Esperó que se borren como las otras,pensé sin tener demasiadas esperanzas antes de girar sobre mis talónes y dirigirme al liceo. Sería un día exactamente igual a la noche anterior: LARGO.
En cuanto traspasé las rejas del liceo caminé en silencio por los pasillos hasta el baño. Estaba bastante presentable a decir verdad, nadie diría que hasta hacia unos minutos estaba a punto de morir. Me remangué el brazo donde había sido mordida solo para comprobar lo que ya me esperaba: cicatrices… a decir verdad jamás esperé que las marcas de los dientes del animal fueran negras, pero desee con todas mis fuerzas que se fueran en pocos días.
Me dirigí a la clase, estaba llegando unos 20 minutos tarde, casi se había vuelto normal que llegara tan tarde, de seguro repetía el año por faltas. El solo pensar en eso me amargaba, bueno, aunque eso no fuera tan complicado porque ya de por si estaba amargada. Luego de aguantarme el regaño de la profesora de matematicas, me dirigí en silencio a mi lugar y ni siquiera me moleste en sacar la cuadernola.
- Donde has estado? – pregunto Julieta mirando al pizarrón.
- Yo me pregunto donde has estado tu… te presisaba sabias? – comente con tono escéptico.
- Max me dijo… pero asumi que no era demasiado importante.
La miré con los ojos acidos y respondió achicando los hombros.
- Entonces si era importante…
- Si, lo era… casi muero sabías? – mascullé acercándome más a ella para que nadie escuchara
- Que sucedió? – preguntó mrandome directo a los ojos.
- No se… algo me atacó… - farfullé de forma inaudible y disimuladamente levante la manga de la camisa robada – mira… disimuladamente tonta!
Se rodó los ojos a mi antebrazo y ahogó un gemido de horror, para luego intentar componerse de nuevo, obviando que su palida piel había empalidecido mucho más… por un segundo me pregunté que le pasaba, pero era obvio que algo malo, muy malo.
- Estás infectada… - murmuró aún pálida – si no fueras media sangre ya estarías retorciéndote en el piso, pero si fueras un vampiro puro ya estarías muerta… no sé como harán para curarte, pero de eso solo puede encargarse papá… y max.
Fuck… siempre está max en el medio…
- Explicame que sucede – exigí rechinando los dientes y cubriendo mi brazo otra vez.
- Es que todavía no lo deduces? Vas a morir idiota… - murmuró con las lagrimas a punto de brotar de sus ojos.
Eso fue como una estaca en mi corazón… iba a morir? Como que iba a morir? No…. No podía ser cierto, ahora no. Mas adelante talvez, pero aún tenía varias cosas para hacer… demasiadas. A pesar de todo, reconosco que la idea de morir me dió algo de satisfacción… no habría más dolor, no más soledad, no más cansancio ni amargura… Negué con la cabeza mientras respiraba hondo.
- No… no creo que vaya a morir tan pronto. Julieta… qué me pasó? Por qué me infecté? Que me mordió?
- Un… una cosa así solo puede hacerla un lycan…
- Un que? – pregunté sin comprender, la palabra “lycan” me sonaba muy conocida, pero no la razonaba.
- Un hombre lobo… - explico en voz baja – un licántropo, un lycan.
- O sea que me voy a morir porque un perro deforme me mordió? – pregunté razonando todo y me pregunté porque siempre las peores cosas me pasaban a mi.
- Si, podría decirse así…
- Genial… - mascullé con tono sarcástico y me relajé sobre la silla.
- Tenemos que informarle a will… aunque probablemente ya lo sepa – me miró – el olor a lycan se siente desde lejos… - arrugó la nariz y giró el rostro para mirar a la profesora.
Nos quedamos en silencio los últimos 10 minutos de la clase y en cuanto sonó el timbre Julieta se levantó y salió de la clase en dirección a la clase de su hermano. Yo me quedé quieta en mi lugar, no me quería mover, tapoco quería seguir respirando… pero tenía que hacerlo. Me levanté lentamente de mi lugar y bajé las escaleras hacia los baños. Me miré al espejo y respiré hondo… me daba la impersión de que comenzaba a sentirme más pesada, pero seguramente fuera mi imaginación, la mordida no podía ocacionar algo asi…. O si?
Solo para asegurarme de no se que, levanté la manga de la camisa y al ver las marcas me dio la impresión de que finas líneas negras se extendían pocos milímetros sobre mi piel, desde las insiciones de los dientes hacia fuera, como milimétricos rayitos. Bajé la manga al instante tragando saliva mientras comenzaba a pensar que Julieta no exageraba.
- Camii… estas pálida – oí susurrar a Esteban detrás de mi, parecía preocupado.
- Eh? – me giré con lentitud, si, definitivamente el cuerpo me pesaba más que de costumbre. – ahh… puede ser, no me siento muy bien
- Te traigo algo? – preguntó con cara preocupada atrayéndome a él y rodeando mi cintura como para que no me cayera ahí. – o mejor… te llevo a la ascripción?
- No hace falta… no te preocupes – susurré recostándome en él
- No puedo no preocuparme camila – susurró contra mi frente – no eres cualquier persona…
- Eso me transforma en alguien importante? – pregunté casi entre susurros.
- Si… podría decirse. – comentó y sus labios besaron los míos con cuidado, como si me fuera a romper. – enserio me preocupas… estás mal, creeme, lo sé…
Fruncí el seño y lo miré haciéndome la confundida.
- Esto es solo un bajoncito de presión… no es nada grave corazón… - susurré reuyendo su mirada.
- Camila, sé muy bien que no es un bajón de presión – insinuó – tenemos que hablar, cuanto más pronto mejor… creeme, no tenemos mucho tiempo, con suerte unas 72 horas…
- Esteban! Me estas asustando… - murmuré mirándolo con los ojos dilatados.
Me aterró saber que él lo sabía, me aterró darme cuenta que todo este tiempo que yo estuve jugando con él, esteban también había estado jugando conmigo… había sido una idiota… una completa idiota. Pero más me asusto darme cuenta que él ya sabía sobre la infección… como lo sabía? Era imposible… a menos que él estuviera involucrado. Pero él no era un lycan… o si? y si él había mandado al lycan a que me atacara para… para que? Matarme?! Pero matándome que conseguiría?
Antes de que pudiera evitarle su mano se cerró como una prensa alrededor de mi antebrazo y gemí por el dolor que eso me causó. Forcejé para liberarme de su agarre pero solo conseguí que me apretara más fuerte.
- Tenemos que hablar camila… no aquí, sé que nos escuchan… - susurró cortante.
- Donde? – pregunté aguantanto el dolor de su apretón sobre las insiciones negras. – mañana… en tu casa?
- No… antes, - dijo con tono seco – mañana quedamos todos en mi casa a las 4 no? Bueno… te veo a las 2 en la esquina del liceo, no lleves a nadie, no se lo digas a nadie… y eso incluye a Gastón y a Gabriel.
- Qué quieres esteban? – pregunté mirándolo profundamente a los ojos – si no lo pueden saber Gastón y Gabriel supongo que es un tema tuyo no? A puesto a que tu enviaste al ly…
Sus labios apagaron mi voz con un beso apasionado que no pude responder, solo me limité a apartarlo con fuerza.
- Te dije que aquí no… - corrigió con tono firme – yo te quiero, no soy tan culpable como crees – dijo sonriendo a medias – ahora ve a tu clase… o llegaras tarde otra vez…
- No me convences esteban – susurré mirándolo con rostro escéptico – yo si te quiero, yo si me la jugué por ti… pero de ti no puedo decir lo mismo.
Lo dejé ahí y me alejé. Sonreí a medias cuando no me veía, porque a pesar de que las cosas estaban cambiando drásticamente, las reglas del juego se habían roto totalmente y se estaña forjando reglas nuevas… y presentía que muchas de ellas estaban a mi favor.
Con el correr de las horas cada vez me sentía mas dabil, pero no era nada grave, por lo menos eso pensaba yo. Julieta insistió en que fuera a que me atendieran Maximo y su padre, pero me negué, a pesar de todo, confiaba en que esteban solucionaría mis problemas… ademas, tenía 72 horas antes de morir, podría aguantar un día más.
- POR QUE TE NIEGAS?! – chilló máximo por teléfono.
- Las reglas del juego han cambiado Max… creeme, no va a pasarme nada – dije mirando por la ventana de mi casa. Una tormenta se alzaba en el cielo.
- Cambiado? Qué ha cambiado camila? – insistió algo nervioso.
- Fueron ellos los que enviaron al lycan, pero esteban no estaba completamente de acuerdo… eso es un punto a mi favor. Ademas, me consta que esteban es conciente de mi naturaleza… y le di a entender que me estoy jugando todas por él… mañana lo veo… y estoy segura de que algo va a cambiar.
- Iras? Sola? Después de todo esto irás sola igual? – preguntó dudoso
- Si… no tengo otra opción max, nadie puede ir conmigo…
- Pero… entonces los lycans estan asociados con los cazadores? Malditos perros hijos de su puta madre! No puede ser…
- No, max, espera… solo me atacó uno… puede ser un renegado, no tienen que estar involucrados todos los lycans…
- no entienes… si uno se mete, todos estan metidos… los lycans son un grupo muy cerrado y todos obedecen, son muy apegados a las reglas y aman el protocolo. No hay espacio para renegados entre los lycans.
- Como sea… tenemos que estar en silencio max, supuestamente ustedes no tienen idea de lo que sucederá mañana… aquí no ha pasado nada max, no pueden haber disturbios entre lycans y vampiros.
- Camiila… estamos en una guerra fría desde hace 600 años, los lycans y los vampiros siempre hemos tenido problemas, nos disputamos la comida, nos disputamos la tierra, nos disputamos el derecho a gobernar el planeta camila…
- Ya lo sé, pero aún así… un lycan atacó a una niña cualquiera, eso es justificable máximo, pudo haberle pasado a cualquier chica, no puedes generar un problema por eso.
- Camila si puedo… no eres cualquier chica… es que no lo entiendes?!
- No máximo… no lo entiendo, la única razón por la que yo podría ser importante es por ti… pero tampoco! Porque ya no estamos juntos y aunque lo estuviéramos, tampoco podrías quejarte porque nunca oficialisamos nada… max, insisto, no hagas disturbios por nada.
- No diré nada si me dejas vigilarte – ofreció y ahí si que no pude negarme, sabía perfectamente que Max era silencioso, discreto y buen protector.
- Esta bien… es un trato. Adiós max…
- Te quiero - largó de repente y por un segundo quede en blanco – no olvides que todavía te quiero.
- Sabes que te quiero aun más… te extraño todavía… a veces demasiado – murmuré mirando como afuera ya llovia.
- Odio estar lejos de ti camila… tu eras todo y ahora ya no tengo nada – susurró de forma algo lastimera contra el teléfono y a mi se me quebró el corazón por milésima vez.
- Ehm… adiós max – murmuré con la voz quebrada y corté, no soportaba estar así con él.
A los pocos minutos me acoste a dormir, mañana sería un día bastante largo y necesitaba estar tranquila. Dormí relativamente bien, obviando el hecho de que mi antebrazo latía y tenía una temperatura muy superior al resto del cuerpo. El cuerpo ya no me pesaba tanto, pero a cada rato me salía sangre de la nariz y tosía un poquito de sangre también… estaba muriendo. Me pregunté que síntomas serían los siguientes y a mi cabeza brotaron miles de ideas espantosas.
Me desperté con la cabeza que me estallaba y la piel extremadamente pálida y fría, excepto mi antebrazo, que estaba incluso más caliente que el día anterior. Me tomé la temperatura en cuanto me levante y tenía unos 33ª o 34ª mientras en el antebrazo tenía casi 42ª de temperatura. Sabía que no aguantaría mucho más, no pasaría de esa noche con vida. Me precipité a la ducha y me bañe con agua helada porque eso me aliviaba en algo el malestar. Me vestí lentamente y me precipité a la puerta de salida. Cuando llegué a la esquina del liceo ya no aguantaba más, me tambaleaba a los lados y tenía la garganta extremadamente seca.
Esteban me esperaba ahí, con una cara de preocupación inédita. En cuanto estuve lo suficientemente cerca, él me abrazó sosteniéndome en sus brazos.
- Debemos apurarnos… el proceso se aceleró demasiado, no eres lo suficientemente humana para aguantarlo – dijo con voz seca él y me ayudó a caminar hacia una pequeña calle por donde no pasaba mucha gente.
- Que haremos? Esteban estoy muriendo… - susurré con la poca fuerza que todavía me quedaba
- Le erré al calculo, siendo tan chupasangre el tiempo que te queda es más corto del que pensaba… con suerte tengas 10 horas más.
- 10 horas? – pregunté intentando exclamarlo, pero solo fue un susurro leve.
- Lo siento tanto linda… no quería llevarte a esto, pero los demás me obligaron… todos quieren matarte desde que te integraste a los Vilumet, pero antes de eso me ordenaron que te quitara información… pero yo sé que tu no eres conciente de la maldad de esa especie.
Mas conciente que tu seguro, las cosas se han invertido esteban…
- Quieren matarme? – pregunté poniendo cara sorprendida, aunque ya tenía asumido desde hacía rato que esos hipócritas me querían fuera del tablero de juego.
- Si… a decir verdad yo también te quería muerta hasta que te conocí de verdad – me miró como si lo lamentara y fijó su vista al frente mientras seguíamos caminando por la calle desierta.
- Siempre te quise… y lo sabías. – lo acusé intentando cambiar a un tema más provechoso, necesitaba información pronto. – jugaste conmigo… me corrijo: juegas conmigo. Por qué me salvas entonces? Por qué intentas desinfectarme?
- No, lo que siento ha cambiado camila, antes no me importaba conocerte, ahora si… y detesto no haberlo hecho antes. – me miró a los ojos – me estoy jugando la vida en curarte. Nadie sabe que estoy aquí ahora, todos creen que busco complices para una emboscada… pero eso lo estoy posponiendo, ahora tu eres mi prioridad.
- Emboscada? Emboscada a quien?
- A los Vilumet… no te hagas la tonta, es obvio que aún queremos exterminarlos.
Debía cambiar de tema enseguida, no me gustaba seguir hablando de una emboscada o sospecharía.
- Esteban… no me siento bien – mascullé tambaleándome a propósito hacia un lado y luego haciéndome la desvanecida.
- CAMILA! - ecxlamó él y me sostuvo en sus brazos.
Me recostó contra un árbol de cara a una casa verde e intentó reanimarme por casi un minuto mientras susurraba constantemente “no… por favor no… CAMILA… vuelve… noo… por favor dios no dejes que se vaya”. Descidí que era hora de terminar mi actuación y lentamente abrí los ojos como si no comprendiera nada. Esteban lloraba arrodillado delante de mi y en cuanto me vio “recobrar la conciencia” se abalanzó sobre mi, abrazandome con fuerza. Le correspondí el abrazo sin fuerza ni ganas solo puse mi mano en su espalda y nada más. Observé por sobre su hombro a una figura masculina que me resulto extremadamente familiar, Máximo con las piernas flexionadas para saltar e inclinado hacia delante sobre el borde de la azotea de la casa verde, me miraba con cautela, dudando entre quitar de en medio a esteban y ver que me pasaba o guardar la calma y quedarse apostado en u lugar de vigilante-guarda espaldas-sexy. Negué levemente con la cabeza para que no se acercara y en respuesta sonrió levemente con tranquilidad y malicia para luego relajar su postura y posisionarse en un lugar donde estuviera más cubierto. Me pregunté porque Máximo siemempre se veía tan hermoso, tan fresco, tan sexy, tan macho, tan… tan Máximo. Llevaba unos jeans azules y un sueter de algodón simple color natural, además de unos vans verde ingles. Lo miré con una cara de babosa importante y de lejos ví su sonrisa divertida mrandome.
- Camila… - me llamó esteban sacándome de mi trance baboso – tengo que darte el antídoto ya.
- Que? – pregunté dudosa pensando en que me haría tragar, pero mi cara de horror se me escapó al ver la jeringa llena de un liquido negro que sacaba de sus bolsillos… que mierda me iba a inyectar?!
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perdonen chiiikaaas!!! pero estava en unas pequeñas vacaciones O_O bueno, ya tenia el cap terminado pero donde estaba (en un lugar sin internet) no podía publicar ¬¬ bueno, espero que les haya gustadooo!!! comenten!! este es un capitulo descicivo chikas!! las cosas estan cambiando drasticamente y ya lo van a ver.
me encato!!!:):)
ResponderEliminarpues me gustaria que siguiera kon Max
pero a la vez kon sebas!!!¿? :$
bueno plis escibe pronto!!!
DIOSSS!!! NO LO DEJES AHII !! CON TODO LO QUE ESPERÉ Y ENSIMA LO DEJAS EN LO EMOSIONANTE!! ESPERO QUE PUBLUQUES SUPER RAPIDO POR FAVOR!! Besos!!
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