Gee♥ // Bren♥ // Max♥ // Add♥
viernes, 24 de diciembre de 2010
Cap: Harder Than You Know
AQUI LES DEJO EL CAPI! ^^ DISFRUTENLOOO :D
chicas! la cancion que lleva el titulo del cap es la primera ren el mixppod rojo con las calaberitas :D
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Intenté no pensar en el diluvio de lagrimas que estaban a pocas horas de distancia, intenté centrarme en mis deberes y tragarme las lagrimas por unas horas más… solo unas horas más. Me incliné y cambié la canción que se predisponía a reproducirse: Harder than you know, una canción de amor que me hacía llorar de forma calamitosa… como toda las canciones de amor.
- Now loving you is harder than you know… - canturré poniendo los ojos en blanco y cuando empezó a sonar “Before I Forget” continué con mis deberes.
A la media hora llegó benjamín y me ayudó a terminar los deberes. Nos quedamos conversando de la vida y de todo un poco hasta entrada la noche, en conclusión, ese día no hicimos nada.
- Por suerte que hoy no hicimos nada… - comentó antes de irse. – estoy cansado…
- Si, yo también… la verdad me divertí benja – comenté con una sonrisa forzada; cuando caía el sol me costaba mucho más mantener la alegría de mi rostro
- Yo también… - sonrió y despeinó mi cabello con expresión divertida – eres como la hermanita que nunca tuve sabías?
- Gracias bro – dije abrazandolo lo más fuerte que pude.
- De nada sis – agregó correspondiéndome el abrazo – bueno… debo irme, tu madre está por llegar y ella no sabe que existo… además le dije a Sam que me pasar a buscar como a las 9 y son las 9:15…
- Hasta mañana benja. Ya ve bro… sam te espera para saltar
Lo acompañé hasta la puerta y volví a mi cuarto a tirarme sobre la cama y escuchar música sin parar. Empecé con Three Days Grace, seguí con Escape the fate y proseguí con Bullet for my valentine. Paré antes de llegar a Cannibal Corpse porque ese día en especifico tenía unas especiales ganas de suicidarme… Cannibal corpse era una banda de metal, y el metal no me ponía triste… necesitaba dolor.
Apagué el ares y agarré el MP4 donde busqué la lista de reproducción que oía para deprimirme: una mezla de canciones de amor de mis bandas favoritas, esas voces que expresaban dolor y que solo lograban que quisiera cortarme las venas… pero no podía suicidarme. No podía. No debía. A pesar de todo mi dolor, a pesar de que nadie lo comprendiera por completo, sabía que varios sufrirían si moría, sabía que aún tenía demasiadas cosas por hacer… yo no podía morir.
Me ahogué en dolor hasta entrada la madrugada. Mis ojos dolían demasiado como para parpadear y estaban tan hinchados que latían como si fueran a explotar. Intenté acompasar la respiración un tanto porque mis jadeos no me permitían respirar bien y me estaba ahogando de verdad. Despegué la cara de la almohada y me saqué el pelo húmedo de lagrimas del rostro… esa sería otra noche particularmente larga.
De puro gusto y para seguir sufriendo puse en reproducción la canción esa que me daba dolor… tanto dolor… Harder Than You Know… recordé que esa misma tarde la había evitado y sonreí algo psicópata al darme cuanta de que tenía toda la madrugada por delante… podría escucharla cientos de veces y podría desear morir muchas veces más…
- Baby, don’t talk to me… i’m trying to let go… now loving you is harder than you know – canté entre susurros mientras lloraba con más intensidad y pensaba en el significado de esas palabras… “ …nene, no hables conmigo, estoy tratando de dejarte ir, ahora amarte es mas difícil de lo que crees…”
- Es más difícil de lo que crees max… - susurré como si pudiera escucharme – amarte y dejarte ir es mucho más difícil de lo que crees… te amo mi amor.
Dichas estas últimas palabras cerré los ojos y programé el MP4 para que repitiera “Harder than You Know” indefinidas veces… no quería escuchar otra cosa, no lo deseaba.
Me desperté cantando a las 5:45 de la mañana, una hora antes de que sonara el despertador. Calculé que habría dormido 3 horas, pero mas que sueño sentía dolor en los ojos enrojecidos. Me levanté y me dirigí casi como sonámbula al baño, donde llené el lavamanos con agua helada y sumegí la cara conteniendo la respiración.
El frío pincho mi rostro como si fuera pequeñas agujitas. En cuanto se me acabo el aire saqué la cara del agua y me la sequé con una toalla. Miré mi rostro frente al espejo: el agua fría había desimfalamado un poco mis ojos, a no estaban tan rojos, pero si parecían cansados. Mis ojeras se habían agrandado y oscurecido deliberadamente.
Suspiré y volví al cuarto a agarrar lo que siempre usaba para tapar las ojeras y volví al baño. Primero apliqué iluminador del tono de mi piel, después sombra violeta porque convinaba con mi ropa y delineador negro arriba y abajo. Me organicé el pelo y procedía a vestirme. Me puse una polera violeta y una campera rayada arriba y abajo me embutí los chupines que había usado el día anterior y los botines rayados azul oscuro.
Puse todas las cosas en la mochila y me dirigí a la cocina a desayunar. Me conformé con un vaso de leche fría… no tenía hambre, nunca tenía hambre. Cuando me fui eran las 7 de la mañana, aún tenía media hora por delante para hacer lo que quisiera, pero no me iba a quedar en mi casa… no, de ninguna forma.
Salí sin hacer ruido porque mamá estaba durmiendo y no quería despertarla. Me subí al ascensor pensando que haría media hora en la calle , en otros tiempos hubiera llamado a Max para que viniera a buscarme, pero en ese momento no podía hacerlo.
En cuanto pisé la calle y el viento frío choco con mi rostro detecté un olor diferente… cerca de donde me encontraba algo había pasado… podía oler sangre en el aire… ya que no tenía nada que hacer, me dediqué a perseguír ese olor.
El aroma me llevó 5 cuadras en dirección contraria al liceo, doblé una esquina y me encontré en un callejón largo con una pequeña abertura al final. Las paredes mohosas tenían un olor pútrido que disimulaba en algo el fuerte efluvio a sangre fresca. Caminé en silencio y preparada a salir corriendo, no sabía que podría encontrarme del otro lado del pequeño agujero. Mientras me acercaba veía algunas gotas de sangre fresca en el suelo y algunos arañazos en el cemento… detrás del agujero no iba a encontrarme con un vampiro… no, era otra cosa.
Inspiré lo más silenciosamente que pude para detectar olores… ese olor, pensé entreabriendo la boca sin darme verdadera cuenta, mis colmillos descendieron a su estado “natural” y reacomodé la mandibula a gran velocidad. Mis sentidos se agudizaron sensiblemente en cuestión de segundos y fui capas de sentir el sonido de carne desgarrándose y de una respiración gutural y animal… me pregunté nerviosa porque mi cuerpo reaccionaba así frente a lo que sea que estuviera del otro lado del agujero.
Algo me decía que no avanzara, pero aún así lo hice, no podía quedarme con la duda. Cuando estuve a pocos centímetros del agujero me quedé quieta, dentro del agujero estaba muy oscuro, por lo que solo asomé la cabeza…
Mis ojos al contacto con la oscuridad brillaron y pude ver con claridad lo que sucedía ahí adentro: un cuerpo humano a medio comer y una bestia con forma de animal… tenía cuatro patas y mucho pelo… parecía un.. perro? No, no… era diferente, las patas trazeras eran más largas que las delanteras, pero las 2 eran finas y musculosas. El pelaje enmarañado era color grisáceo oscuro. Tenía una forma algo estilizada, casi podía decirse escuálida y un oscico largo negro y prominente, plagado de dientes afilados y blancos.
Contuve la respiración del asco y me paralicé cuando el cuadrúpedo ese me quedó mirando con sus ojos ardidos negros llenos de furia. Rugió y algunas gotas de sus babas chocaron contra mi rostro, casi vomito, su olor a podrido era insoportable. Reaccioné un segundo después, me tiré hacia atrás y comencé a correr. Había avanzado solo 3 metros cuando las garras del bicho ese se cerraron en torno a mi tobillo, tumbándome en el suelo.
El cuadrúpedo saltó sobre mi con sus zarpas prestas a arrancarme la cara , pero giré sobre mi misma y lo evité por poco, me paré de un salto y comencé a correr otra vez con la esperanza de salvarme. Corría a toda velocidad, mucho más rápido que un humano, casi como un vampiro.
Una de las zarpas del animal me golpeó el costado izquierdo y volé contra una de las paredes mohosas. Al caer al suelo caí sobre una vieja placa de vidrio que se rompió en mil pedasos bajo mi peso, clavándose en distintas partes de mi cuerpo, incluyendo mi cara…
- Ahh… - gemí sin poder respirar bien, sentía un dolor insoportable por todo el cuerpo.
El oscico de la bestia me giró poniéndome boca arriba. Lo vi de frente, su cara de animal toda manchada de sangre, su boca entreabierta gruñéndome y sus babas malolientes cayendo sobre mi pecho. Lo miré sin saber que hacer… como podría salvarme de esa? Como podría impedir que me comiera allí mismo?
El animal rugió contra mi rostro y se retiró unos centímetros para morder mi cara. Metí antebrazo, no me arruinaría la cara por nada del mundo. Sus caninos y dientes se clavaron en mi antebrazo y grité, grité por el dolor que eso me causó. No aguantaría much más, lo sabía. Antes de perecer ante el dolor jugué mi última carta, una que jamás había intentado: probé controlar su mente.
Busqué con desesperación el punto conciente de sus ojos y luego de varios segundos pude encontrarlo. Me metí en su cabeza y el esfuerzo hizo que me latieran las sienes. Era difícil dominar al instinto de esa bestia con la poca conciencia que poseía la misma, pero por lo menos podía evitar que me mordiera.
Los primeros rayos de sol chocaron contra mis ojos y perdí la concentración, haciéndome romper el contacto visual y de esa forma la cadena que unía mi mente con la mente de la bestia. Rugió de forma audible y… todo pasó tan rápido… estaba tan cegada por el sol que apenas podía enfocar, vi de soslayo como la bestia se alejaba de mi y se retorcía con violencia. De pronto vi apenas un hombre con el torso desnudo y luego nada…
Me quedé quieta por un minuto más y luego descidí moverme un poco. Me dolió de forma estrepitosa y horrorosa hacer movimientos, pero aún así me forcé a hacerlo. Me senté en el suelo y luego me arrastre hasta estar a la sombra.
Por primera vez miré mi mano izquierda, la palma estaba atravezada por un vidrió sucio y todo manchado de sangre, sabía que tendría que sacarlo de ahí, pero no me animé a hacerlo, tendría que llamar a una ambulancia pronto, no sabía el estado de mis heridas.
De repente mi palma comenzó a doler hasta el punto de hacerme gritar. El dolor comenzó en mi mano y se desplazó por mi cara y distintos puntos de mi cuerpo. Me forcé a no chillar y tumbarme en el suelo mientras veía con horror como pedazos de vidrio de diferentes tamaños caían al piso desde mi cuerpo. Vi como el trozo que atravesaba mi palma se desplazaba por si solo a un lado, retirándose de mi carne sin que tuviera que tocarla. Dolía, dolía mucho… el vidrio tardó casi un minuto en retirarse por si solo por completo de mi carne y caer al suelo. En cuanto salió de mi, no sentí mas dolor en la palma, solo un cosquilleo y nada más. Miré mi mano y noté sorprendiéndome que no tenía nada… no tenía una herida abierta, solo una línea rosada y mucha sangre.
“la piel de los vampiros se regenera más rápido que la de los humanos” eso había dicho máx una vez y yo sabía que era verdad… más de una vez me había lastimado y sanado a extrema velocidad, pero eso era insolito… mi carne al regenerarse explulsaba el cuerpo extraño incrustado en ella… era asqueroso, doloroso, y fascinante.
Registré el resto de mi cuerpo y mis heridas ya habían sanado, solo quedaban las manchas de sangre… las cuales eran muchas y no podría disimularlas, tendría que volver a casa. Me levanté y me sacudí un poco para luego ver la hora: 7:20.
- La puta madre! – exclamé dándome cuanta de que para esa hora mi madre ya estaba levantada y tendría que esperar a las 9 para que se fuera y no me viera chorreando sangre. – y ahora que hago? – me puse a pensar con desesperación, pero no encontraba nada de nada… tendría que esperar - maldita sea! A menos que…
Con resignación recurrí a mi última esperanza: Julieta. Disqué su numero y esperé… me pregunté al sentir la respuesta que me dieron el porque de que Julieta nunca respondiera su teléfono y siempre fuera Max.
- Hola cami… - dijo con tono dudoso – estás… bien?
- Ehm.. si –me apresuré a responder, lo que menos deseaba era que justamente Máximo se enterara de lo que había sucedido. – me pasas con Julieta porfis?
- Se está vistiendo… le dejo algo dicho?
Fuck! Maldita maldita suerteee!
- Eh… no, no es nada importante… - respondí y me quedé callada.
- Ah… bueno, te puedo ayudar en algo? – insinuó como adivinando que las cosas no estaban normales.
- No, no te compliques. Solo dile a Julieta lo más pronto posible que me llame antes de salir para el liceo, pero que me llame al celular.
- No estás en tu casa? – preguntó extrañado y elevando el tono – camila que pasó? Sabes que cuentas conmigo siempre, que paso?!
Corté. No aguantaría la cadena interminable de preguntas de Max. Me paré y descidí que no estaba segura en ese callejón, el animal extraño ese podría volver… pero era un animal? Si yo estoy segura de que vi un hombre cuando la bestia desapareció?
Me quedé pensando en esas cosas cuando comencé a trepar por la pared mohosa. Eran algo así como 2 pisos lo que trepé antes de lograr alcanzar la azotea de la casa. Había ropa tendida… ropa de mi tamaño. Lo que me asaltó una idea a la cabeza…
Descolgué lo que me servía: una camisa blanca entallada y unos jeans que me quedaban un poquito flojos. No lo dudé, me quité la ropa manchada y me puse esa que había encontrado. De mi ropa solo me volví a poner los botines y el cinto, el resto lo guardé prolijamente guardado en mi mochila, lo lavaría en cuanto llegara a mi casa en la tarde. Mi reflejé en un vidrio que había en la azotea para organizarme un poco el pelo. Todavía tenia la cara y las manos manchadas de sangre… no podía entrar así al liceo, debía encontrar una forma de limpiarme…
Recordé que en la noche anterior había llovido, por lo que con suerte encontraría algún lugar donde se hubiera acumulado un poco de agua de lluvia… en esa azotea no había, por lo que salté a la azotea contigua y luego la otra y así sucesivamente hasta que encontré en una depresión del techo un charco de agua…
El charco tenía un poco de tierra y estaba algo sucia el agua, pero a situaciones desesperadas, medidas desesperadas. Hice tripas coazón y me limpié el rostro en esa agua insalubre. Impié mis manos y el antebrazo. Me percaté de que en él habían quedado las marcas de la dentadura del animal…
Esperó que se borren como las otras,pensé sin tener demasiadas esperanzas antes de girar sobre mis talónes y dirigirme al liceo. Sería un día exactamente igual a la noche anterior: LARGO.
jueves, 23 de diciembre de 2010
...Contuve la respiración del asco y me paralicé cuando el cuadrúpedo ese me quedó mirando con sus ojos ardidos negros llenos de furia. Rugió y algunas gotas de sus babas chocaron contra mi rostro, casi vomito, su olor a podrido era insoportable. Reaccioné un segundo después, me tiré hacia atrás y comencé a correr. Había avanzado solo 3 metros cuando las garras del bicho ese se cerraron en torno a mi tobillo, tumbándome en el suelo...
(...)
jueves, 16 de diciembre de 2010
Cap. La Ascecina y el Cazador
- Camila… no estás entendiendo nada. – afirmó Benja quitando de mis manos los papeles….
Desde cuando tengo papeles en la mano?, pensé frunciendo el ceño. Tardé unos segundos comprender que estaba repasando la vida de Gabriel cuando de pronto me puse a volar por mi mundo ageno a la realidad.
- Eh? No… - negué mirándolo sin poder enfocar la atención en él.
- Porqué no duermes? Cada día estás peor camila… me preocupas. – dijo con tono preocupado.
- No… - negué con un tono que pretendía ser rotundo, pero no me salió – si me acuesto es solo para llorar, ya tengo suficiente con llorar toda la noche, no quiero llorar de día también.
- Camila, en serio te lo digo… te has convertido en un espectro! No… peor, en una vampireza… y no de las sanas, si no de las enfermas…
- No me llames así! – exigí recostándome contra el respaldo de la silla
- Sabes que es verdad Camila! – me gritó intentando hacerme reaccionar – ya no tienes energía! Ya no comes tanto como antes, es cierto… pero yo sé y en el fondo tu también sabes que estás tan deteriorada porque ya no bebes!
- Si bebo! – le objeté intentando recordar cuando había sido la última vez… no… no lo recordaba.
- Cuando?! A ver dime cuando fue la última vez?!
Me quedé callada con la cabeza gacha mientras unas lágrimas de impotencia brotaban de mis ojos y rodaban por mi cara, llevándose consigo el delineador, y la sombra.
- Camii… - su tono se suavizó sensiblemente y acercó su silla más a la mía . sus manos tomaron las mías y agachó su cabeza para mirar mi rostro – camii eres mi mejor amiga… no me gusta nada verte así… los 2 sabemos lo que tienes que hacer… por favor, hazlo. Yo te ayudaré.
- No quiero ser una ascecina – lloriquié ahogándome en mis propias lagrimas – prefiero morir antes…
- Pero no entiendes que ya te estas muriendo?! – exclamó obligándome a verlo a la cara – ey! Donde quedó la vieja camila?! Donde está esa chica que tenía los colmillos siempre listos para defenderse?!
Lo miré secándome las lágrimas y tragué saliva antes de poder contestarle:
- La mataron… - susurré mirándolo – y no creo que puedas hacerla volver por el momento.
Me levanté de la mesa y comencé a caminar a la puerta de calle, necesitaba estar sola, caminar. Sentí como mi energiía se reducia a nada, mis piernas se balanceaban a los lados y perdía el equilibrio mientras la conciencia se me iba… agradecí estar inconciente cuando caí al suelo y me golpee el mentón contra la punta de la repisa. Por el mismo golpe recobré la conciencia por unos segundos… vi unos botines acercarse y volví a cerrar los ojos… deseaba no poder despertar...
Recobré la conciencia porque ese olor cautivante me llamó demasiado la atención… lo conocía tan bien que desde siempre me había puesto alerta. Estaba alucinando o ese era el aroma delicioso de Máximo? Respiré ondo antes de abrir los ojos, definitivamente era su aroma.
Abrí los ojos y lo vi… me miraba con preocupación. Había ojeras verdosas debajo de sus ojos y su pelo también había perdido algo de brillo. Estabamos dentro de su auto, en el asiento de atrás. Él sentado y yo en su falda recostada en su pecho. Me estrechaba con cuidado, como si me fuera a romper.
- Camii… - dijo mirándome con el ceño fruncido – que te pasa? Por qué nadie me avisó que estabas tan mal?! – fue curioso, la primera pregunta era en tono dulce e iba directa para mi, pero la segunda pregunta fue en tono agresivo, lo estaba exigiendo… pero era para otra persona, había alguien más en el auto…
- No creí que llegara a tanto – se excuso la conocida voz de Benjamín.
- Esa niña está desnutrida – comentó otra voz, creí la de Samuel, el saltador.
- Max… - susurré sin fuerza – donde estamos?
- Vamos de caza – explicó con tono sereno – tu cuerpo se deteriora porque no estás alimentando a ese lado vampiro que tienes. Aunque no lo aceptes la sangre es necesaria.
- No… - negué e intenté zafarme de sus brazos, pero eso solo hizo que callera en la inconciencia otra vez.
Escuchaba voces lejanas… no las sentía con claridad… para nada claras.
Hablaban de sangre, de humanos, de exprimir… se estarían alimentando seguramente, por lo que deduje que eran Benjamin, Sam y Max. Abrí los ojos una vez más y noté que seguía estando en el auto, pero esta vez estaba sola. Tomé fuerza y me bajé. Me sorprendió notar que estabamos en una azotea bastante grande. Era de noche, en una de las esquinas de la azotea, la más oscura, había 4 cuerpos apilados prolijamente. Sam los estaba acomodando con cuidado mientras benjamín se limpiaba la boca con la manga de su campera y se arreglaba la ropa. Máx mientras tanto se relamía los dedos… unos dedos tenídos del rojo de la sangre humana.
En cuanto me vió dejó de relamerse y se limpió en la ropa algo avergonzado. Yo negué con la cabeza de forma sarcástica y me acerqué a él… lo necesitaba, demasiado. Sus manos tomaron mi rostro y me miró profundamente… ciertamente no me interesaba que fuera un ascecino, no me interesaba que sus manos estuvieran manchadas por la sangre de otros, lo amaba y nada de eso me importaba.
- Te amo… - susurró mirándome a los ojos con tanta ternura.
- Y yo también te amo tanto max… - respondí parándome de puntillas para que mis labios estuvieran más cerca de los suyos.
Nos besamos con ternura, fue un beso corto, pero estaba cargado de todo lo que sentíamos el uno por el otro.
- Esas botellas son para ti – me indicó mi ex con la mano – casi 5 litros de 0RH-
Se me hizo agua la boca al instante y no pude evitar el acto reflejo de adelantarme 2 pasos. Miré a max avergonzada y me adelanté conteniendo mis impulsos y abrí la primer botella… olor a limón… excicito. No lo dudé me llevé el pico de la botella a los labios y comencé a beber con desesperación. De pronto me había despertado esa necesidad que con el correr del tiempo y de mi propia tristeza había sepultado… estaba renanciendo de nuevo ese habito asqueroso que me mantenía viva.
Noté con asco como parte de la fuerza que había perdido volvía a mi cuerpo con lentitud,,, y luego de 5 munutos pasé a la segunda botella. No me costó mucho terminar con todo lo que quedaba. Descubrí que los 3 vampiros me miraban interesados. Intercambíé miradas con benjamín antes de relamerme los labios, teñidos de un rojo sangre que de seguro, convinada con mis ojeras y mi piel pálida, estaría pareciéndome a una muerta, un espectro oscuro, la sombra de lo que fui antes.
- Ya muévanse – dijo Máximo cargando uno de los cuerpos en su espalda – la noche es corta y tenemos demasiadas cosas que hacer
- Sip… demasiado corta – susurró sam cargando al cuerpo de apariencia más pesada sobre su hombro.
- Camii te toca llevar a esa de ahí – señaló benja cargando a su espalda al penúltimo cuerpo – es la más liviana.
- Apúrense! – exclamó Max que ya había saltado de la azotea y nos esperaba en el callejón.
Me levanté del suelo y pensé como haría para cargar con más de 56 kilos sobre mi espalda. No encontraba una forma para cargarla y saltar 3 pisos desde la azotea al suelo.
- Camii, proba sacar los colmillos… eso puede darte más fuerza. – me recomendó benjamín y luego saltó de la azotea al piso.
Me acerqué al cuerpo sin pensar demasiado en lo que iba a hacer, miré a la pobre mujer que estaba muerta… pelo color rojo anaranjado enmarcaba un rostro pálido y delicado lleno de pequeñas pecas, tenía aspecto tierno y dulce… no tendría más de 20 años… me dio pena por ella, pensé por un segundo que en otras circunstancias, podría haberme pasado lo mismo que a ella y tragué saliva de puro nervio.
“a mi los vampiros me protegen…, pensé con la mente demasiado fría. Pero la única razón de que lo hagan es porque soy una de ellos… otra ascecina en progreso”
Apreté los labios frente a ese pensamiento, era una verdad que deseaba negar y ocultar, pero como tapar esa parte de mi si cada vez que en mi nariz entraba efluvio a sangre me moría de sed? Como hacer para que nadie notara mis sanguinarias actitudes? No podía lograrlo, no podía hacerlo… y solo esto pasaba porque los colmillos y todo lo que estos significaban se habían adherido a mi persona y sabía, muy en el fondo, que jamás se separarían de mi.
Abrí la boca y reacomodé la mandibula para que los colmillos me quedaran más cómodos. Dejé que el aire entrara por mi nariz, detectando miles de olores diferentes, mientras sentía como la vitalidad comenzaba a apoderarse de mis extremidades extremadamente pálidas.
Avancé con resignación y me agaché junto a la chica pelirroja. La miré un segundo antes de cargarla a mi espalda. No me cuestioné nada ni un segundo, ni siquiera cuando flexioné las piernas para saltar de un tercer piso, ni siquiera cuando cortaba el aire en la larga caída, ni siquiera cuando sentí el duro piso contra las plantas de mis pies al aterrizar con las piernas flexionadas…
- Venimos por el auto después cierto? – preguntó benjamín acercándose a mi y tomando a la pelirroja con cuidado para que no se callera.
- Si, antes tenemos algunas cosas por resolver, primero, esconder los cuerpos – declaró Sam con los brazos cruzados – alguna sugerencia? – preguntó mirando a max con expresión dudosa.
- Por lo general incineramos los cuerpos Sam – explicó él recostándose contra la pared.
- Bueno… vayamos allá entonces.
- Hey! Por qué niegas eh? – preguntó Gastón pasando un brazo por encima de mis hombros.
- Nadaaa… ajjaja mutabaaa –deije exageradamente y él y esteban se partieron de risa, a decir verdad, no me importaba que se rieran de mi.
- Boba – susurró esteban con una deslumbradora sonrisa que personalemnte me pareció patética y me atrajó hacia él liberándome del brazo de Gasti.
Los labios de esteban besaron suavemente mi cuello descubierto. Seguía preguntándome como aguantaba el roce de su piel, pero debía hacerlo, tenía que hacerlo… en tres semanas de ese suplicio ya había conseguido que me invitara a su casa el sábado. Faltaban solo 2 días y hasta entonces tenía que ser más que complaciente. Forcé a mis brazos a rodear su cintura y atraerlo más hacia mi. fruncí los labios cuando noté que sus manos se prestaban a tomar mi rostro, no había nada que odiara más. Me aguanté y compuse una tierna sonrisa mientras acercaba mis labios a los suyos. Los aplaqué contra los míos y sentí con satisfacción como los dominaba con malicia. Me giré y lo acorralé contra la pared mientras lamía su labio inferior y luego lo mordía una vez con suavidad. Me retiré con una sonrisa maliciosa, abrazandome al torso de Gastón con una fingida inocencia.
Esteban miró a Gastón recobrando el aliento y en silencio se dio media vuelta y se fue… cuando dobló la esquina y no lo vimos más, se rompió el silencio en el que estabamos inmersos Gasti y yo.
- Esta vez si que la cagaste! – dijo él con una sonrisa – odia que le hagan eso…
- A mi me parece que le gusta… sino no hubiera puesta esa cara. – dije esbozando una pequeña sonrisa malévola.
- En serio… lo odia, aunque le gusta bastante… - reconoció frunciendo el ceñó – es bastante contradictorio la verdad.
- Creo que le gusta que lo controlen… pero no le gusta perder el control – comenté utilizando en mi beneficio todo lo que había estudiado de sus vidas – es de locos…
- Si… es algo asi. – reconoció mirando la escalera por un segundo.
- Y como van las cosas con Ana? – pregunté fingiendo verdadero interés.
- Bien… mal. – reconoció algo apesadumbrado – no se… creo que vamos en una caída sin retorno… es que la cague en serio esta vez…
- Qué le hiciste ahora eh? – pregunté apartándome un poco
- La engañe con un chica en una disco hace 2 semanas… se lo dije pensando que iba a perdonarme si se lo decía… estaba borracho, que podía hacer yo? Pero dijo que no me aguantaría ni una sola más… - la pena se clavó en su rostro y si había algo que sabía que Gastón escuchaba, eran los consejos racionales y un tanto frívolos.
- Gas… disculpa que te lo diga, - comencé haciendo una mueca dudosa – pero me parece que tienes que dejarla ir… abre los ojos, mira nuevos horizontes, tal vez y con suerte encuentres algo mejor, no sé…
- Tal vez tengas razón… pero con Ana era especial… podía confiar verdaderamente en ella – se lamentó mirando el piso y frunciendo los labios – yo conocía su vida y ella la mia… no creo que vuelva a tener algo asi otra vez…
- Para ser sincera, lo veo muy difícil, pero todo puede pasar o no? – sonreí intentando ser positiva.
Sentí unos pasos en la escalera a mi costado derecho y sentí como el brazo de Gastón me soltaba al instante. Me giré suponiendo sin equivocarme que era Ana la que bajaba. La miré con expresión monótona, pero notando el odio con el que me miraba a mi y luego el dolor con el que miraba a Gastón. En cuanto se perdió de nuestra vista, miré a Gastón con expresión seria.
- Aún me odia cierto? – pregunté recostándome en la pared.
- Demasiado.
- Y también le dolió verte conmigo
- Si… - aceptó de mala gana y agachó la cabeza – pero no es tu culpa.
Lo miré un tanto sarcástica y él se rió un poco, lo acompañe y luego seguimos hablando de tonterías y cosas hasta que a los pocos minutos volvió a aparecer esteban por el pasillo acompañado de una chica de su clase. Quería confundirlo, quería confundirlo mucho por lo que de puro gusto lo miré con ternura y dulzura, como si me estuviera muriendo por él… se detuvo un segundo cuando me vió mirándolo y luego siguió como si estuviera un tanto confundido. Entró a su clase y a los pocos segundos salió con su mochila al hombro…
ya terminó su horario de clases y se va…, pensé viendo como se acercaba.
- Te vas? – pregunté en un tono de reproche sutil, como si no hubiera planeado que me saliera así.
- Ehmm… s-si… - dijo algo extrañado.
- Bye bro… - exclamó Gastón y extendió el puño para chocarlo con Esteban, pero este ultimo no le dio importancia porque plantaba un sonoro beso en mi mejilla.
- Tengo que hablar contigo después – me dijo muy cerca de mi rostro.
- Está bien… dime cuando – susurré y besé sus labios con ternura y rápidamente para luego separarme de él y mirarlo con una pequeña sonrisa.
Me sonrió y luego se fue. Me pregunté en el momento de que podría querer hablarme, pero al principio no encontré una clara razón.
Al poco rato me fui a mi casa y en cuanto llegué me dí un baño largo antes de que llegara Benjamín. Mientras el agua caliente caía por mi cuerpo me permití pensar en Max,,, en todo lo que lo extrañaba y en todo lo que lo amaba a pesar de todo.me pregunté si me saludaría el día de mi cumpleaños, solo faltaba una semana para que tuviera 14… tan poco.
Cerré las canillas y me envolví en un toallón verde, mi favorito. Me sequé y corretee a mi habitación donde me puse un chupin rotoso muy comodo, mis botines rayados una remera de manga lara a rayas rojas y blancas horizontales. Me peiné con parsimonia y luego me senté frente a la computadora para abrir el ares, puse The Flood de Escape The Fate y saqué las cuadernolas de la mochila para comenzar a hacer mis deberes… estaba algo atrazada y antes de que llegara Benja quería empezarlos y si me alcanzaba el tiempo, terminarlos.
lunes, 13 de diciembre de 2010
Mi padre no era el tipo de padre que a cualquier hija le gustaría tener, cada vez que lo recuerdo siento un dolor y angustia en mi interior, hace un años que no se nada de el, nos dejo a mi hermano y a mi tirados en la calle, mi hermano es el único al que e querido, el es mi única familia, desde que nuestro padre nos dejo hemos estado viviendo en un apartamento y conseguimos una tienda justo debajo yo me encargaba de ella y mi hermano me ayudaba.
Hacia unas semanas un grupo de jóvenes empezaron a venir buscando a mi hermano, el no quería que nos viesen ni que hablara con ellos y yo empecé a sospechar de que esos querían algo de el.
jueves, 9 de diciembre de 2010
Famous Last Words (ultima parte)
asi que a menos que les paresca otro dia, todos los viernes publico un capitulo o, en el caso de que no pueda cumplirles, ese mismo dia les dejo un aviso para explicar el porque.
buenoo!! sin más para decir les dejo el cap! que lo disfruteeeen!
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Mis manos rebeldes corrieron a su cabeza, como dándome la respuesta a mis preguntas. Acarcié su pelo suave, sus hombros y su rostro mientras notaba como con mis caricias él se calmaba de a poco. Me dolía entender que luego de todas las cosas estúpidas que había hecho, con solo unas caricias podía hacer que me perdonara… me dolía saber que era tan importante para él, me dolía porque sabía que no podría estar para Max cuando me necesitara.
Suspiró, aún con la congoja latente en su respiración. Mi campera y polera estaban parcialmente desintegradas en mi pecho, por lo que en ese momento tenía un pronunciado escote. Seguí acariciando sus hombros en silencio mientras pensaba en como le haría para dejarlo sin causarle más dolor.
- Te amo… - susurró contra mi pecho – por qué me dejas si te amo tanto…?
- Max yo… - comencé pero no pude terminar, se me había trabado la lengua del dolor que sentía.
- No fue suficiente todo lo que hice? Quieres que me juegue más por ti…?
- No, máximo no es eso…
- Qué es entonces? – preguntó separándose y mirando mi rostro con los ojos hinchados de llorar.
- Es algo mucho mas… mucho más fuerte lo que nos separa max… no lo entenderías.
- Dimelo igual… - suplicó resguardando su cabeza en mi pecho otra vez – aceptaré lo que sea.
Sus labios besaron mi clavicula suavemente una y otra vez… como si supiera que cada una de sus caricias me desarmaba por dentro, cada beso y roce eran un eslabon más a la cadena que me unía a él.
- Desde el principio los 2 supimos que algún día esto iba a acabar… hay demasiadas cosas que nos separan corazón… - dije acariciando su pelo. – es duro, pero así será mejor.
- No… contigo no serán así las cosas, no voy a perderte… - susurró contra mi piel y me apretó más, como si de esa forma evitara que nos separaramos.
- Max… no lo hagas más difícil… - supliqué y negó con la cabeza en respuesta. – por el bien de los 2 yo no voy a volver contigo…
- Por tu bien en todo caso, porque yo estoy bien cuando tu estás en mi mundo
- Máximo… has vivido más de 2 millenios sin mi… podras seguir viviendo cuando ya no esté…
- No lo sé… no quiero… - lloriqueó contra mi pecho.
- Me duele el alma por esta descicion… pero no voy a ceder a mis palabras, esta vez no Max – mi voz sonó demasiado segura y descidida, lo que me sorprendió bastante.
Él se mantuvo en silencio, saavedor de que no me retractaría aunque me doliera. Su respiración se mantuvo tranquila, sin variaciones indeseables que denotaran su enojo o congoja. No logré imaginarme cual sería el color de sus ojos en ese momento, supuse que de un gris plomo… o un plateado, pero no podía asegurarlo.
- Así que es definitivo? – preguntó con tono calmo.
- No lo sé… espero que no, me gusta pensar que solo es una separación temporal… por lo menos hasta que las cosas se tranquilicen un poco.
- O sea que no es un ADIOS… simplemente es un HASTA LUEGO – me sorprendió que lo afirmara y no lo preguntara, parecía ser que lo dicho por él era un eco a mis pensamientos.
- Si… eso mismo.
- Ahh… - musitó y se reacomodó más. – y cuanto tiempo crees que durará esto?
- No lo sé… depende de cómo resulten las cosas, tu entiendes cierto?
- Si… - suspiró – ya no quiero hablar de estas cosas cami… hoy no es un día para dejarme.
- Lo sé, hoy es tu cumpleaños… - dije con algo de desgana, lo separo de mi para ver su rostro y mientras me fundo en sus ojos, ahora purporeos platinados susurré: feliz cumpleaños Máximo Vilumet… en verdad no sabía que regalarte que no tuvieras ya… así que pensé que apresiarias más algo que fuera especial para mi… no se si aún quieres que te de mi regalo…
Asintió con la cabeza de forma casi inconciente y se inclinó para besar mi frente. Cerré los ojos melancolica al sentir sus labios sobre mi piel, sabedora de que pasaría un tiempo considerable antes de que los sintiera otra vez. Me levanté y caminé hasta mi cuarto, a pesar de que sabía que seguramente a esa fecha estaríamos muy peleados, había preparado su regalo, lo había envuelto en un lindo papel rojo oscuro y le había puesto una moña plateada que me había parecido bastante aceptable. Su regalo lo había escondido dentro del ropero, por lo que sacarlo me costo algo, pero un unos 3 minutos ya estaba de vuelta en la entrada con max.
Me arrodillé a su lado y besé su mejilla cariñosamente, no podía evitar ser así con él, por más que supiera que en cuanto dejara mi departamento me pondría a llorar con una desesperación ascecina. Dejé el paquete sobre sus piernas y lo miré expectante.
- No es nada llamativo ni de valor… pero es importante para mi. – comenté mirando como rompía el papel cuidadosamente – quiero que lo cuides…
En cuanto vió el viejo libro (ya con las ojas amarillentas, algunas de ellas con los bordes rotos y en sus paginas varias manchas, cada una con su propia historia, algunas de chocolate, otras de tinta y creo que hasta había una de sangre seca) max sonrió, sonrió de esa forma especial que tan bien conocía.
- Robin de los Bosques – dijo mirándome sonriente – el libro de tu papá… - sus labios besaron sonoramente mi mentón – gracias… sé lo importante que es para ti.
- Pensé que te gustaría… - dije sonriendo – sé que en tus manos estará muy bien cuidado.
- Jamás le pasará nada, lo juro camila, siempre estará conmigo. – sonrió otra vez y me abrazó con naturalidad.
Máximo me soltó y se puso a pasar las delgadas y frágiles paginas. Se detuvo en una en particular y acarició con los dedos la pequeña mancha roja en el medio de la pagina.
- Huele a… de quien es este olor? – preguntó algo extrañado. – no es tuyo… no es de tu madre…
- Seguro es de papa… tal vez se lastimó mientras lo leía – comenté acercando la nariz a la hoja. – madera… pino… menta… - susurró intentando identificar el efluvio, pero es muy viejo para asegurar uno en especifico.
- Para mi que es tierra mojada… - sugirió el y siguió pasando páginas con trnquilidad. – me gusta… las páginas tienen el olor de tu piel.
Sonreí algo sonrojada y me senté con las piernas cruzadas. Disfrutaba mirarlo tan tranquilo pasando las páginas a pesar de todo, me daba una pequeña luz, una pequeña esperanza después de todo.
Pasamos el resto de la tarde sin más lagrimas ni discusiones, llegamos al común acuerdo de que nos separaríamos, pero eso sería a apartir del 4 de julio, o sea, el día siguiente. Me dejaba notoriamente más tranquila saber que terminábamos sin odios de por medio, me dolía no poder estar con él como antes estaba, me dolía pensar que ya no podríamos ser ÉL y YO, pero por otro lado me alegraba saber que el golpe no sería tan duro para ninguno de los 2.
Se fue alrededor de la media noche, puesto que cuando llegó mi madre a eso de las 22, Max se escondió en mi cuarto y yo me quedé encerrada con él, hablando bajito. En toda la tarde no nos habíamos besado en los labios ni una sola vez, supuse que era para que luego la despedida no doliera tanto, por lo que en cierta forma me alarmó cuando unos segundos antes de irse, antes de salir por la ventana, sus brazos se cerraron en torno a mi cintura y sus labios se pegaron a los míos con tanta ternura que no pude negarme a respondérselo y continuar ese beso que deseaba desde lo más profundo no tuviera final.
Nuestras lenguas se refregaron por última vez en mucho tiempo. Sus manos recorrieron mi cuerpo de arriba abajo, apretando y acariciando en el lugar indicado, como él siempre sabía. Mis labios bajaron por su cuello cuando me quedé sin aire. Lo mordí con fuerza sabedora de sus extraños gustos y después llené el lugar donde lo había mordido con besos, pequeños besitos y alguna que otra lamida. Nos besamos otra vez. Y otra. Y otra. Y otra. Y otra. Y otra. Y otra. Y otra. Y otra. Y otra. Y otra. Y otra. Y otra. Y otra. Y otra. Eran pequeños besos cortos y dulces, como negar que me costaba demasiado dejarlo irse?
- Ya ve… - lo animé sonriendo porque sus labios hacían cosquillas en mi cuello.
- No quiero…
- Pero tienes que, o mamá nos va a descubrir…
- Pero… este es el final camii… después de hoy ya no estaremos juntos, ya no podré vesarte – me besó con suavidad – ni podré quedarme horas mirándote… ya no estarán esas largas conversaciones sobre cosas tontas… ya no seremos NOSOTROS y solo estarás tu por tu lado y yo por el mio.
- Sabes que las cosas son así amor… si pudiera cambiarlas las cambiaría, pero no se puede.
Asintió con la cabeza lentamente y se dio vuelta para irse, pero se detuvo y se giró con rapides.
- Recuerda que siempre que me necesites puedes llamarme – dijo y con una media sonrisa se dispuso a saltar.
- Espera, max… - dije pero ya había saltado al vacio. – tu siempre puedes contar conmigo también! – exclamé para que me oyera y luego me dispuse a acostarme a dormir. A ahogar penas, porque en ese momento, estaba declarado, era soltera del todo otra vez.
Me puse mi pijama y me senté frente a la computadora para apagarla. Tenía el Ares abierto, mi facebook y el msn de max. Cerré todo pero dejé para último el Ares pues estaba escuchando música. Me llamó la atención que tenía 63 descargas recientes, puesto que últimamente no bajaba muchas canciones ni videos. Por esta razón me puse a investigar de que se trataban todas esas descargas… TODAS, absolutamente TODAS eran de la misma canción: FAMOUS LAST WORDS de My Chemical Romance. Me espanté al principio, pues no sabía de donde habían salido todas esas canciones. Tardé unos minutos en darme cuenta de que el único que las pudo haber bajado era Max.
El cursor se desplazó por la pantalla hasta una de las canciones y la seleccionó. A los segundos siguientes comenzó una canción en ingles…. Era rock, un genero que hasta entonces no me gustaba, pero mi estado de animo depresivo y pesimista y una secreta ira que venía guardando desde antes detonaron mi amor por el genero en todas sus extenciones, desde el metal al rock clásico y del hardcode comercial al industrial, pasando por el alternativo, el punk y el barroco, de pronto todos me gustaban… y todo era por esa canción… FAMOUS LAST WORDS.
Me olvidé de las lagrimas y de mi sueño y como una loca comencé a bajar canciones de distintas bandas conocidas: mi chemical romance, scape the fate, sistem of a down, slipknot, cannibal corpse, three days grace, panic at the disco y tantas otras que ya no recuerdo. Mientras bajaba las miles de canciones, busqué la letra de la canción que se repetía tantas veces en mi lista de reproducción, me quedé helada, me horrorice y me volví a quedar helada al ver las letras de las canciones, las leí primero en ingles (un idioma con el cual me llevaba relativamente bien) y luego en español para interpretar ciertas palabras que desconocía.
That I can’t make you stay
But where’s your heart
But where’s your heart
But where’s your...
There’s nothing I could say
To change that heart
To change that heart
To change...
Bright lights been cast a shadow
But can I speak?
Well is it hard understanding
I’m incomplete
The life that’s so demanding
I get so weak
And all their souls are burning
I can’t speak
I am not afraid to walk this world alone
Honey if you stay, I’ll be forgiving
Nothing you can say can stop me going home
My eyes are shining bright
Cause I’m out here
On the other side
Of the jet black
Broken mirror
And I’m so weak
Well is it hard understanding
I’m incomplete
And all their souls are burning
I get weak
I am not afraid to walk this world alone
Honey if you stay
I’ll be forgiven
Nothing you can say can stop me going
I am not afraid to walk this world alone
Honey if you stay
I’ll be forgiven
Nothing you can say can stop me going home
glowing bright at me
These bright lights are
glowing bright at me
I said
With words I thought I’d never speak
Awake and unfraid
Asleep or dead
[x4]
I am not afraid to walk this world alone
Honey if you stay
I'll be forgiven
Nothing you can say can stop me going home
[x3]
que no puedo hacer que te quedes
Pero donde esta tu corazon
pero donde esta tu corazon
Pero donde esta tu .
Que no hay nada que pueda decir
Para cambiar esa parte
Para cambiar esa parte
Para cambiar ..
Luces brillantes para esconder una sombra
Pero puedo hablar ?
Que esto es muy dificil de entender
Estoy imcompleto
Una vida que es tan exigente
Me debilita
Un amor tan exigente
No puedo hablar
No tengo miedo de caminar solo por este mundo
Cariño si te queda, Sere perdonado
Nada de lo que digas me impedira ir a casa
Mis ojos brillan
Porque estoy aqui fuera
En el otro lado
De un espejo negro de hotel
Y estoy tan debil
Es dificil de entender
Estoy incompleto
Un amor tan exigente
que me debilita
No tengo miedo de caminar solo por este mundo
Cariño si te quedas, seré perdonado
Nada de lo que digas me impedira volver a casa
No tengo miedo de caminar solo por este mundo
Cariño si te quedas, seré perdonado
Nada de lo que digas me impedira volver a casa
Esas luces brillantes siempre me cegaron
Yo digo
Te veo a mi lado
Con palabras que jamas crei que diria
Dormido o muerto
( Como puedo ver, te veo recostada )
(Como puedo ver, te veo recostada)
Con palabras que jamas crei que diria
(Como puedo ver, te veo recostada)
Despierto y sin miedo
(Como puedo ver, te veo recostada)
Dormido o muerto
Con palabras que jamas crei que diria
Despierto y sin miedo
Dormido o muerto
Con palabras que jamas crei que diria
Despierto y sin miedo
Dormido o muerto
Con palabras que jamas crei que diria
Despierto y sin miedo
Dormido ( o muerto )
No tengo miedo de caminar solo por este mundo
(o muerto)
Cariño si te quedas, sere perdonado
Nada de lo que digas podra impedirme ir a casa
( o muerto)
No tengo miedo de caminar solo por este mundo
(o muerto)
No tengo miedo de caminar solo por este mundo
(o muerto)
Cariño si te quedas, sere perdonado
Nada de lo que digas podra impedirme ir a casa
( o muerto)
No tengo miedo de caminar solo por este mundo
(o muerto)
Cariño si te quedas, sere perdonado
Nada de lo que digas me impedira volvr a casa
Comprendí que el único que podía ayudarme era Benjamín Dracula y que su apoyo sería indispensable, al día siguiente lo llamaría, de eso estaba segura.
Benjamín y yo estudiábamos a profundidad las vidas de los cazadores y sus familias desde hacía varias semanas. Sabíamos todo… desde como se ataban los cordones hasta el color de sus cepillos de dientes. Todos los días de tarde Benjamín venía a casa a seguir con nuestra investigación.
Las cosas con Julieta se vieron suavizadas gracias a mis explicaciones y a las de Máximo, porque max notó como me trataba Julieta y le explicó lo que había pasado, diciéndole que había sido de común acuerdo nuestra separación. De vez en cuando hablaba con max, no por teléfono, sino por chat o por mensajes de texto, estaba más que claro que los dos queríamos saber del otro, pero no queríamos comunicarnos de una forma tan directa como estar cara a cara o por teléfono, ninguno estaba preparado para sentir la voz del otro y menos vernos.
El clima había mejorado un tanto, estaba más soleado y no llovía tanto. Ya estabamos a mitad de agosto más o menos, lo que quería decir que hacía un mes y medio que no lo tenía a max… como se pasaba el tiempo… creía vivir en una noche eterna… fundida en mis tristesas sulfurantes, zasonadas con música de guitarras, bajos, baterías y más de un solo de guturales.
Estaba extenuada, mis notas en el liceo bajaban, mi cuerpo por falta de sueño estaba más débil y no podía prestar verdadera atención a las cosas. Estaba más flaca y mi piel más pálida y no tan hidratada como antes, había perdido la fuerza en mis brazos y piernas, había perdido la energía. Mi pelo ya no era suave y había perdido casi todo su brillo. Como decir que me ponía de malas mirarme al espejo y no encontrar a la misma chica que se paraba delante del mismo espejo en junio?
Mi necesidad por la sangre se había incrementado. No entendía por qué, tal vez fuera por mi estrés, o porque a esa altura mi deterioro hacía que sin maquillaje pareciera una muerta en vida: ojerosa, flacucha, pálida, sin fuerza… pero lo extraño era que cada día adquiría habitos más vampiricos. Intentaba mantener esta parte de mi vida bien oculta, incluso para Julieta y el resto de los Vilumet. Pero a quien no conseguía engañar era a Benjamín, al cual veía a diario y con el cual pasaba mucho tiempo a solas.
Me asustaba darme cuenta que las personas a mi alrededor notaban mi cambio, notaban que de a poco me iba oscureciendo de adentro hacia fuera. Mi alma ya estaba sumida en la oscuridad y eso se notaba en mi piel, en mis ojos hinchados de llanto, en mis ojeras violetas enfermisas.
martes, 30 de noviembre de 2010
viernes, 26 de noviembre de 2010
Famous Last Words (parte 4)
- Si sirve de algo… siempre estará mi hombro cuando creas que la situación pueda más que tu – dijo estrechándome contra él – somos amigos nunca lo olvides… serán meses muy difíciles camila, si no nos apoyamos, no podremos ganar la batalla…
Nos quedamos unos minutos en silencio, pensando en como hacer para encarar la vida con más facilidad, pero no encontramos forma.
- Y…? lo haremos si o no? – preguntó a los minutos, su tono era sincero y calmo.
- Si… - asentí con todo el dolor en el alma – lo intentaremos.
Me miró forzando una sonrisa y reacomodo un mechon que caía delante de mi rostro detrás de mi oreja.
- Por más que duela, los 2 sabemos que es lo mejor. – dijo mirándome a los ojos y me asusto ver toda esa sinceridad tan clara y pura – pero mientras estemos juntos en esto, ganaremos la batalla… creeme, lo sé camila… lo sé.
- Espero que tengas razón – musité dejando caer mi cabeza sobre su hombro.
- La tengo, de eso no te preocupes.
…
Con benjamín habíamos planeado cada detalle, desde el más grande al más pequeño, nada podía salir mal… bueno, si, yo podía fallar. Con miedo marqué su número, me preparaba para la pelea telefónica más horrorosa de mi existencia. Benja permanecía a mi lado sentado en la mesa de la cocina mirándome y guardando silencio. yo parada delante de él lo miraba intentado contener las lagrimas.
- Recuérdalo cami… el valor de 1 lagrima – dijo mirándome – no lo olvides nunca, es más valiosa una sola lagrima bien sufrida a miles sin sentido. Eso es lo importante.
Asentí levemente con la cabeza mientras esperaba que Máximo contestara. Cuando lo hizo, por un momento me quedé en blanco como una estúpida.
- Hola mi amor! – exclamó max con tono alegre y no pude evitar imaginarme una hermosa sonrisa cruzando su perfecto rostro
- Ho-hola… - musité nerviosa, demasiado nerviosa.
- Como estás cami? Quiero verte… puede ser hoy? – reconocía perfectamente ese tono atomico que tenía cuando estaba particularmente optimista, por lo que me daba especial pavor y asco tener que cortar su felicidad – recuerdas que mañana es mi cumpleaños verdad? Quiero que lo pases conmigo… pero no quiero que faltes al liceo tampoco por eso. En realidad si, pero no deb…
- Max, estoy b…bien – dije en tono cortante.
Se quedó callado por un momento que me pareció eterno.
- Camila que te pasa? – preguntó con tono serio.
- Nada – negué con el mismo tono, pero por dentro solo quería hablar de una forma tierna. cerré fuerte los ojos mientras continuaba – nunca me pasa nada Máximo.
- No, enserio, que te pasa camila? – su tono se puso serio, algo preocupado tal vez. – no te escucho como siempre…
- Es que hoy no es siempre. – rebatí bloqueando cada sentimiento de culpa que comenzaba a aflorar en mi.
- No entiendo… que te molesta?
- No, nunca entendes… - le lancé intentando expresar desprecio, pero no me salió bien y flaquie.
- Cami… amor no estás bien… - comentó.
- Claro, porque cuando algo no me parece bien y te lo digo, la que no está bien de la cabeza soy yo?! – exclamé mirando a benjamín mientras con ceñas le decía que no podía más con esto.
- De que me hablas? Es que estas celosa de algo…
- NO! Celosa NO! Máximo no me escuchas?! No… no me escuchas! Hace días que intento decirte esto y tu no me lo permitees! Siempre me cortas el tema y termino dejándolo pasar, pero no puedo más maldita sea! – me detuve para tomar aire y para cuidar de que no me acongojara demasiado.
- Decirme que?! – exclamó él con tono sorprendido pero exasperado a la vez. – camila de que me estás hablando?!
- LO VES?! Ves que no me prestas atención?!- puse mi mejor tono molesto – pero claro, no te interesa darme un poco de atención no? Es que obviamente…
- QUE?! - me gritó interrumpiéndome – que no te presto atención?! CAMILA, SOS MI VIDA! MIERDA! QUE TE PASA ¿!
- A mi me pasa algo si… pasa que me di cuenta de lo que está bien y de lo que está mal… y estar contigo NO ESTÁ BIEN…. No me haces bien – al decir lo último la voz se me quebró la voz sin poder evitarlo.
Los dos nos quedamos en silencio por un minuto o 2. Mientras este tiempo pasaba, Benjamín y yo nos mirábamos con caras confundidas, él por el silencio de Max y yo por lo que acababa de hacer… por dios que escena más idiota era esa! Me odiaba a mi misma por hacer esas cosas, por decir esas cosas… esas cosas que no sentía. Benja asintió con la cabeza, como diciéndome que hacía lo correcto por más que me doliera.
- Así que te hago mal…? – preguntó max con tono quebrado. – no lo sabia…
- No quiero mentirte más sobre lo que siento… - musité quebrándome yo también.
- Así que, por lo que veo, que te ame es un error cierto? – preguntó si poder ocultar su llanto.
El corazón se me quebró en pedazos al oir su voz, quería gritar y gemir del dolor que sentía por dentro, mi alma parecía estar desgarrándose lenta y tortuosamente…
- Si… todo ha sido un error… - comencé intentando controlarme – pienso que… debemos, perdón, TENEMOS que borrar todo lo que ha pasado.
- No puedo borrar todo lo que pasé contigo – dijo con tono de reproche – no quiero olvidar esa noche en averdeen, no quiero olvidar todas esas tardes en casa, no quiero olvidar el primer beso… no quiero olvidar nada! NO QUIERO OLVIDARTE CAMILA! - exclamó al final y yo me empecé a derretir mientras repensaba la idea de decirle la verdad.
- Pero debes hacerlo… es mejor así, lo sé… lo sabemos. – el “lo sabemos” iba mas por benjamín que por máximo, pero al fin y al cabo, él no lo sabía.
- No… no… sigo sin entender, o sea que no se puede hacer nada? Que no podemos luchar contra esto? O sea, que todo se termina así…? Por teléfono?!
- Si…si… si… y si. – asentí con el dolor impregnado en la voz y en cada célula – yo no lo hubiera dicho mejor.
- Jamás creía que fueras así… así de inmadura – dijo con un tono de desprecio que no comprendí y que odié… - esto no quedará así Camila… no quedará así.
Cortó. Asi como así, corto. Me dejó hablando sola, sola… sola con mi dolor, sola con mi culpa, sola en mi soledad, sola con todo el trabajo sobre la espalda… sola para llorar. Dejé caer el teléfono, pero benjamín con sus reflejos lo atrapó en el aire. Aterricé de rodillas en el suelo y un mar de lagrimas calleron por mi ropa, el suelo, mi rostro… no podía pararlas. Sentía como dentro de mi cuerpo algo se separaba, desgarrándose a pedasos y torturándome con el dolor más agudo y lento que jamás hubiera sentido, me quitaba el aire y no me permitía hablar.
Benjamín guardó silencio, no hablo en toda la tarde, solo permaneció ahí sentado en el suelo a mi lado, con su brazo izquierdo sobre mis hombros, como dándome fuerzas a seguir… a seguir con una vida que de pronto, no le encontraba ningún sentido. Pero aún así debía seguir, debía seguir por todos mis seres queridos y por Máximo también, porque esto era presisamente para cuidarlo a él, para mantenerlo vivo.
Por un segundo frené de llorar, porque recordé entonces que mi madre llegaría en algo así como una hora y mi rostro no podía ocultar el dolor que aún latía desaforado por todas mis células. Máximo me faltaba y me faltaría por un tiempo indefinido… y mi cuerpo lo penaba con un dolor insoportable…
Benjamín me ayudó a levantarme y se quedó en mi cuarto cunado entré a bañarme con agua bien caliente, con la esperanza de que eso borrara la marca de mis lagrimas y mi mueca de aflicción.
Lo recuerdo bien, cerré la ducha y me sorprendió por sobremanera darme cuenta al mirarme al espejo que tenía los ojos rojos solamente, todas las demás muecas que antes demostraban mi llanto habían desaparecido. Me vestí a toda prisa con un pijama abrigado y salí directo a mi habitación. Benjamín aún estaba ahí, con uno de mis libros entre las manos, mi libro favorito: Robin Hood.
- Me gusta este libro – comentó Benja al verme entrar.
- Es mi favorito, era de papá… - expliqué con un intento de sonrisa y comencé a cepillarme el pelo.
- Estás mejor? – preguntó sin rodeos acariciando con la mano las delgadas y amarillentas paginas del baqueteado tomo.
- no, pero no se nota lo mal que estoy… y eso es lo importante – musité desenredando uno de los incontrolables mechones.
- No siempre serán así las cosas, dentro de un tiempo las cosas estarán mas calmas y…
- Cuando será eso? – pregunté interrumpiéndolo, como siempre
- No sabría decirte, no será más de 1 año… bueno, tal vez 2, o 3… veo mucha gente entre ustedes 2 – confesó.
- Entre nosotros? – preugunté sin entender demasiado.
- Si… personas que los separan… otras que los unen… pero siempre están en el medio… - explicó con el ceño fruncido mirando el suelo.
Eso solo me deprimió más… 2 años!? No, no podría con eso… pero me callé, lloraría en las noches, cuando nada ni nadie pudiera verme.
Al día siguiente, no me podía ni levantar, toda la noche llorando apenas podía ver con claridad. Me vestí con dificultad y luego de eso me fui al liceo, otro día de mierda más… Julieta ya sabía lo que había pasado y no me hablaba, maldita sea! Creía que ella sería mi apoyo, pero no fue así… apenas sobreviví a las clases cuando el próximo golpe llegó, entré a casa pensando que ahí podría aflojar mi cara de “estoy bien, no ha pasado nada” y largarme a llorar como era debido, pero esos fuertees brazos me tomaron por los hombros y me movieron a un lado mientras con su pierna cerraba la purtade un portazo.
Miré a Max llena de miedos y lo primero que hice fue atinar a mirar el suelo, no mirarlo a los ojos o estaría perdida… ese día era 3 de julio, el día de su cumpleaños y la hora era 16:58… y estaba vivo. Lo habíamos logrado… aún se mantenía con vida, pero estaba en sumo peligro por el momento, ambos lo sabíamos.
Sentí los ojos de Max perforándome… me asustaba mirar hacia arriba, no quería ver su rostro, su hermoso rostro.
Escuché sus pasos aproximándose… si me obligaba a verlo a los ojos estaría más que perdida! Perdida del todo! Perdida en él, arruinaría el plan… me quedé muy quieta y apenas respiraba, mientras creía sentir como ese dolor que sentía desde el día anterior, desgarrante y tortuoso, latía con más fuerza dentro de mi cuerpo y avanzaba con más velocidad por mis venas…
Sus manos, una a cada lado de mi cara me agarraron e intentaron obligarme a ver hacia arriba, hacia donde él estaba.
- Por qué?! – exgigió con un tono de voz molesto, irritado.
No contesté, o iba a flaquear.
- Por qué¿! – exclamó con mas fuerza.
Guardé silencio mientras clavaba la mirada lo más lejos de su cara que pudiera. Podía sentir la creciente presión de sus manos sobre mis mejillas, dolía… pero no interesaba, no en ese momento.
- Contestame… - gimió de repente, quebrandose, dejando atrás toda actitud agresiva.
Se dejó caer al suelo de rodillas, llevándome a mi con él, tirándome al suelo sujetada por las piernas. Caí de rodillas y antes de que pudiera preeverlo su cabeza se escondió en mi pecho, ahogando el llanto que salía de sus ojos. Sus brazos me rodearon la cintura con fuerza y yo seguía sin saber que hacer. Por casi un minuto me quedé muy quieta mientras Máx desintegraba mi ropa con sus lagrimas, qué podía hacer yo? Qué podía hacer para mantener el plan pero consolarlo en este momento?
Mis manos rebeldes corrieron a su cabeza, como dándome la respuesta a mis preguntas. Acarcié su pelo suave, sus hombros y su rostro mientras notaba como con mis caricias él se calmaba de a poco. Me dolía entender que luego de todas las cosas estúpidas que había hecho, con solo unas caricias podía hacer que me perdonara… me dolía saber que era tan importante para él, me dolía porque sabía que no podría estar para Max cuando me necesitara.
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aca les dejo el caappii!! espero que les gustte :)
comenten! comenten! comenten! comenten! comenten! comenten! comenten! comenten! comenten! comenten! comenten! comenten! comenten! comenten! comenten! comenten! comenten! comenten! comenten! comenten! comenten! comenten! comenten! comenten! comenten! comenten! comenten! comenten!
viernes, 19 de noviembre de 2010
Famous Last Words (parte 3)
En 2 días días sería el cumpleaños número 2526 de Max, 3 de julio ¿qué podría regalarle? Mis
aca les dejo el capi chik@s!!! espero les gusteeee!! besooos las amooo!!
En 2 días días sería el cumpleaños número 2526 de Max, 3 de julio ¿qué podría regalarle? Mis pensamientos rondaban en eso cuando entre a la clase, como la mayoría de las veces, llegaba unos minutos tarde. Me sente al lado de Julieta y le planté un beso en la mejilla.
- Hola kmi – me saludó amigablemente
- Hola juli… y el profesor? – pregunté pensativa.
- No subió todavía – miró hacia la otra esquina de la clase, Gastón y Gabriel nos miraban de refilón, nos espiaban. – no me agrada que nos miren así… hay algo mal en esas miradas, no lo has notado?
Me acerqué más a ella y disimulé que buscaba una cuadernola debajo de mi banco mientras susurraba:
- Son cazadores… y saben lo que somos
- No creo que sepan de ti – comentó en voz baja – a veces me dan unas ganas de… de clavarles los dientes – puso cara de mala persona y me miró complice. – no te pasa?
- Si… - acepté sin mirarla para evadir su mirada – no por sed, solo por maldad.
- Lo sé… - miró por la ventana detrás de mi y asintió levemente con la cabeza.
- Que pasa? – musité mirándola a los ojos.
- William… sabe algo. – desvió la mirada disimulando – iré a ver que pasa, no comentes nada.
Se levantó y se fue, me quedé unos momentos sentada pensando… me preocupaba, qué tenía que decir will? por que tenía el extraño presentimiento de que algo iba a pasar? Miré fijamente la pared por un segundo mientras no podía evitar fruncir el ceño.
Bajé al baño pues no quería que Gaston y Gabriel me vieran con mi expresión de preocupación, no quería levantar más sospechas de las que ya había levantado, no lo deseaba para nada. Me paré frente al espejo y giré sobre mis talones por pura inersia, algo malo iba a pasar, lo presentía, lo sabia…
- Qué te pasa? – preguntó una voz conocida a mis espaldas, aunque al escucharle la sangre de mis venas dejó de moverse y sentí como mis caninos apretaban para descender. Me controlé como pude y lo miré lo más normal posible.
- Me esustaste! - Lo acusé componiendo una sonrisa
- Ja ja – asintió – lo sé lo sé.
Intenté no lanzarle a esteban una mirada de odio profundo y a medias lo logre, pero por las dudas no me atreví a mirarlo a la cara. El profesor me llamó desde la escalera y sentí que por primera vez en mi vida agradecía que un docente me nombrara. Me despedí de Esteban precariamente y subí a la clase, cuando entre Julieta estaba prolijamente sentada en su lugar, su mirada no ocultaba nada a mis ojos, algo pasaba… podía verlo en su mirar.
…
Si hasta ese momento era feliz, se me había amargado la existencia. Benjamin sentado delante de mi en el suelo de mi cocina miraba el suelo en silencio. acababa de contarme lo más horrible que jamás hubiera escuchado, lo más horrible porque sabía que Máximo saldría perjudicado.
- Me gustaría… - comenzó benja pero lo interrumpí.
- No… ni siquera digas que te gustaría hacer algo para remediarlo – objeté aguantando la angustia dentro de mi cuerpo.
- Ojala…
- Tampoco digas que te gustaría poder cambiar el destino, porque sabes que no se puede hacer.
Nos miramos por algo así como un minuto en silencio, intercambiando miradas de angustia. Como podía pasar de estar tan feliz a tan mal?! Cómo mi vida daba tantas vueltas!? Por qué a mi?!
- Entiendes que si muere el consejo tendrá que elegir nuevo presidente? – preguntó Benjamín.
- Si, lo sé… y a Max hace demasiado tiempo que quieren destituirlo, pero incluso a distancia es tan bueno en su trabajo que no lo han conseguido… pero si muere. – dije intentando omitir que me acababan de decir que en exactamente 2 días a las 13:45, Max moriría intoxicado con agua tónica.
- Pero si muere tendrán un motivo para cuestionar la vicepresidencia de Cesar y podrán pedir una votación… eres conciente de que la mayoría de los nobles están bien sobornados?
- Si, también lo sé… no entiendo como pueden estar en contra de los criterios de Vladimir. – continué luego de su interrupción – no entiendo como esos estúpidos han pasado más de 2.000 años viviendo bajo esas reglas y que ahora de repente quieran cambiar el orden de su sociedad.
- Esto ya viene desde tiempo… la diferencia es que los vampiros al vivir tanto se toman su tiempo para concretar sus planes, pero las cosas se han acelerado desde hace unos 150 años mas o menos…
Negué con la cabeza, intentando oviar el hecho de que Max iba a morir, intetnando obviar el hecho de que todo era una cuestión política. Miré el suelo por un momento mientras los 2 permaneciamos en silencio.
- Donde estaré yo cuando él… - musité pero de forma inaudible.
- En clases, no te enteraras de nada hasta que lo llames y no te conteste. – explicó sin mirarme – pero no será un accidente… no puedo ver quien es, pero alguien mezclará agua tónica en la botella de Max y… ya conoces el resto.
Me dejé caer sobre mi costado y me ovillé en el suelo. Benja me miró apenado y gateando se acercó hasta mi. sentí su mano sobre mi hombro dándome ánimos, como si fuera un ancla que me mantenía amarrada al muelle de la realidad, no permitía que me perdiera en mi imaginación, donde todo estaba bien, donde no había un futuro trágico ni alguna minima tristeza
- Kmi… no te pongas así… no todo está perdido – susurró el chico sarandeandome por el hombro – creo que podemos hacer algo para mantenerlo vivo…
Mi cuerpo se tensó, y giré la cabeza para mirarlo, algo escéptica a decir verdad, tenía muy claro que el destino no puede cambiarse y que si hacía, traía grandes desgracias… catástrofes.
- Qué podemos hacer benjamín? – pregunté algo inquieta de sus palabras,
- Podríamos impedir que el día del cumpleaños de Max sea como debería ser… - comenzó – lo fundamental, es que nadie entre ni salga de la casa de los Vilumet, en especial Max, si ese día está tan mal como para no salir de su habitación, no morirá…
- Pero para lograr que Máximo no salga de su cuarto tienes que destrozarlo por dentro… no podría tener ni un gramo de felicidad en el cuerpo…
- Claro, en teoría, mientras Max no haga nada, no morirá… - explicó Benjamín.
- Pero como pretendes que no haga nada?! Lo conoces, es un hiperactivo importante. – objeté sentándome con las piernas cruzadas. – jamás lograremos mantenerlo triste por mucho tiempo…
- Lograremos no, lograrás – corrigió con un dejo de malicia que me alarmó – él te ama a ti, eres la única que podrá mantenerlo triste…
- Notas la incoeherencia de tus palabras? – pregunté frunciendo el ceño – con más razón, él me ama, nunca se está triste al lado de la persona que uno ama…
Pensé un segundo en sus palabras y la simplicidad y crueldad de su teoría me abrumaron… era lógico y coherente, pero frío y carente de sentimientos… claro, si uno esta feliz junto a la persona que ama, cuando esa persona se aleja uno sufre… y para garantizar la vida de Max, él tenía que sufrir. Benjamín suponía que yo debía dejar a Max para asegurar su vida, pero no podía dejarlo de buenas formas, debía destratarlo… pero como hacerlo? Como tratar mal a Máximo? Como nublar todas sus caricias? Como bloquear su voz susurrante? Como haría para evitar su mirada? NO… no podría. De seguro podría explicárselo, podría decirle lo que en verdad sucedia y entonces todo estaría bien. Pero conociéndolo, Máximo jamás lo aceptaría… no aceptaría algo así.
- Yo no dije que tu estarías a su lado. – su mano en mi hombro se situó en mi mejilla – sabes que es necesario, si no fuera así… ni siquiera te lo diría.
- Lo sé, pero aún así… tu no lo entiendes – objeté mirándolo algo escéptica.
- Camila, tu bien sabes que sé perfectamente lo que es estar lejos de la persona a la que se ama…
- Pero es diferente… - volví a protestar.
- No, no lo es… - negó bajando la mirada – no tienes dea de lo que es saber desde el día en que naces la identidad del amor de tu vida… no tienes idea de lo que es amar a una persona con toda tu alma y no poder decírselo… no sabes lo que es estar sin tu gemelo.
- Como que no lo sé?! – exclamé
- Pero tu no sabes quien es él! Y el no saberlo te inmuniza de alguna forma! Pero en cambio yo… yo tengo que esperar más tiempo.
- No entiendo, porque no intercambias tu alma con Julieta de una vez? por qué permites que piense tan mal de ti? Es que no tienes ganas de mandar todo al diablo y solo… hacerla parte de ti?
- Claaaaaaro que si! Siempre… SIEMPRE… pero no puedo, es que no lo entiendes? Confio demasiado en mis visiones y no quiero arriesgar el futuro.
- Aún así… yo no podría.
- eso no lo sabes hasta que te sucede – dijo con tono sabio el chico – como sea, estamos hablando de ti y de Máximo. Lo harás?
No respondí. No quería responder, no quería tener esa asqueroza responsabilidad… no quería dejarlo ir, o mejor dicho, no quería cortar con una tijera sin filo y errumbrada esos lazos que nos mantenían unidos… no quería borrar de mi vida esos pequeños detalles que teníamos el uno con el otro.
- Debo interpretar tu silencio como un si – susurró Benjamín mirando la pared, reconocía con facilidad que cuando benja quería, podía ser de verdad insufrible.
- No…
- Lo harás.
- No… no puedo.
- Claro que si, es por su vida camila… - rebatió con habilidad.
- Lo sé… - musité ovillándome con más fuerza – pero ponte en mi lugar… no es fácil.
- Es por Max… si no hacemos esto morirá. – explicó abrazando sus rodillas – por más cruel que sea lo que te estoy pidiendo, puedes comprender que es necesario?
- Si lo sé! – chillé con una ira interna que no podía controlar de ninguna forma – pero que pretendes que haga?! Que lo haga sufrir?! LO AMO MAS QUE A NADA BENJAMÍN! – grité, pero en las ultimas palabras deje que mi tono decayera un tanto.
Me miró conservando la calma y su brazo pasó por encima de mis hombros, ya que en mis gritos me había sentado y en ese momento abrazaba mis piernas con fiereza, porque sentía unas inmensas ganas de correr y saltar por la ventana.
- Si sirve de algo… siempre estará mi hombro cuando creas que la situación pueda más que tu – dijo estrechándome contra él – somos amigos nunca lo olvides… serán meses muy difíciles camila, si no nos apoyamos, no podremos ganar la batalla…
Nos quedamos unos minutos en silencio, pensando en como hacer para encarar la vida con más facilidad, pero no encontramos forma.
- Y…? lo haremos si o no? – preguntó a los minutos, su tono era sincero y calmo.
- Si… - asentí con todo el dolor en el alma – lo intentaremos.