentado y en ese momento abrazaba mis piernas con fiereza, porque sentía unas inmensas ganas de correr y saltar por la ventana.

- Si sirve de algo… siempre estará mi hombro cuando creas que la situación pueda más que tu – dijo estrechándome contra él – somos amigos nunca lo olvides… serán meses muy difíciles camila, si no nos apoyamos, no podremos ganar la batalla…

Nos quedamos unos minutos en silencio, pensando en como hacer para encarar la vida con más facilidad, pero no encontramos forma.

- Y…? lo haremos si o no? – preguntó a los minutos, su tono era sincero y calmo.

- Si… - asentí con todo el dolor en el alma – lo intentaremos.

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