en unos minutos se me termina internet por lo que subo el cap asi, sin terminar okis??, bueno, teno que hacerlo super rapido! besoooosss las quiero. (los de la fotito son Julieta y Jean) ----------------------------------------------------------------------------------------------------------------Mi garganta ardió deshidratada cuando su abrazo fue demasiado fuerte, el olor de sus venas me era insoportable, no por lo delicioso, pero no importaba mucho en realidad para mi otro lado, esa monstruosidad vampiresa… sentí como los caninos presionaban para crecer y en pro de mi propio bienestar los contuve, no era bueno que me desacatara en ese momento. Para eso tenía tiempo más tarde.
Todo esto no significaba que yo quisiera a la persona que me abrazaba, yo no quería a Esteban, simplemente no generaba gran dolor su perdida. No era algo especialmente malo para mi que muriera, él era una amenaza para las personas que yo más quería y eso no se lo podía permitir.
Para ya!, me reproché en mis pensamientos, no podía seguir dándome motivos para incarle los colmillos.
Lo separé de mi y le fingí mi mejor sonrisa. Era viernes, algo así como 2 semanas desde el asqueroso incidente con el vidón lleno de sangre, los Vílumet no sabían nada aún, pues Jean y los otros visitantes (los cuales no conocía ni era consiente de sus nombres) no se habían ido todavía. Sabía que volverían a… bueno, tampoco sabía donde vivían, pero volverían a donde vivían la semana entrante. Julieta notaba levemente el cambio, hacia algunos comentarios como: “wow, estás pálida” o algunos otros como “Camila… tus ojos brillan?” también estaba el infaltable “últimamente te noto extraña”
- Estás alucinando Julieta! – esa siempre era mi respuesta a sus constantes aluciones vampiricas.
Contenía la esperanza de que Max se lo explicara, pero poco a poco esa fé se iba desgajando con el pasar de los días… él siempre me respondía lo mismo: “una imagen vale más que mil palabras, te va a creer cuando te vea” obviaba esto pues solo me generaba molestia, esa situación me generaba molestia. No podía olvidar el hecho de que era un monstruo, uno que robaba vidas para poder subsistir.
- Ey! Kmi… estás más perdida linda! – me llamó Esteban chasqueando los dedos delante de mi rostro.
Contuve el gruñido que produjo mi garganta y en vez de eso compuse una mirada boba y me hice la desentendida. Así les gustaban a él… tontas.
- Es la humedad… - me excuse como las peores señalando el cielo encapotado y la niebla horrorosa que nos rodeaba.
- Pfff… como digas. – hizo un gesto de “esta loca” y me dio la razón.
Mis ganas de golpearlo se acentuaron, tanto que no podía creer como ese animal me había gustado durante tanto tiempo. Giré sobre mis pies para quitarme el enojo y disimularlo. No sabía como había llegado allí exactamente. Me encontraba en uno de los rincones más ocultos del liceo, donde siempre se reunían las clases más grandes (las de 3ro para arriba), e incluso ese rincón solo se restringía a algunos afortunados que tenían la influencia para estar ahí. Pues, ahí si que pasaba de todo, TODO…
Jessika a mi lado no estaba en verdad presente y Gabriel tampoco, los 2 tortolos estaban apoyados contra la pared besándose como si se les acabara el mundo. A un metro dos de 5to conversaban de… merca? Si, había escuchado bien, me sorprendía lo desvirtuado que estaba ese liceo… Esteban era el único disponible para hablar, oh, que casualidad… no, sabía que no era pura casualidad. Me mantuve en calma, no podía negarme a nada en esa situación…
- Bueno y… - comenzó como dejando libre para dijera lo que él quería…
NO, jamás lo haría, nunca diría algo así… jamás. No con Máximo tan vivo en mi mente.
- Y? – pregunté alejándome medio paso.
- No sé… es que estás tan… - dejó un espacio antes de pronunciar la ultima palabra, para darle suspenso. – linda…
Como una avalancha en el Himalaya, Esteban se lanzó sobre mi de la misma forma, mi espalda golpeó contra la pared y quedé acorralada entre su cuerpo y el muro descolorido. 2 milímetros, esa era la asquerosa distancia entre nosotros. Sentí su aliento contra mis labios, quería escapar, pero sabía que no podía hacerlo. Estaba entre 2 opciones y ninguna me era del todo conveniente: la primera consistía en aprovechar su descuido para golpearlo, o morderlo… pero no, había demasiados presentes. Y la segunda idea era aceptar mi desgracia y hacerme la tonta agradecida, pero la idea me daba repulsión porque me negaba a que cualquier chico me tocara demasiado, yo era de Máximo, le pertenecía, no por su propia voluntad, sino por la mía porque yo lo había decidido así. 1 milímetro. El tiempo y las reacciones se me acababan, o hacia algo pronto o iba a tener varios problemas postraumáticos a esa escena.
Se me acabó el tiempo.
Besaba mal… demasiado mal comparado con Máximo. No coordinaba a mi ritmo, eso era catastrófico. Hice tripas corazón y se lo seguí un poco, solo lo suficiente para ser cordial y luego lo separé. Pero antes el muy hijo de puta me mordió el labio… no tenía idea de cómo le explicaría eso a Max…
Hice un sonido de dolor y me toqué el labio, estaba sangrando ligeramente. Le pasé la lengua para quitar el sabor, seguía siendo riquísimo. Él me miró triunfante, complacido y convencido de que era un ganador… una vez más se acercó a mi pero lo empuje ligeramente, maquinando una excusa.
- Demasiado por hoy no te parece? – pregunté con tono interesado pero sin ser demasiado ligero.
- Epa! No me tortures así… - me objetó aproximándose.
Lo amagué caminando lentamente hacia el lado opuesto, hacia la salida del rincón.
- Mmm… se disfruta más cuanto más se espera… - expliqué y caminando lentamente me fui.
Caminé con lentitud hasta que estuve segura de que la niebla me cubría y luego comencé a caminar lo más rápido posible al primer espejo que tuviera cerca. Necesitaba analizar ese pequeño corte, lo sentía palpitar contra la piel.
Ahogué un grito despavorido al ver esa marca horrorosa, hinchada y ligeramente avioletada… ningún tipo de maquillaje escondería eso del agudo ojo de mi nene… estaba muerta. Lo analicé de todos los ángulos posibles, pero no podía tardarme mucho, Ninguno de los chicos podía verme así, Julieta tendría que ayudarme, de seguro estaría en su casa disfrutando de sus ultimas horas con jean… necesitaba su consejo, pero por otro lado no quería molestarla… pero lo necesitaba.
Como una despavorida me fui hasta mi casa. Entre y lo primero que hice fue lanzarme al teléfono y discar el número de su casa. Esperé con impaciencia a que me atendiera, tamborileando la pared con los dedos.
- Von gour – me saludó una voz desconocida.
- Hola? – pregunté con los nervios totalmente carcomidos.
- Von gour… - repetía la voz
- Hola? quiero hablar con Julieta! – estaba más que exasperada.
- Julieta? Mía fleur de glace? – reconocía el acento francés.
Desde el otro lado del tubo me llegaban 2 voces, 2 que reconocía demasiado bien: Máximo y Julieta. La primera voz (y la más deseada y amada por mi) decía cosas como: “Ahhhh… guarda con la nena que es menor!” y otras como “ esa CHAMUYERO!”. En cambio, la voz de Julieta decía cosas como: “Ya Max no me lo molestes que bien sabemos que también estas hasta las manos por… Ella” y otras como “Jean? Con quien hablas mi francesito?”
- Si, si… con Julieta! J-U-L-I-E-T-A. – lo dije de esa forma para que me entendiera.
- Ahhh… Julieta! – exlamó la voz y sentí como se iban pasando el tubo de mano en mano.
- Hola cami! – me saludó mi amiga desde el otro lado de la línea.
- Hola! como estás? Yo bien, necesito tu ayuda… - fui tan rápida que le tomó 2 segundos entender.
- Ahh… espera un segundo que tomo la distancia… - escuché como caminaba y detrás algunas exclamaciones de Maximo: “NO! Que distancia ni que nada! Es MI nena y yo escucho todo lo que tenga que ver con ella… Julieta ven para aca!”
Sentir su voz diciendo eso solo me confirmó lo enojado que se pondría cuando viera mi labio.
- Ya está sister – dijo Julieta – qué pasó?
- Tenemos un código… bueno, no sé que numero es pero es urgente!
- Código? Urgente? Para para, ojo al piojo que pasó kmi!?
- Escucha bien: MAXIMO NO ME PUEDE VER
- Ah la mierda… - susurró – no me digas que lo cuerneaste porq…
- Si, en realidad NO, pero si… pero NO… porque…
- SI O NO?! – exclamó un tanto alterada.
- Agh… es que Esteban se me tiró arriba y me partió la boca de un beso y no me lo pude sacar de arriba a tiempo y me mordió el labio y me dejo lastimado el labio y ES UNA BESTIA! – respiré de forma acelerada, estaba nerviosa.
Quedó en silencio un segundo.
- Uh… si que es grave. Max se entera y te mata… que hacemos? – parecía un tanto preocupada.
- No me puede ver hasta que no cicatrice! Y para peor se me hinchó un poco! Aghhh… esta medio violeta… y me late! – le expresé todas mis quejas llena de nerviosismo y exasperación.
- Esperá un poco – me pidió y por un minuto no sentí su voz – malas noticias, Max quiere que vengas… mamá y papá salieron y will está con ellos. No vuelven hasta la noche… no sé que excusa poner… con él las excusas no sirven, por sus dones no sirven.
- Ugh… - gemí - no quiero que se enoje conmigo por esto. - Las lagrimas rodaron por mis mejillas.
- No creo que se enoje mucho… bueno, a decir verdad si, pero ya lo conoces, él lo perdona todo…
- Si… pero aún así…
Sentí algunos ruidos y chillidos de Julieta, luego otra voz apareció en la conversación:
- Hola nena, venís a casa? Te voy a buscar… - parecía alegre.
- Ehm… no… es que no me siento muy bien…
- Ah… bueno, entonces voy yo para alla y te atiendo un poquito si?
- NO! – negué a toda costa – es que… no quiero molestarte en el ultimo día con los invitados de tu casa.
- Lo dices por jean? Ahh… vamos! No juegues, me importa mucho más estar contigo que estar con un francés que lo único que hace es besarse con mucha lengua a mi sobrina favorita!
- Max… Julieta es la única sobrina que tienes, además, no es tu sobrina…
- Bueno, es lo mismo, como sea…
- Si amor…
- Y? voy entonces…
- No… en cerio, estoy bien, no te compliques la vida por mi.
- No, en serio, no me complico… - razonó durante un momento y luego sus palabras me asustaron – a menos claro que no quieras verme….
Me mantuve en silencio, no podía decirle que no quería verlo cuando me moría por el tacto de su piel. Lo escuché suspirar.
- Y eso lo confirma, camila porque no quieres verme? Claro, porque debe de haber una razón lógica supongo… - su tono era serio, parecía que se veía venir todo.
- No… no es que no te quiera ver… es que, es que…
- Es que?
- No puedo explicarlo, tienes que verlo tu.
- Ok, ok… evidentemente te paso algo a nivel corporal y solo te digo 2 cosas: 1) me estás preocupando y 2) si alguien te lastimo te juro que lo o la mato…
- Amor, tranquilízate… - sugerí , pero eso solo sirvió para ponerlo más nervioso.
- En 15 en la placita me entendiste?! Sin excusas ni nada por el estilo…
Cortó, y yo suspiré resignada. Tomé lo escencial, mi celular, las llaves mi campera favorita y me puse unos chupines que a mi no me gustaban, pero Max siempre decía que me quedaban geniales porque me remarcaban el trasero (cosas de hombres). Me desabroché el pelo porque a él le gustaba que lo llevara suelto y rebelde, bien natural, solo me pasé delineador arriba y abajo para darle más fuerza a mi mirada y no estar impresentable. Bajé las escaleras y no use el ascensor para que nadie se cruzara conmigo. Salí bien oculta y me deslicé imperceptible y sigilosa hasta la plaza. El espectacular jaguar negro de Max ya estaba ahí, esperándome.
Él estaba afuera, mirándome caminar, parado casi como modelo y apoyado de forma sexy contra el auto. No le dirigí la mirada y me metí e el auto. Lo observé darle la vuelta al coche y entrar al asiento del conductor. En cuanto estuvimos cubiertos me miró con los labios un tanto apretados y señaló con el mentón mi bufanda, que cubría la mitad de mi rostro. Suspiré y la retiré con cuidado. Miró horrorizado mi labio y lo tocó con los dedos, casi no sentía su tacto pues me tocaba con demasiada delicadeza.
Gruño lleno de ira y tomo mi mentón con su mano, jamás me esperé que uniera su frene con la mía, pero así fue.
- Juro, por dios y la virgen, que si me llego a cruzar a quien te hizo eso lo mato… lo mato.
Cerré mis ojos y permanecí muy quieta hasta que considere prudente hablar.
- Hoy Gabriel, Jessika esteban y yo fuimos al rincón a hablar de todo un poco… pensé que acercándome más a ellos podría sonsacarles algo… ehmm… en un momento esteban me acorralo contra la pared y me besó… me di cuenta que quedaba muy mal si me negaba entonces le seguí la corriente un momento más y lo alejé… antes de que pudiera sacármelo de arriba me mordió… - todo lo dije lentamente y con los ojos cerrados, para que lo asimilara con más facilidad.
Respiró hondo, calmándose.
- Entiendo… - dijo – pero tu también entiendes que no soporto ver como otro te lastima? Cuando yo estoy siempre para cuidarte? Además, que clase de bestia no entiende como mordisquear bien en un beso?! Mi amor… yo no te hubiera lastimado así…
- Lo sé max, lo sé… - le acepté eso era verdad. – la verdad pensé que no ibas a perdonarme cuando lo supieras…
Sus suave risa lleno mis oídos.
- Que malas ideas tienes de mi nena… voy a tener que reformateártelas todas…
- Hazlo por favor que no me quiero sentir tan culpable nunca más…
- Mjm… como digas generala… ahora dame un beso… - me pidió con voz melosa, una voz a la cual no pude negarme.
Sus labios besaron los míos con cuidado, queriendo impedir que me doliera mi labio mal mordido. El frío de su piel me calmaba. Fue un leve segundo, se alejó para prestar atención al volante y encender el auto. El jaguar xf ronroneó con elegancia y Max complacido felicito al auto como siempre hacía:
- Eso es mi tigresa… - susurró con cariño mientras esbozaba una sonrisa acariciaba el volante. –nunca me fallas…
Lo quedé mirando, él amaba más a su auto que a su propia vida.
- Qué? – preguntó un tanto a la defensiva – tigresa es uno de mis 2 amores… así que no te metas con ella!
- Claro max… pero es raro que la quieras más que a mi.
- Pfff… las quiero por igual – se puso en marcha y avanzamos las cuadras mientras hablábamos – son mis 2 amores: la sumisa elegante y la terca rebelde… perfectas, una para cada ocasión, además de esos no son celosas entre ellas…
Reí de su grácil inmadurez y mire por la ventanilla mientras me acomodaba mejor en el fino asiento de cuero negro. No tardamos mucho en llegar a la casa, Máximo dejó el auto afuera para llevarme luego a casa y con el dedo acarició sus finas líneas, era un completo obsesionado con “Su Tigresa”.
- Ya le avisé a jean que venías… pero aún así, quiero que sepas que él no está acostumbrado a estar tan cerca de los humanos sin alimentarse de ellos. Así que espero comprendas que te pida que te mantengas un tanto alejada de él. – explicó mientras abría la puerta para que pasáramos.
- Entiendo… pero no es que tengo un olor distinto por ser media sa… - me tapo la boca y me hizo un gesto para que me callara.
- Recuerda que no lo saben, ni pueden saberlo… y no, el olor no tiene nada que ver.
Hice la mímica de cerrar mis labios con un cierre y le guiñe un ojo de forma cómplice. Sonrió negando con la cabeza y pasó hacia adentro de la casa. Yo pasé luego, por alguna razón me pareció estar cubierta por su espalda, como si me protegiera de algo que estaba delante de él. Las llaves de la casa y del jaguar colgaban de sus dedos, las tomé entre mis manos con cuidado. Él en reacción miró sobre su hombro y me sonrió.
Estábamos en el hall de entrada, lo identificaba por el pequeño bonsái que se ubicaba sobre una mesa ratonera lustrosa y oscura cerca de la puerta.
- Jean, she is camila – hablaba ingles con gran rapidés, parecía que en él se concentraran todas las virtudes… - and she’s my girl, you understand that? Well… so keep the secret or i will tell some things to cesar about her dauther…
- Ok, ok… you’re a fucker-face, you know that? – identifiqué el acento francés de Jean, parecía un tanto divertido.
- Yes, i know that, just kiss my ass – le objeto mi nene y luego sonrió. Y se hizo a un lado para que pudiera ver con claridad.
Jean era realmente lindo, lo había visto de lejos, pero no de cerca. Su pelo era color caoba oscuro, como el de Max, pero corto y un tanto más opaco, no tenía el aspecto sedoso y brillante que tenía el de mi nene. Tenía un poco de barbita de algo así como 3 días, bien sexy y sus labios eran carnosos, aunque bien proporcionados. Llevaba una simple remera veraniega color morado y encima una camisa a rayas negra y blanca. Se acercó con pasos inseguros hacia mi.
Máximo le enseño los dientes y apoyo su mano en mi hombro, remarcando de alguna forma que yo no era comida. Jean me miró un poco decepcionado y abandono la idea de saludarme tan cerca, solo levantó la mano y susurró de forma que yo pudiera oírlo:
- Hi… i… i’m Jean, but if you talk french i will thank you.
- No… i don’t know how to speak french… sorry. – me excusé, el ingles no era mi fuerte, pero podía defenderme.
Miré hacia todos lados, ni rastro de juli. Miré a max a los ojos y tomé su mano para entrelazar mis dedos con los suyos.
- Y Juli? – pregunté mirándolo.
- Mia fleur de glace? – preguntó Jean, no entendía lo que decía cuando hablaba en francés.
- Ahh… que pesado que está con eso… - masculló Máximo rodando los ojos – Jean le dice a Julieta: “Mia fleur de glace”, lo que en el castellano normal es “mi flor de hielo”
- Y eso supuestamente es romántico? Porque yo juro que te mato si me dices algo así…
- En teoría si lo es… - explicó – en nuestro mundo cosas así son muy dulces…
Jean salió de la habitación y nos dejó solos. Nos miramos y lo seguimos, porque deducimos con demasiada rapidez que se dirigía donde Julieta.
- Verás, entre los vampiros, decirse “hola bombón” está bastante mal visto porque la comida nos intoxica. – contó mientras caminábamos por los pasillos – en cambio, cosas como… “te quiero más que a la sangre tibia” o “estás más fuerte que la 0RH-“ y “sos más fría que el hielo” están bastante bien vistas…
- Definitivamente no los entiendo… a mi no me gustaría que me dijeran que soy fría…
- Si, a mi tampoco me gusta… es horrible que las personas se ericen cuando me tocan… pero en nuestra cultura está muy bien visto… cuanto más frió, más puro, más salvaje, más vampiro.
- Entiendo… igual me parece mal que se júsguen por la temperatura de su piel… - dije caminando tomada de su mano.
- Si… pero viste como es… nada es como debe ser en esta vida.
- Hey! Que pesimista! – le reproché empujándolo con suavidad.
Nos esperaba una linda tarde, bueno, eso pensaba hasta que me encontré recostada en la cama de max, con él a mi lado y Julieta y Jean atravesados sobre nosotros. Nos habíamos tirado a ver una película los 4 y los 2 tortolos rápidamente ocuparon casi toda la cama. Esa vez tocó ver El Rey León. Máximo y yo amábamos esa pelicula, nos acurrucamos para mirarla, pero básicamente no pudimos ver nada porque Jean y Julieta, los 2 J, empezaron a reírse y a besarse apasionadamente en el medio de la película. Al final, Max termino por sacarlos a empujones del cuarto.
- Solos… - masculló acostándose a mi lado – por fin!
- Déjalos pobres! Él se va hoy…
- Si… pero igual… Con El Rey León no se jode!
Se rió levemente y luego levantó el acolchado y las sabanas y me tapó con cuidado. Me sentía muy cómoda y a gusto, como si esa fuera mi propia cama y hubiera dormido ahí cada día de mi vida. Él se acomodó bien tapadito a mi lado y me quedó mirando durante unos minutos.
- Qué? – pregunté girándome levemente hacia su lado.
- Qué de qué? – objetó mirándome
- Qué por qué me miras? – expliqué.
- Porque me gustas… - respondió con simplicidad. – además… te ves tan natural…
- Uf… por favor no empieces a filosofar Max…
Todo esto no significaba que yo quisiera a la persona que me abrazaba, yo no quería a Esteban, simplemente no generaba gran dolor su perdida. No era algo especialmente malo para mi que muriera, él era una amenaza para las personas que yo más quería y eso no se lo podía permitir.
Para ya!, me reproché en mis pensamientos, no podía seguir dándome motivos para incarle los colmillos.
Lo separé de mi y le fingí mi mejor sonrisa. Era viernes, algo así como 2 semanas desde el asqueroso incidente con el vidón lleno de sangre, los Vílumet no sabían nada aún, pues Jean y los otros visitantes (los cuales no conocía ni era consiente de sus nombres) no se habían ido todavía. Sabía que volverían a… bueno, tampoco sabía donde vivían, pero volverían a donde vivían la semana entrante. Julieta notaba levemente el cambio, hacia algunos comentarios como: “wow, estás pálida” o algunos otros como “Camila… tus ojos brillan?” también estaba el infaltable “últimamente te noto extraña”
- Estás alucinando Julieta! – esa siempre era mi respuesta a sus constantes aluciones vampiricas.
Contenía la esperanza de que Max se lo explicara, pero poco a poco esa fé se iba desgajando con el pasar de los días… él siempre me respondía lo mismo: “una imagen vale más que mil palabras, te va a creer cuando te vea” obviaba esto pues solo me generaba molestia, esa situación me generaba molestia. No podía olvidar el hecho de que era un monstruo, uno que robaba vidas para poder subsistir.
- Ey! Kmi… estás más perdida linda! – me llamó Esteban chasqueando los dedos delante de mi rostro.
Contuve el gruñido que produjo mi garganta y en vez de eso compuse una mirada boba y me hice la desentendida. Así les gustaban a él… tontas.
- Es la humedad… - me excuse como las peores señalando el cielo encapotado y la niebla horrorosa que nos rodeaba.
- Pfff… como digas. – hizo un gesto de “esta loca” y me dio la razón.
Mis ganas de golpearlo se acentuaron, tanto que no podía creer como ese animal me había gustado durante tanto tiempo. Giré sobre mis pies para quitarme el enojo y disimularlo. No sabía como había llegado allí exactamente. Me encontraba en uno de los rincones más ocultos del liceo, donde siempre se reunían las clases más grandes (las de 3ro para arriba), e incluso ese rincón solo se restringía a algunos afortunados que tenían la influencia para estar ahí. Pues, ahí si que pasaba de todo, TODO…
Jessika a mi lado no estaba en verdad presente y Gabriel tampoco, los 2 tortolos estaban apoyados contra la pared besándose como si se les acabara el mundo. A un metro dos de 5to conversaban de… merca? Si, había escuchado bien, me sorprendía lo desvirtuado que estaba ese liceo… Esteban era el único disponible para hablar, oh, que casualidad… no, sabía que no era pura casualidad. Me mantuve en calma, no podía negarme a nada en esa situación…
- Bueno y… - comenzó como dejando libre para dijera lo que él quería…
NO, jamás lo haría, nunca diría algo así… jamás. No con Máximo tan vivo en mi mente.
- Y? – pregunté alejándome medio paso.
- No sé… es que estás tan… - dejó un espacio antes de pronunciar la ultima palabra, para darle suspenso. – linda…
Como una avalancha en el Himalaya, Esteban se lanzó sobre mi de la misma forma, mi espalda golpeó contra la pared y quedé acorralada entre su cuerpo y el muro descolorido. 2 milímetros, esa era la asquerosa distancia entre nosotros. Sentí su aliento contra mis labios, quería escapar, pero sabía que no podía hacerlo. Estaba entre 2 opciones y ninguna me era del todo conveniente: la primera consistía en aprovechar su descuido para golpearlo, o morderlo… pero no, había demasiados presentes. Y la segunda idea era aceptar mi desgracia y hacerme la tonta agradecida, pero la idea me daba repulsión porque me negaba a que cualquier chico me tocara demasiado, yo era de Máximo, le pertenecía, no por su propia voluntad, sino por la mía porque yo lo había decidido así. 1 milímetro. El tiempo y las reacciones se me acababan, o hacia algo pronto o iba a tener varios problemas postraumáticos a esa escena.
Se me acabó el tiempo.
Besaba mal… demasiado mal comparado con Máximo. No coordinaba a mi ritmo, eso era catastrófico. Hice tripas corazón y se lo seguí un poco, solo lo suficiente para ser cordial y luego lo separé. Pero antes el muy hijo de puta me mordió el labio… no tenía idea de cómo le explicaría eso a Max…
Hice un sonido de dolor y me toqué el labio, estaba sangrando ligeramente. Le pasé la lengua para quitar el sabor, seguía siendo riquísimo. Él me miró triunfante, complacido y convencido de que era un ganador… una vez más se acercó a mi pero lo empuje ligeramente, maquinando una excusa.
- Demasiado por hoy no te parece? – pregunté con tono interesado pero sin ser demasiado ligero.
- Epa! No me tortures así… - me objetó aproximándose.
Lo amagué caminando lentamente hacia el lado opuesto, hacia la salida del rincón.
- Mmm… se disfruta más cuanto más se espera… - expliqué y caminando lentamente me fui.
Caminé con lentitud hasta que estuve segura de que la niebla me cubría y luego comencé a caminar lo más rápido posible al primer espejo que tuviera cerca. Necesitaba analizar ese pequeño corte, lo sentía palpitar contra la piel.
Ahogué un grito despavorido al ver esa marca horrorosa, hinchada y ligeramente avioletada… ningún tipo de maquillaje escondería eso del agudo ojo de mi nene… estaba muerta. Lo analicé de todos los ángulos posibles, pero no podía tardarme mucho, Ninguno de los chicos podía verme así, Julieta tendría que ayudarme, de seguro estaría en su casa disfrutando de sus ultimas horas con jean… necesitaba su consejo, pero por otro lado no quería molestarla… pero lo necesitaba.
Como una despavorida me fui hasta mi casa. Entre y lo primero que hice fue lanzarme al teléfono y discar el número de su casa. Esperé con impaciencia a que me atendiera, tamborileando la pared con los dedos.
- Von gour – me saludó una voz desconocida.
- Hola? – pregunté con los nervios totalmente carcomidos.
- Von gour… - repetía la voz
- Hola? quiero hablar con Julieta! – estaba más que exasperada.
- Julieta? Mía fleur de glace? – reconocía el acento francés.
Desde el otro lado del tubo me llegaban 2 voces, 2 que reconocía demasiado bien: Máximo y Julieta. La primera voz (y la más deseada y amada por mi) decía cosas como: “Ahhhh… guarda con la nena que es menor!” y otras como “ esa CHAMUYERO!”. En cambio, la voz de Julieta decía cosas como: “Ya Max no me lo molestes que bien sabemos que también estas hasta las manos por… Ella” y otras como “Jean? Con quien hablas mi francesito?”
- Si, si… con Julieta! J-U-L-I-E-T-A. – lo dije de esa forma para que me entendiera.
- Ahhh… Julieta! – exlamó la voz y sentí como se iban pasando el tubo de mano en mano.
- Hola cami! – me saludó mi amiga desde el otro lado de la línea.
- Hola! como estás? Yo bien, necesito tu ayuda… - fui tan rápida que le tomó 2 segundos entender.
- Ahh… espera un segundo que tomo la distancia… - escuché como caminaba y detrás algunas exclamaciones de Maximo: “NO! Que distancia ni que nada! Es MI nena y yo escucho todo lo que tenga que ver con ella… Julieta ven para aca!”
Sentir su voz diciendo eso solo me confirmó lo enojado que se pondría cuando viera mi labio.
- Ya está sister – dijo Julieta – qué pasó?
- Tenemos un código… bueno, no sé que numero es pero es urgente!
- Código? Urgente? Para para, ojo al piojo que pasó kmi!?
- Escucha bien: MAXIMO NO ME PUEDE VER
- Ah la mierda… - susurró – no me digas que lo cuerneaste porq…
- Si, en realidad NO, pero si… pero NO… porque…
- SI O NO?! – exclamó un tanto alterada.
- Agh… es que Esteban se me tiró arriba y me partió la boca de un beso y no me lo pude sacar de arriba a tiempo y me mordió el labio y me dejo lastimado el labio y ES UNA BESTIA! – respiré de forma acelerada, estaba nerviosa.
Quedó en silencio un segundo.
- Uh… si que es grave. Max se entera y te mata… que hacemos? – parecía un tanto preocupada.
- No me puede ver hasta que no cicatrice! Y para peor se me hinchó un poco! Aghhh… esta medio violeta… y me late! – le expresé todas mis quejas llena de nerviosismo y exasperación.
- Esperá un poco – me pidió y por un minuto no sentí su voz – malas noticias, Max quiere que vengas… mamá y papá salieron y will está con ellos. No vuelven hasta la noche… no sé que excusa poner… con él las excusas no sirven, por sus dones no sirven.
- Ugh… - gemí - no quiero que se enoje conmigo por esto. - Las lagrimas rodaron por mis mejillas.
- No creo que se enoje mucho… bueno, a decir verdad si, pero ya lo conoces, él lo perdona todo…
- Si… pero aún así…
Sentí algunos ruidos y chillidos de Julieta, luego otra voz apareció en la conversación:
- Hola nena, venís a casa? Te voy a buscar… - parecía alegre.
- Ehm… no… es que no me siento muy bien…
- Ah… bueno, entonces voy yo para alla y te atiendo un poquito si?
- NO! – negué a toda costa – es que… no quiero molestarte en el ultimo día con los invitados de tu casa.
- Lo dices por jean? Ahh… vamos! No juegues, me importa mucho más estar contigo que estar con un francés que lo único que hace es besarse con mucha lengua a mi sobrina favorita!
- Max… Julieta es la única sobrina que tienes, además, no es tu sobrina…
- Bueno, es lo mismo, como sea…
- Si amor…
- Y? voy entonces…
- No… en cerio, estoy bien, no te compliques la vida por mi.
- No, en serio, no me complico… - razonó durante un momento y luego sus palabras me asustaron – a menos claro que no quieras verme….
Me mantuve en silencio, no podía decirle que no quería verlo cuando me moría por el tacto de su piel. Lo escuché suspirar.
- Y eso lo confirma, camila porque no quieres verme? Claro, porque debe de haber una razón lógica supongo… - su tono era serio, parecía que se veía venir todo.
- No… no es que no te quiera ver… es que, es que…
- Es que?
- No puedo explicarlo, tienes que verlo tu.
- Ok, ok… evidentemente te paso algo a nivel corporal y solo te digo 2 cosas: 1) me estás preocupando y 2) si alguien te lastimo te juro que lo o la mato…
- Amor, tranquilízate… - sugerí , pero eso solo sirvió para ponerlo más nervioso.
- En 15 en la placita me entendiste?! Sin excusas ni nada por el estilo…
Cortó, y yo suspiré resignada. Tomé lo escencial, mi celular, las llaves mi campera favorita y me puse unos chupines que a mi no me gustaban, pero Max siempre decía que me quedaban geniales porque me remarcaban el trasero (cosas de hombres). Me desabroché el pelo porque a él le gustaba que lo llevara suelto y rebelde, bien natural, solo me pasé delineador arriba y abajo para darle más fuerza a mi mirada y no estar impresentable. Bajé las escaleras y no use el ascensor para que nadie se cruzara conmigo. Salí bien oculta y me deslicé imperceptible y sigilosa hasta la plaza. El espectacular jaguar negro de Max ya estaba ahí, esperándome.
Él estaba afuera, mirándome caminar, parado casi como modelo y apoyado de forma sexy contra el auto. No le dirigí la mirada y me metí e el auto. Lo observé darle la vuelta al coche y entrar al asiento del conductor. En cuanto estuvimos cubiertos me miró con los labios un tanto apretados y señaló con el mentón mi bufanda, que cubría la mitad de mi rostro. Suspiré y la retiré con cuidado. Miró horrorizado mi labio y lo tocó con los dedos, casi no sentía su tacto pues me tocaba con demasiada delicadeza.
Gruño lleno de ira y tomo mi mentón con su mano, jamás me esperé que uniera su frene con la mía, pero así fue.
- Juro, por dios y la virgen, que si me llego a cruzar a quien te hizo eso lo mato… lo mato.
Cerré mis ojos y permanecí muy quieta hasta que considere prudente hablar.
- Hoy Gabriel, Jessika esteban y yo fuimos al rincón a hablar de todo un poco… pensé que acercándome más a ellos podría sonsacarles algo… ehmm… en un momento esteban me acorralo contra la pared y me besó… me di cuenta que quedaba muy mal si me negaba entonces le seguí la corriente un momento más y lo alejé… antes de que pudiera sacármelo de arriba me mordió… - todo lo dije lentamente y con los ojos cerrados, para que lo asimilara con más facilidad.
Respiró hondo, calmándose.
- Entiendo… - dijo – pero tu también entiendes que no soporto ver como otro te lastima? Cuando yo estoy siempre para cuidarte? Además, que clase de bestia no entiende como mordisquear bien en un beso?! Mi amor… yo no te hubiera lastimado así…
- Lo sé max, lo sé… - le acepté eso era verdad. – la verdad pensé que no ibas a perdonarme cuando lo supieras…
Sus suave risa lleno mis oídos.
- Que malas ideas tienes de mi nena… voy a tener que reformateártelas todas…
- Hazlo por favor que no me quiero sentir tan culpable nunca más…
- Mjm… como digas generala… ahora dame un beso… - me pidió con voz melosa, una voz a la cual no pude negarme.
Sus labios besaron los míos con cuidado, queriendo impedir que me doliera mi labio mal mordido. El frío de su piel me calmaba. Fue un leve segundo, se alejó para prestar atención al volante y encender el auto. El jaguar xf ronroneó con elegancia y Max complacido felicito al auto como siempre hacía:
- Eso es mi tigresa… - susurró con cariño mientras esbozaba una sonrisa acariciaba el volante. –nunca me fallas…
Lo quedé mirando, él amaba más a su auto que a su propia vida.
- Qué? – preguntó un tanto a la defensiva – tigresa es uno de mis 2 amores… así que no te metas con ella!
- Claro max… pero es raro que la quieras más que a mi.
- Pfff… las quiero por igual – se puso en marcha y avanzamos las cuadras mientras hablábamos – son mis 2 amores: la sumisa elegante y la terca rebelde… perfectas, una para cada ocasión, además de esos no son celosas entre ellas…
Reí de su grácil inmadurez y mire por la ventanilla mientras me acomodaba mejor en el fino asiento de cuero negro. No tardamos mucho en llegar a la casa, Máximo dejó el auto afuera para llevarme luego a casa y con el dedo acarició sus finas líneas, era un completo obsesionado con “Su Tigresa”.
- Ya le avisé a jean que venías… pero aún así, quiero que sepas que él no está acostumbrado a estar tan cerca de los humanos sin alimentarse de ellos. Así que espero comprendas que te pida que te mantengas un tanto alejada de él. – explicó mientras abría la puerta para que pasáramos.
- Entiendo… pero no es que tengo un olor distinto por ser media sa… - me tapo la boca y me hizo un gesto para que me callara.
- Recuerda que no lo saben, ni pueden saberlo… y no, el olor no tiene nada que ver.
Hice la mímica de cerrar mis labios con un cierre y le guiñe un ojo de forma cómplice. Sonrió negando con la cabeza y pasó hacia adentro de la casa. Yo pasé luego, por alguna razón me pareció estar cubierta por su espalda, como si me protegiera de algo que estaba delante de él. Las llaves de la casa y del jaguar colgaban de sus dedos, las tomé entre mis manos con cuidado. Él en reacción miró sobre su hombro y me sonrió.
Estábamos en el hall de entrada, lo identificaba por el pequeño bonsái que se ubicaba sobre una mesa ratonera lustrosa y oscura cerca de la puerta.
- Jean, she is camila – hablaba ingles con gran rapidés, parecía que en él se concentraran todas las virtudes… - and she’s my girl, you understand that? Well… so keep the secret or i will tell some things to cesar about her dauther…
- Ok, ok… you’re a fucker-face, you know that? – identifiqué el acento francés de Jean, parecía un tanto divertido.
- Yes, i know that, just kiss my ass – le objeto mi nene y luego sonrió. Y se hizo a un lado para que pudiera ver con claridad.
Jean era realmente lindo, lo había visto de lejos, pero no de cerca. Su pelo era color caoba oscuro, como el de Max, pero corto y un tanto más opaco, no tenía el aspecto sedoso y brillante que tenía el de mi nene. Tenía un poco de barbita de algo así como 3 días, bien sexy y sus labios eran carnosos, aunque bien proporcionados. Llevaba una simple remera veraniega color morado y encima una camisa a rayas negra y blanca. Se acercó con pasos inseguros hacia mi.
Máximo le enseño los dientes y apoyo su mano en mi hombro, remarcando de alguna forma que yo no era comida. Jean me miró un poco decepcionado y abandono la idea de saludarme tan cerca, solo levantó la mano y susurró de forma que yo pudiera oírlo:
- Hi… i… i’m Jean, but if you talk french i will thank you.
- No… i don’t know how to speak french… sorry. – me excusé, el ingles no era mi fuerte, pero podía defenderme.
Miré hacia todos lados, ni rastro de juli. Miré a max a los ojos y tomé su mano para entrelazar mis dedos con los suyos.
- Y Juli? – pregunté mirándolo.
- Mia fleur de glace? – preguntó Jean, no entendía lo que decía cuando hablaba en francés.
- Ahh… que pesado que está con eso… - masculló Máximo rodando los ojos – Jean le dice a Julieta: “Mia fleur de glace”, lo que en el castellano normal es “mi flor de hielo”
- Y eso supuestamente es romántico? Porque yo juro que te mato si me dices algo así…
- En teoría si lo es… - explicó – en nuestro mundo cosas así son muy dulces…
Jean salió de la habitación y nos dejó solos. Nos miramos y lo seguimos, porque deducimos con demasiada rapidez que se dirigía donde Julieta.
- Verás, entre los vampiros, decirse “hola bombón” está bastante mal visto porque la comida nos intoxica. – contó mientras caminábamos por los pasillos – en cambio, cosas como… “te quiero más que a la sangre tibia” o “estás más fuerte que la 0RH-“ y “sos más fría que el hielo” están bastante bien vistas…
- Definitivamente no los entiendo… a mi no me gustaría que me dijeran que soy fría…
- Si, a mi tampoco me gusta… es horrible que las personas se ericen cuando me tocan… pero en nuestra cultura está muy bien visto… cuanto más frió, más puro, más salvaje, más vampiro.
- Entiendo… igual me parece mal que se júsguen por la temperatura de su piel… - dije caminando tomada de su mano.
- Si… pero viste como es… nada es como debe ser en esta vida.
- Hey! Que pesimista! – le reproché empujándolo con suavidad.
Nos esperaba una linda tarde, bueno, eso pensaba hasta que me encontré recostada en la cama de max, con él a mi lado y Julieta y Jean atravesados sobre nosotros. Nos habíamos tirado a ver una película los 4 y los 2 tortolos rápidamente ocuparon casi toda la cama. Esa vez tocó ver El Rey León. Máximo y yo amábamos esa pelicula, nos acurrucamos para mirarla, pero básicamente no pudimos ver nada porque Jean y Julieta, los 2 J, empezaron a reírse y a besarse apasionadamente en el medio de la película. Al final, Max termino por sacarlos a empujones del cuarto.
- Solos… - masculló acostándose a mi lado – por fin!
- Déjalos pobres! Él se va hoy…
- Si… pero igual… Con El Rey León no se jode!
Se rió levemente y luego levantó el acolchado y las sabanas y me tapó con cuidado. Me sentía muy cómoda y a gusto, como si esa fuera mi propia cama y hubiera dormido ahí cada día de mi vida. Él se acomodó bien tapadito a mi lado y me quedó mirando durante unos minutos.
- Qué? – pregunté girándome levemente hacia su lado.
- Qué de qué? – objetó mirándome
- Qué por qué me miras? – expliqué.
- Porque me gustas… - respondió con simplicidad. – además… te ves tan natural…
- Uf… por favor no empieces a filosofar Max…